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¿Papa Francisco? Te lo tengo.

rxfVuinMBXgGoHk-556x313-noPad¡No ha escrito nadie sobre el Papa Francisco en Panfleto Negro!

Es verdad que aquí en PN normalmente se escribe de religión para echar tierra barata, repitiendo ortodoxamente argumentos contra la ortodoxia. Otros los usan para condimentar. El algún texto de política, de sexo, o de cultura, siempre va bien poner una referencia religiosa para terminar de condenar algo. Sin pasarse, que las especies en su justa medida.

Haré entonces una mirada rápida, suponiendo que ya sabemos los principales titulares. Como que el ahora papa Francisco, es el primero latinoamericano, pero que se le acusa de cómplice de la dictadura, que lo defiende nada menos que Adolfo Pérez Esquivel, y que Cristina Fernández dijo que nunca la había besado un papa. Se sabe también de su vida sencilla, y de como quisiera una iglesia pobre y para los pobres.

La clave estuvo en la primera intervención: llamarse obispo de Roma, hablar de camino, pedir que oraran por él. Sin olvidar el nombre elegido: Francisco.

Una cosa muy rara es que sea jesuita. No es que no haya habido religiosos como papa antes. Ha habido franciscanos, dominicos, pero no jesuitas, hasta ahora. La razón es que Ignacio, el fundador de los jesuitas, comenzó a ver que a sus compañeros querían darles trabajos importantes. Así que desde el principio se dijo que los jesuitas no debían aspirar a ser obispos, y así suele ser. De modo que un papa jesuita es casi una contradicción. Aunque claro, al ser nombrado obispo, dejo de estar dentro de los jesuitas a nivel formal.

Una de las ministerios que está realmente muy claro en el universo católicos es el del obispo. Es muy fácil: es como los apóstoles. Poco más.

Por eso sorprendió tanto que el padre Jorge se refiriera a si mismo como obispo de Roma, porque eso son en primer lugar los papas. Los que se sientan en la silla que fue de Pedro. Lo de los superpoderes y las coronas vino después. Sin embargo, en medio de todo, de Pedro se espera no que tenga razón, sino que sirva a la comunión. De hecho hay un famoso episodio en que Pablo de Tarso acusa a Pedro de comportarse ambiguamente.

Para poder ayudar en la comunión, la verdad es que es mejor un pastor, que conozca a la gente, como Francisco o Juan Pablo II, en vez de un teólogo, como Benedicto XVI. Los teólogos tienen ya las respuestas masticadas. Los pastores tienen que vivir en la práctica y mirar hacia donde ir.

La comparación entre Francisco y Juan Pablo II no es casual. Ambos venían de la periferia geográfica eclesial, caen bien a mucha gente, dicen cosas que algunos dentro y fuera de la iglesia califican como valientes y oportunas, pero son muy conservadores en otras, creando distancia con mucha gente. En los matices de esas coincidencias hay mucha chicha, claro.

Uno de los problemas de la iglesia católica actual es la selección de obispos. Por alguna razón histórica comenzaron a ser nombrados en Roma, y después simplemente siguió siendo así. En medio de toda la agenda de asegurar las fronteras, los obispos son nombrados pensando primero en su ortodoxia y su fidelidad. Como bien se sabe, el mirar un sólo atributo hace que se descuiden los demás.

La elección de los cardenales, cuya existencia no tiene ningún fundamento cristiano, es aún más clara en esa dirección. Los cardenales son un cuerpo tremendamente homogéneo en muchas cosas. Con lo cual, al haber un cónclave, hay que recordar que el papa será, casi seguro, un cardenal.

Pero, aunque no lo parezca, los cardenales, y en general todos los que tienen responsabilidades en la iglesia, son bastante menos monolíticos de lo que parecen. La razón es que la fe cristiana no tiene una sola lectura. Y todos ellos, desde los cardenales en adelante, duermen por las noches, y son más o menos auto-consistentes. Una cosa es decidir que decir, elegir que postura tener, indicar en que dirección podría irse, y otra el que estén 100% seguros de eso.

Sin esos matices no se explica que la iglesia católica se haya embarcado en la locura de la reforma en los 60s y 70s, siguiendo lo que a muchos les parecía un acto senil e irresponsable de Juan XXIII: un concilio, el vaticano II. Para tristeza de algunos, el concilio no sirvió para condenar el comunismo, sino para hacer un retorno a las fuentes: el reino de Dios, la apertura al mundo, la libertad religiosa entre otros temas. De eso venían pequeños detalles como que la misa quizás no tendría que hacerse en latín.

Los que aprobaron esas reformas fueron sobre todo obispos, formados en ideas que no decían eso, pero se dejaron convencer.

Lo dicho, la estructura mental es menos monolítica de lo que parece.

Sin embargo, también una idea puede llevar muy lejos en dirección contraria. Juan Pablo II, con toda su simpatía y su don para las masas, trato de tranquilizar las cosas después de la crisis post concilio vaticano II. Benedicto XVI, que tuvo pequeñas luces y sombras, se cerró en eso de escuchar el mundo.

Con el nombramiento de Francisco -detesto la palabra entronización, por cierto- ha pasado algo muy raro: prácticamente toda la iglesia católica ha reaccionado con alegría y esperanza. Algunos se lo pensaron unos días más, pero los sectores progresistas y populares, los más espirituales, los más metidos en la sociedad, los conservadores, han tenido palabras de esperanza ante el nuevo papa.

Y es que este papa da para todos los gustos. ¿Que se enfoque en los pobres? Lo tengo. ¿Que sea muy tradicional en temas de moral? También te lo tengo. ¿Qué se no haya metido en política como otros en Latinoamérica? Lo tengo también ¿Qué haya denunciado la injusticia en la sociedad? También te lo tengo.

Siendo más concreto, hay algunos temas en los que tengo expectativas y deseos, y otros en los que no.

En temas de moral sexual, no hay que esperar sorpresas. El papa era un cardenal, y como jesuita era, digamos, de aquellos en desacuerdo con la teología de la liberación, entre otras. Sin embargo, es posible que se tenga cierta capacidad de negociación, o de hacer nuevos balances. Hace unos meses se dijo en Roma que quizás habría que legislar el tema de las uniones homosexuales, porque era una realidad a la que había que responder, y que había situaciones humanas que atender. Esto fue hace meses, no la semana pasada. Creo que es posible un cambio de postura hacia: «Siendo que cierta gente ha decidido compartir la vida, puede ser necesario que las leyes apoyen y valoren ese compromiso». Todo eso sin llegar a decir que no hay problema con ser homosexual y simultáneamente tener vida en pareja.

Otro tema en el que podría haber movimiento es en los anticonceptivos – el aborto es completamente otra cosa. Es de hecho una de las cosas más fácil de tocar, y el mismo Benedicto XVI dijo que quizás en algunos casos estaría justificado. Aun faltaría para llegar a decir que no hay problema con que las parejas usen preservativos de barrera u hormonales. Pero puede haber movimiento, cuando además todos sabemos lo qué se dice en privado. Hay que acabar con esa doble vida.

El cambio interno que a mi realmente me interesa más es la llamada reforma de la curia, que son los órganos de gobierno de la sede papal. Parece mentira que algo tan pequeño afecte tanto, pero es así. Lo que me llena de esperanza es que Francisco diga primero que es obispo de Roma y no párroco del mundo, como llego a decirse de Juan Pablo II. Si la iglesia gana en agilidad y horizontalidad, entonces nos escucharemos mejor, y entonces podríamos tener ideas nuevas sobre como hablar de los anticonceptivos, o del tema que sea, porque se parte de la realidad que vive la gente. Quizás así podríamos hablar con mayor calma y apertura sobre los otros cientos de temas pendientes, incluyendo el celibato obligatorio, el secreto versus la transparencia, el rol de la mujer en la iglesia, y un largo etcétera.

¿Por qué me interesa tanto la curia romana? Porque es demasiado poderosa, y tanto poder produce esclerosis.

En todo caso el objetivo final no es ni la iglesia, ni la curia. Ni tampoco un asunto específico de moral.

Lo importante es que esta cosa nada monolítica que es la experiencia creyente cristiana se viva con soltura y apertura, al punto que ayude a los que andan en ese camino, a amar más, a estar mejor con los otros, a escuchar, cambiar y crecer.

Lo demás son detalles.

Es por eso que es tan importante que Francisco hablara de «camino» en su primera intervención.

El judeo-cristianismo es histórico. Hay antes, ahora, y después. No todo es lo mismo. No es una permanente repetición.

Es tan histórico que hay muchísimas formas de vivirlo y de entenderlo. Por supuesto hay tendencias sociales e históricas. Hay modas, hay resistencias, y comodidad. Pero hay también esperanza, y ganas de hacer. De algún modo estas cosas siguen ardiendo.

Se trata sobre todo de que la iglesia sea un espacio para caminar juntos, donde las chispas se cuiden y se valoren, donde no se tenga miedo a decir: nos hemos equivocado, mejor vamos por aquella dirección.

Ya veo venir la descarga de efemérides históricas sobre la historia de la iglesia católica, pero la verdad no estoy con ánimos de matizar.

Sólo decir que, en términos concretos, la iglesia es toda la gente que hace vida en la iglesia. Que los obispos, monjas y curas, son apenas una parte, y que la cosa realmente se juega en los grupos pequeños. En que se dice en misa y en catequesis. En las actividades de solidaridad y justicia. Y en las consecuencias que eso tiene en la vida de la gente. Hay allí una mezcla de situaciones. Es verdad, muchas veces hay condenas y represión, pero también hay invitación a la solidaridad, a crecer, a estar con los otros y jugarse la vida. Está todo mezclado.

El nombramiento del papa Francisco es importante en cuanto tiene que ver con esas realidades. Las cosas que pasan en las altas esferas de la iglesia si que afectan la vida de esos grupos, pero no los sustituyen.

Por ahora Francisco cuenta con un gran apoyo. Esperamos a ver los movimientos concretos. Primero los nombramientos. Convocatorias a eventos, como algún Sínodo de Obispos. Las cartas encíclicas. Etc. Habrá acuerdos y desilusiones. Es complicado. Ya veremos. Lo cierto es que son tiempos curiosos.

 

PS1: terminé la nota sin decir que me gustaría que el Papa dejara de ser jefe de Estado. La idea no es mía, claro.

PS2: más sobre la iglesia católica en una serie de post sobre la jornada mundial de la juventud, hecha en 2011, en Madrid.

También en Rayas y Palabras.

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