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Me quito los guantes. Luto es luto, pero… Ya está bueno del «Respeto» a quien no sabe respetar (ni respetarse)

http://www.youtube.com/watch?v=aRDp0RPJMRAMi intención es cruel, lo digo honestamente. Despellejar a los dolientes principales  del difunto mas famoso de los últimos tiempos en Venezuela.

Lo hago porque los principales de dichos dolientes,  con la actitud agresiva e hipócrita a la vez de quien se sabe con responsabilidad moral en una muerte, lanzan amenazas e insultos a quienquiera que cuestione la manera secretista  como manejaron el asunto (manejo que afectó incluso al mismo difunto, antes de su muerte), y posteriormente el show nigromántico que se ha hecho para sacar ventaja política (una elección presidencial para Nicolás Maduro, nada menos) de su fallecimiento. Así, que Sra. María Gabriela Chávez, véase el alma si quiere ver algo sucio y culpable.

Es obvio que ninguno de los que cuestionamos las versiones contradictorias y prevaricantes  de todo este suicidio en cámara lenta, y ninguno de los que nos oponemos al difunto políticamente tuvimos nada que ver con su muerte.

Fuimos mantenidos en el mismo secreto que los chavistas de a pie,  quienes brindaron su complicidad a toda esta mascarada. Ellos, los no enterados que no quisieron enterarse,  son como los tres monitos: No quiero saber, no oigo, no veo, no hablo, espero nada mas que regrese. Y regresó – en un ataúd – cortesía de los buenos oficios de esos mismos ministros corruptos e incompetentes que ahora quieren elegirse sus sucesores y de la dictadura cubana que lo trató tan bien, privilegiando el secreto por encima de la salud.

Reconozco que el ratón moral de algunos debe ser terrible, si es que tienen moral. Aunque las decisiones sobre su salud, vida y muerte correspondieron siempre al difunto, lo cierto es que fue tratado, fue llevado a la muerte, y murió mal aconsejado, y en última instancia, desaparecido y secuestrado.

Si alguien inoculó  (inserte aquí su teoría conspiratoria favorita) algo  al Presidente, lo hizo con muchos años de antelación.  Y contando con la total colaboración  de todos los involucrados, incluido el occiso mismo.

Hugo Chavez murió de Cáncer.  Y de no cuidar su salud.  Su cáncer debía tener años produciendo otros síntomas aparte de los fuertes dolores que le aquejaron, cuando, en Mayo de 2011 le extrajeron un tumor del tamaño de una “pelota de béisbol”.

Murió mal aconsejado.  Se trataba de un cáncer serio, agresivo, y (ahora comprobado como)  letal, tanto se sabe, aunque aun no sabemos qué tipo de cáncer era.  Y nadie de sus allegados, asesores y familiares fue capaz (o no quisieron) convencerlo que debía dejar y soltar todo excepto el tratamiento y cambiar de vida, como decimos en criollo, no para hoy, sino para ayer.

Murió de ir a tratarse en el lugar equivocado  y de secretismo.  Porque ahora es que sabemos (cuando los condecoran en forma póstuma) los nombres de siete (quién sabe si eran mas, y de dónde eran) de los tratantes cubanos. La asesoría es vital en un caso difícil e importante como éste y difícilmente pudieron tener acceso a ella con tanto secreto de por media, excepto que fueran expertos de clase mundial en oncología, y aun así también los expertos se consultan entre ellos

Así que malos dolientes, familiares y deudos interesados, que ahora protestan al Universo su amor por el difunto,  que se cubren las espaldas con insultos, amenazas y con teorías de conspiración: La única conspiración aparente es la del encubrimiento.  Tratar de encubrir que estaban parapeteando, bien a sabiendas y hasta con entusiasmo a un hombre condenado a muerte (no se si a priori, posteriormente, de seguro, por sus decisiones y por el mal consejo) para que se reeligiera y asumiera el poder (no pudo hacer ni eso) antes de morir. No, no lo quisieron tanto como para realizar el (arriesgado y valiente) acto de honestidad  de decir la verdad sin adornos a quien tiene poder. Ese mismo, que separa a quien quiere a una persona de quien le jala el mecate en todas las historias desde que el mundo es mundo y se cuentan historias.

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