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Ay sí, pero qué suceptible soy. (de la crítica al insulto o el bullying en la socialmedia)

La tesis me quitará todo mi tiempo en unos días. quería aprovechar de dejar este post acá, antes que se desate el pandemónium.

La crítica, a mi parecer, es y siempre será un arma poderosa. Que también, de alguna manera, termina por ser de doble filo ya que tanto beneficia, como también puede joder. Principalmente esto último siempre ocurre con el que los que la hacen.

Sabemos que ésta es una sociedad en extremo mediatizada. No es secreto para nadie que, gracias al social media, a la prensa, los medio de información masivos y por supuesto, el Internet, la información está al alcance de todo. La globalización hace y permite muchas cosas, todo está al alcance. Todo está disponible. Desde lo más básico, hasta cosas que son realmente escabrosas. Todo se puede, todo se hace. Sólo necesitas saber buscar bien. También, poseemos una excelente fuente de libertades individuales, de supremacía de la opinión privada que quiere ser pública, generalmente buscando loas innecesarias porque a todo el mundo le interesa dar su opinión.

Citando un poco a Palahniuk en Fight Club: «Soy las ideas personales de Jack»

Y no, no me malinterpreten. Si soy realmente honesta, esto me parece bien.

Sin embargo, existe el que a mi parecer, es el gran problema de cuando la opinión privada se hace pública: la respuesta del receptor. Y me tomaré la libertad de ilustrar con ejemplos lo que quiero decir: soy usuaria de numerosas redes. La mitad, en las que no soy tan constante, en la otra mitad, me mantengo. He tenido oportunidad de leer muchos, muchísimos posts, y aparte de las críticas que han podido hacerme (todas por mi pésima ortografía) he notado que, preocupantemente, la idea que se tiene de «crítica» o de simplemente «dar una opinión» es confusa y dispersa y, en algunas ocasiones, bastante distanciada de la realidad. Principalmente porque, dar opiniones, no significa propiciar el contra ataque agresivo.

Ahí mezclamos la gimnasia, con la magnesia.

Y todo esto lo comento, porque me parece preocupante leer un post de política, por poner un ejemplo y ver en los comentarios que a un autor se le descalifique, se le humille, se le insulte.

Por ejemplo: A una Forista, precisamente de acá de PN, por dar su opinión sobre la ruta de los museos, se le calificó de «puta chavista» para abajo.

En un post que hice acá, por mis fallas de puntuación alguien dijo que si como escribía daba clase, temía por el futuro de este país. Y todo esto, sin contar los ataques personalísimos que he visto no sólo acá, sino en muchos otros sitios a personas que sólo dan su opinión.

He visto formas de expresarse que rayan en lo patético y deleznable, y en algunos casos, de lo francamente vergonzoso. Si no son insultos, es el tono perdonavidas, que quizás es peor.

Esto hace que me pregunte: ¿en donde ha quedado la cortesía? ¿por qué nuestra sociedad está a la defensiva? ¿por que la sociedad venezolana (y digo venezolana, porque es la única que conozco, es mi entorno directo) parece que exhudase la violencia por los poros? ¿que hay que estar con la guardia arriba todo el tiempo, especialmente cuando no piensan como tú?

Sentándome a pensar, como últimamente he decidido hacer, me he dado cuenta que en Dinamarca, algo se pudrió. No sé que piensen ustedes, pero sentarme a leer, a hablar, a analizar con calma muchas cosas, me ha hecho ver que de alguna forma, hemos ido perdiendo la capacidad de tratarnos con respeto.

No existe la «mal intensidad» como excusa. Ni el «haterismo». A mi parecer personal, creo que los dos son conceptos ridículos e inaceptables. Principalmente porque en mi fuero interno, dudo que haya alguien a quien le guste el maltrato.

El problema, obviamente, se extiende a gran parte de la social media, y en la mayoría de las ocasiones, la traspasa. Recuerdo que un amigo, colocó en su Facebook que apoyaba el Matrimonio Civil Igualitario. No sólo la crítica era descalificativa y vergonzosa, sino también iba acompañada de penosos insultos, siendo «Maricón» el mas suave de ellos. Hasta le dijeron que se suicidara. Es como si la misma sociedad, a veces perdonase, riese, alentase y promoviese el bulying, el abuso verbal con este tipo de comentarios. Como si los aupase.

En algún momento, le dije a alguien que no tomaría en serio una crítica que pretenda ser constructiva, si tiene algún elemento descalificativo. El pretexto más común parece ser que no hay que ser «políticamente correctos» sino «ser honestos». Eso jamás. puede decirse la verdad más dura usando la diplomacia y el tacto. Confundir ambas cosas, es una equivocación.

A una de mis alumnas de octavo, por sus problemas de peso, le colocaron el Facebook el mote de «Winnieh Pooh».  Yo pregunto ¿hay que aceptarlo por ser «honestos»?

Una crítica que te hagan, al tener elementos descalificativos o menospreciantes que sean muy obvios ¿en qué se diferencia de un insulto?

Si yo insulto a alguien, por muy sesgado que lo haga, sólo por que no piensa como yo ¿en qué me diferencia de ser intolerante?

Si yo soy intolerante con cosas superfluas de una persona, y en base a eso le critico reiteradamente ¿en qué me diferencia de un mente cerrada?

Y finalmente, si siendo mente cerrada, me empeño en mantener una postura blanco y negro ¿en qué soy diferente a un ignorante?

Hay que pensar muy bien cómo, cuándo y por qué decir las cosas. Honestidad y respeto, no tienen por qué estar peleados. Y mucho menos, debemos buscar maneras de ser hirientes con alguien aprovechando que no estamos «cara a cara» con una persona.

No nos escudemos con ver el Toro desde la barrera.

P.D: de antemano, me disculpo por los posibles errores de redacción.

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