Twitter cierra una cuenta que parodiaba a Rajoy… ah, y bloquea una cuenta neonazi

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Twitter bloquea por primera vez el acceso a una cuenta de usuario. El País (18-10-2012)

El cierre de una cuenta paródica sobre Rajoy incendia Twitter. El País (11-11-2011)

El nazismo se ha convertido, casi literalmente, en un demonio; no hay manera correcta de siquiera citarlo si no es para mostrarlo como ejemplo de la maldad pura. Personalmente estoy de acuerdo con esa imagen, pero ése no es el tema. Lo que quiero ilustrar es que ese rechazo se convierte en un mandato moral para anular esa ideología en cualquier campo, incluso en el intelectual: nadie puede no digo identificarse o sentir simpatía con el nazismo, sino que ni siquiera puede decir que alguien tiene derecho a expresarlo.

¿WWVD? («What would Voltaire do?»). ¿Diría Voltaire hoy en día su famosa máxima «desapruebo aquello que dice, pero defenderé hasta la muerte tu derecho de decirlo», o se sumaría a la censura?

El problema no es Twitter, al fin y al cabo es una empresa privada que puede hacer con su producto lo que le parezca más conveniente. De hecho, en enero de este año anunció su política de censurar aquellos tweets que sean ilegales en algunos países, y el bloqueo de la cuenta de Besseres Hannover es el primer caso en que se aplica esa política. (Y aunque Twitter no «tumbó» a los dictadorres árabes, ¿qué hubiese sido de la Primavera Árabe si Twitter hubiese respondido a la ilegalización por parte de esos países de tuits o cuentas pro-revolución o pro-revuelta?).

Pero la cuestión de fondo es que esta empresa capitalista neo-liberal tiene que responder no a sus usuarios sino a las directivas de los gobiernos, es decir, a las directivas de los políticos. Los políticos deciden qué puede difundirse y qué no. Por supuesto, en el caso de los neo-nazis, lo tenemos claro, ¿quién va a poner las manos en el fuego por esos hijos de puta? Pero no tenemos que poner las manos en el fuego por ellos, sino por nosotros mismos:

Si otorgamos al Estado la potestad de reprimir formas concretas de expresión que nos desagradan nada nos garantiza que, dotado de ese poder y esa legitimidad de partida, no va a rebasar los límites asignados y va utilizar la censura en una dirección que no aprobamos, o incluso contra nosotros mismos.
(Albert Espuglas, «La comunicación en una sociedad libre»)

(Que es el dilema venezolano, por ejemplo. Durante años estuvimos cargando, puliendo y calibrando distintas armas para los gobiernos, con la ingenuidad de pensar que nunca sería apuntada hacia nosotros. La Ley Resorte -de entre muchas- no es más que la guinda de un pastel que se estuvo decorando durante todo el siglo XX.)

Si consideramos no solo legal sino legítimo que el Estado censure el nazismo, ¿por qué mañana habría de ser considerado ilegítimo censurar a otra minoría si una mayoría circunstancial puede legalizar esa censura?

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Nota #1: En el caso particular del Besseres-Hannover, este grupo no se ha limitado a seguir y difundir la doctrina nazi sino que ha realizado amenazas por lo menos a una persona (de ascendencia turca), por lo cual se hacen merecedores de toda la investigación policial necesaria.

Nota #2: El título de este artículo se compuso adrede para que los lectores calibraran sus reacciones ante dos hechos similares, la censura a una cuenta que se burla del primer ministro Rajoy y el bloqueo de una cuenta neonazi (obviamente, sin querer equiparar ni comparar ambos tipos de cuentas).

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