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Que Gane el Menos Majunche?

“Es la lucha de los poderes que se han constituido para la gestión del propio sistema socioeconómico la que se despliega como contradicción oficial, cuando corresponde de hecho a la unidad real; esto ocurre tanto a escala mundial como en el interior de cada nación”

La sociedad del espectáculo, Guy Debord (1967)

          La lucha electoral hasta ahora  ha sido bastante vistosa, llena de contrastantes emociones, y una que otra sorpresa, una de ellas,  la cada vez más tangible  posibilidad de que  asistimos a una contienda donde hay dos majunches en el ring, y no uno. No obstante el enmascarado  Azul , el técnico, ha mostrado una capacidad de aguante, y ganas de moverse alrededor del ring frenética y desorientadora, además de una solida relación con su equipo técnico que parece estar generándole resultados. Lo de majunche se lo puso  su oponente, el Enmascarado Rojo quien consistentemente ha exhibido  ser todo un campeón en el uso de la jerga criolla para hechizar a sus fans. La sorpresa radica en que muchos creíamos que esta iba a ser una contienda más o menos fácil para el Enmascarado Rojo, pero no ha sido así, quizás mas por deficiencias propias, y de su equipo, que por las virtudes de su oponente, esto le hace merecedor del recién inaugurado ranking “majunche”.

Los detractores del Enmascarado Azul nos recuerdan, con sintomático desespero, de sus metidas de pata; «que la embajada cubana», «que la embajada cubana», «que la embajada cubana!”. También denuncian que el color de su sangre combina con el de su máscara, que desde que comenzó la campaña cambió su manera de caminar por un tumbao del 23 que todavía no convence. Yo en lo particular le noto al hablar, una  entonación que fluctúa entre el acento de chico bien del este de Caracas, y el de campesino, pero de ese que solo se escucha en las telenovelas. Sin embargo, esto no debería sorprender, pues hace tiempo que la política, y el show business son la misma cosa.

El equipo del Enmascarado Rojo, para su des fortuna, ha actuado de una manera acorde con su rígida estructura vertical burocrática. Su capacidad de acción, y de respuesta, e incluso capacidad de sorprender al contrario ha sido arriesgadamente  lenta. Los observadores podrán notar que han sido fallidos los intentos del Enmascarado Rojo de tomar las riendas de la contienda. Y a menos de dos meses de las elecciones, apenas se nota un reaccionar que evidencia un re-planteamiento de la estrategia oficialista. Como resultado, lo que vemos en el ring,  es un tipo muy grande, torpe, y lento, pero sin embargo fuerte; El enmascarado rojo le sigue los pasos a un contrincante figuradamente más pequeño, exaltado, algo escueto, pero rápido. No se puede negar que esta aparente asimetría añade un ingrediente épico que bien puede inclinar la balanza a favor del Enmascarado Azul.

No obstante, lo que podría entenderse como el ocaso del enmascarado rojo, no debería traducirse necesariamente en una derrota electoral, han sido míticas sus victorias, y su persona goza aun de un aura carismática considerable. Además, aun perdiendo, si esta derrota no es categórica, la tentación para la frágil coalición roja  sería difícil de eludir. Como no dejarse seducir por la eufórica frustración de  una  débil derrota, contrapuesta a las memorias del retorno del 13 de abril, o la posibilidad de relanzar el Chavismo?

La trama del 7-O tiene altas posibilidades de desenlace problemático, cosa que se hace más evidente mientras se asiste, a través de los medios, al batiburrillo de aduladores, y difamadores obnubilados por el espejismo de la victoria. Paradojicamente lo que nos espera más allá del 7-O podría hacer irrelevante la incertidumbre electoral que nos arropa estos días.

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