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Con educación seremos felices y comeremos perdices

Cierta vez que estaba de visita con unos manes en una cárcel trabajando en teatro penintenciario, uno de los que estaban ahí era un cucho como de unos cincuenta y cinco años, todo un señor pues, muy circunspecto, muy bien afeitado, bien acicalado, ropa muy bien planchada que él mismo se encargaba de ella, muy culto, conocedor de historia, literatura y demás, hablé un buen rato con el man y reagradable y simpático, y me preguntaba «¿pero este don por qué está acá?», la respuesta que me dieron fue breve y contundente, «narco». Ah.

Con el tema de la educación tengo alguito de tiempito dándole, y por ahí es que uno se va por lo general como solución comodín a todos los problemas sociales: «Es lo que hace falta es educación». Uhm, bueno, sí, pero cuando me salen con eso siempre recuerdo al muy «culto» narco con el que hablé.

Le he escuchado a muchos que Uribe es tan culto, tan ponderado, un caballero pues, ah, sí, muy caballero, con su prontuario tan destacado como que prefiero más bien que hubiera sido un bestia.

Hay que ver los patanes que he conocido con cuatro carreras encima, posgrados en europa, publicaciones en no sé qué revistas arbitradas y otras menudencias para callarle la boca a cualquier incauto. Hay que ver la cantidad de corruptos, sátrapas, criminales, que han sido muy instruidos, muy de universidades prestigiosas, muy de títulos que tapizan paredes de una sala.

A decir verdad, cuando pienso eso, como que será mejor ponerse frente a un malandro sin primaria, al menos creo que uno sabe a qué atenerse con el man.

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