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Cambalache

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Cartel de YouTube

Ya sé que «el mundo siempre fue y será una porquería». Lo fue en el 510, lo fue en el 2000, lo va a ser en el 2500. El siglo veinte fue «un despliegue de maldad insolente», y el veintiuno no va por mejor camino, según vamos viendo.

Quizá el problema más grande que tenemos hoy en día es que «¡Todo es igual!/¡Nada es mejor!» Aquí se acabaron los baremos, «No hay aplazaos/ni escalafón». Si uno por allá tiene la costumbre de matar a pedradas al prójimo, pues se le aplaude, porque es su cultura. Si el de acullá hace cualquier chorrada y la pone en la galería adecuada, eso es arte. A la mierda Miguel Angel y Leonardo.

¿El reguetón? es música. Ya se sabe: sobre gustos no hay nada escrito, con lo que Daddy Yankee y Mozart pasan a ser la misma cosa.

¿Confiscar, amenazar, insultar, reescribir la historia? Tranquilícese, mi amigo, que los adecos ya lo hicieron antes y por lo tanto es legítimo. No hay problema.

Las corridas de toros, son malas. Son tan malas que alguien que vaya a ver una, sea por ingenuidad, curiosidad o simple demagogia, debe ser execrado de la vida pública nacional. Pero es chévere echarle gas del bueno y peinilla a niños, jóvenes y al que se atraviese. Enseñar a los niños a odiar a los escuálidos, y quién sabe si en el futuro matarlos, eso sí es de pinga.

El respeto es un asunto pasado de moda. Hoy en día es cosa normal que dos hombres hechos y derechos pasen cerca de una hora insultando a una mujer en televisión, insinuando canalladas, amenazando. Para empeorar las cosas: en un canal público. Guapos y apoyados.

Hoy en día es mejor ser un delincuente mediático y aparecer en la TV como segundón y sigüí de otro delincuente, que servir humilde y dignamente al país porque, al fin y al cabo

Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley…

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