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El Gran Debate: ¿Hay un Camino?


Perdedor: Pablo Medina. Fue el peor del grupo y raspó el examen al carecer de preparación. Se mostró improvisado y estancado en el mismo papel del inquisidor de Chávez. Su frase: «voy por ti».
Ganador: Henrique Capriles. Mejoró su handicap verbal, superó a sus rivales en la mayoría de tandas de preguntas y respondió desde diversas aristas. Buscó el voto Nini, desplegó varios matices a lo largo de su presentación, aunque le faltó capacidad de síntesis. Ahora le dicen «el Chaca Chaca».
Los de relleno: Pablo Pérez, Leopoldo, María Corina y Diego Arria. Repitieron su esquema de memoria, con ciertos problemas de dicción y actuación. Diego Arria habla poco y no sale de su esquema trillado. Pablo Pérez fracasó al querer imponer un forzado lenguaje corporal, mal ensayado, con una eterna sonrisa de mentira. Igual María Corina con su tono exagerado de predicadora de cifras y mujer abnegada. Aparecía en cada toma, con un look diferente. Leopoldo se desviada y citaba casos personales absurdos. Una de las constantes de la segunda vuelta.
La escenografía resultó fallida por su estética de programa de concurso, de cartón piedra. Los periodistas cobraron demasiado protagonismo y se extendieron sin necesidad con sus intervenciones. Venevisión intentó lavar su cara y vender una imagen de apertura. Por desgracia, antes y después del espacio, allí reina la censura. Por fortuna, los candidatos rompieron con los tabúes políticos de la planta en cuestión de dos horas. Punto a favor. Para olvido, el segmento de cuñas, salvo por los involuntariamente tragicómicos comerciales de Traki(Leo Felipe Campos, dixit) y de los Chatimals, cuya figura de muñecos parlachines acabó siendo comparada con la estampa de los favoritos de la MUD.
Esperamos por el próximo.
Todavía aguardamos por la verdadera confrontación. Principal ausente de la velada, junto con Óscar Yanes.
Así son las cosas.

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