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Claves para entender el Cine sobre el 11-A


Las películas sobre el once de abril son pocas.Hasta la fecha se pueden contar con el puño de una mano.Todas pertenecen al género documental. La única en aproximarse al ámbito de la ficción,será “El Rescate”, un proyecto todavía en estado embrionario,según entendemos.

De cualquier modo, la estética del reportaje define la concepción formal del pequeño subgénero, cuyos ejes temáticos giran alrededor de los siguientes títulos:”La Revolución no será Televisada”, “Puente Llaguno:Claves de una Masacre” y ”Al Sur de la Frontera”.

Al mismo tiempo,cabe recordar el trabajo de Thaelman Urguelles en respuesta a la pieza de Kim Bartley.Me refiero a «Radiografía de una mentira»,refutación del caso anterior. Por desgracia, careció de la difusión de la propaganda audiovisual,concebida para enaltecer y reafirmar el culto a la personalidad del presidente.

En términos generales,las constantes de la tendencia se resumen y reducen a cinco clichés: la manipulación de hechos históricos bajo la sombra de la tergiversión espectacular,la simplificación de la realidad al grado cero de la demagogia política en boga, el diseño de una ecuación sesgada donde es imposible salir del círculo vicioso del dogmatismo bolivariano, la exacerbación mesiánica de mito del caudillo necesario para la consolidación de la paz social, y la épica de los cantares de gesta heroicos,herederos de las crónicas de la independencia,sin olvidar el magnetismo metafísico de la recuperación populista del tabernáculo criollo al servicio del PSUV,cual postal o telón de fondo de fotografías de La Hojilla,entre imágenes de Carlos Marx,Salvador Allende,Lenin, Zamora,Miranda y el propio Jesús Cristo.

Curioso antecedente de la celebración de la semana santa en la Quinta República.

Verbigracia, los bodrios del once de abril gustan culminar con la secuencia de Hugo Chávez, aferrado a un crucifijo, tras su regreso a Miraflores,como si estuviese confesándose y haciendo un ejercicio de mea culpa delante de nosotros,en vivo y directo.

Semejantes dotes para el show teatral, garantizan el éxito y la viabilidad comercial del opio para los pueblos, en clave de estreno y de programa del horario estelar.

En el fondo de las cintas en cuestión, subyace el anacronismo de la recuperación y de la nostalgia reaccionaria por un Leviatán,quien supuestamente debe justificarse y restablecerse en su silla para impedir la autodestrucción de la polis paralela, le hecatombe del estado de derecho,el Apocalipsis now y el ataque darwinista del hombre lobo contra el hombre lobo.

Mentiras verdaderas, hipocresías y falsedades repetidas mil veces por la máquina publicitaria de los Grandes Hermanos de Conatel,en la tradición de Goebbels,Fidel,Mao,Stalin,Franco y El Duce,padres fundadores de la técnica del narcisismo y del egocentrismo del cuarto poder.

Ojalá en el futuro, podamos comprender el auténtico sentido y significado del once de abril, más allá del prejuicio de cada bando en disputa.

Por lo pronto, sigue siendo otro deja vu de nuestra guerra civil.

Un tabú, un cuento censurado para dormir conciencias, desmoralizar a la resistencia, reprimir al pensamiento disidente y lavar cerebros confundidos,fáciles de abstraer,comprar y alienar de su contexto.

Por eso, no debemos renunciar a la tarea de cuestionar y criticar al cine del once de abril.

Un espejo del Discurso del Rey, compuesto por fragmentos y tramas conspirativas de carácter elemental,tipo reconstrucción paranoica del once de septiembre, a cargo de Alex Jones y compañía.

No me creo sus estructuras narrativas, sus argumentos, sus nudos, sus puntos de giro, sus secuencias y sus finales felices.

Los señores de las sombras gozan al verlo reproducido en las pantallas,para conmemorar el once de abril,como efeméride del calendario patrio.

Por tal motivo,le temen al debate de altura.

El objetivo y el reto es no conformarse con la revisión parcial de un suceso.

Ya basta de los lugares comunes, de la reivindicación de los pistoleros, de las especulaciones belicistas, de los dilemas y de los estereotipos.

No me trago lo del golpe satanizado por los golpistas del cuatro de febrero.

Tampoco lo del vacío de poder defendido por los chantajistas.

Es hora de superar los dobles raseros y las polarizaciones.

Gracias a ellas existe el macartismo del siglo XXI y su reflejo en la oposición.

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