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El Gato que paseaba por el INOF

Nunca he sido amante de los gatos, desde pequeño les he tenido una aversión natural. Los considero animales traicioneros, poco amigables y capaces de arañar la mano que les da de comer. El único gato que goza de mi total confianza y admiración es Garfield, se la gano a fuerza de actitud y frases llenas de sarcasmo que alegraban mi temprana niñez.  Claro está que por cada persona como yo (confeso detractor de estos felinos caseros) existen quizás tres o más personas capaces de dar la vida por amor a sus mininos o peor aún, capaces de quitar la vida de otros. Además de aversión   hay una raza de gatos que me causa un temor absoluto, no por miedo en si al animal si no porque dicha raza está ligada a un hecho criminal que aun hoy 16 años después, me parece perturbador. Quizás el Doctor Medico Obstetra de origen libanes Shauki Naime coincida conmigo en este particular. La raza en cuestión: “Los Gatos Angora”

En su gran mayoría, la comunidad  árabe tiene una visión dura y cerrada en relación a muchos aspectos de la vida. Aun cuando estas personas vivan y se desarrollen en una cultura occidental que es más permisiva, sus férreos principios de disciplina son heredados y  aplicados de generación en  generación. El Doctor Naime no sería la excepción. Según se dice no dudaba en golpear a sus hijos para hacerlos entrar en “Cintura”. El Doctor Naime Junto a su esposa Salam  era la cabeza de una familia social y económicamente privilegiada que vivía en el este de la ciudad capital. A su hija menor Cibell  ya le habían realizado el plan de vida. Luego de terminar sus estudios de bachillerato, viajaría al Líbano donde siguiendo la tradición, se casaría. Lastimosamente para el destino de la joven (y el de otros dos chicos) Cibell, pertenecía a  ese grupo de personas que aman los gatos y más aun los gatos angora; así que los últimos días de noviembre a través de un anuncio que vio en un diario capitalino, la chica contacto al joven abogado Miguel Tauil Musso, el mismo se dedicaba al comercio de mascotas. El precio del gato era de 20.000 Bolívares (de los viejos). Cibell a pesar de pertenecer a una familia acomodada, no tenía en su poder dicha cantidad de dinero así que sin dudarlo y a pesar de saber las consecuencias que este acto podría traerle, sustrajo  un cheque del Banco Unión a nombre de la firma “Digital Medica”. La “inocente” joven no tuvo problema alguno en falsificar la firma de su padre. Hecho esto solo restaba terminar la transacción para poder tener al felino entre sus brazos. En su casa, Cibell justifico la presencia del animal como un regalo de una amiga. Su padre noto enseguida que a su talonario le faltaba un cheque y por supuesto las dudas se centraron en la joven. Cibell empezó a quebrarse y presa de los nervios llamo nuevamente a Miguel Tauil Musso para exigirle que le devolviera el cheque, cosa imposible debido a que el joven ya había cobrado el mismo. Pidió entonces se le devolviera el dinero y al final suplico, alegando que su papa la iba a matar por lo que había hecho. La respuesta siempre fue negativa por parte de Miguel. Actuando con alevosía y premeditación, Cibell( haciéndose pasar por otra persona) contacto nuevamente al joven vendedor. El día del fatídico crimen ella llego en un taxi a la urbanización “Los Naranjos” y se dirigió a la residencia Tauil Musso donde fue atendida por Mitelina Musso De Tauil, madre de una de las víctimas. La señora muy amablemente le ofreció una taza de café mientras esperaba. Miguel llego junto a un amigo, un estudiante de medicina de nombre Juan Carlos González quien contaba con 19 años de edad. Gracias a las mentiras de Cibell, los tres salieron de la casa para buscar a una supuesta tía de la joven quien quería comprar un perro(o un gato, no lo recuerdo). Los tres subieron a la camioneta Samurai y una vez dentro, Cibell volvió a pedir el cheque a lo cual Miguel nuevamente respondió con un rotundo no. Nunca se imaginaría que esas iban a ser  las últimas palabras que pronunciaría en su vida, Cibell extrajo una pistola calibre 7.65 marca Walter PPK y disparo sin contemplación alguna a las cabezas de sus víctimas, primero contra Juan Carlos y luego contra Miguel, ambos murieron de forma instantánea.

Fácilmente los detectives del caso llegaron a la joven, quien se confesó autora del doble crimen. Con un gran moretón en su cara, Cibell jugó la carta que pensaba la ayudaría a salir del aquel gran embrollo en el cual se había metido; ese moretón le caía como anillo al dedo para presentarse a los ojos de la prensa  y de la opinión pública, como una pobre adolescente que vivía un infierno bajo el maltrato de un severo padre libanes  y que había actuado presa de los nervios que le producía imaginar el horroroso castigo que su progenitor le daría. El descaro de Cibell Naime Yordi fue inaudito. A pesar del papel de víctima que quiso interpretar, nadie sintió empatía con ella. Fue juzgada y sentenciada a 30 años de cárcel tras ser encontrada culpable del delito de Homicidio Intencional Calificado. Numerosas apelaciones fueron solicitadas por sus abogados defensores, para ese momento el Tribunal Supremo de Justicia, las rechazo todas. Algunos años después de este monstruoso crimen, comencé a estudiar en una universidad ubicada en “Los Naranjos”. En una de esas tardes de ocio en las cuales los profesores no van y no hay nada mejor que hacer que sentarse en el cafetín, surgió el tema del caso Naime. Nunca olvidare como dos ex compañeras de estudio defendieron lo indefendible. Una dijo entender a la muchacha ya que ella no tenia opciones, la culpa la tenía el padre de Cibell por ser tan despiadado y  severo con ella lo cual había llevado a la joven a sentirse acorralada y por ende a cometer el atroz crimen. La otra compañera fue más despreciable aun y asevero que su prima era muy amiga de una prima de la “Pobre Muchacha”, y sin reparos comento  que  la historia era muy diferente a la que se había dado a conocer  pues según  en la verdadera historia, Cibell era novia de uno de los chicos (No se cual) y el día del crimen habían quedado en reunirse allí en la urbanización  pero al llegar la “pobre”  observo como su novio se besaba con el otro joven dentro del auto, así que Cibell presa de la rabia, disparo en contra de los chicos porque se sintió humillada. Según el relato de mi ex compañera de estudio, las familias de las victimas callaron esto e inventaron la historia del gato que fue la que se dio a conocer en la opinión pública. Obviamente discutí con estas señoritas argumentando lo absurdo de sus aseveraciones. En primer lugar, Cibell Naime Yordi si tenía opciones, podía irse de su casa ya que era mayor de edad y aunque sus padres fueran libaneses, pues estaba en Venezuela donde era libre de hacer lo que quisiera. También podía simplemente conseguir una pareja y mudarse lejos del yugo paterno que tanto la atormentaba o en el peor de los casos, aceptar las consecuencias de sus actos. Estoy casi seguro que el Doctor Naime no  la hubiese asesinado como ella lo hizo con  Juan Carlos y Miguel. En el segundo caso, la versión aun es más absurda porque de ser cierto que Cibell actuó por impulso  ¿Cómo se explica que ella traía un arma consigo? ¿Cómo se explica que ella estaba dentro de la camioneta  y que los disparos fueron hechos a quemarropa? Aun de ser verdad esta versión,  Cibell actuaria con premeditación y alevosía para asesinar a los muchachos.

Lo más infame del caso es que en el año 2005 y luego de apenas 11 años de presidio, Cibell Naime Jordi fue puesta en libertad.  La corte de Apelaciones estuvo presidida por el juez Maikel Moreno. Yo sin ser familiar de las víctimas, sentí un inmenso pesar (supongo que muchos venezolanos también) de saber que la impunidad nuevamente mostraba la cara más baja de la justicia venezolana. Cibell no había cumplido siquiera la mitad de la pena para gozar de beneficios penales y aun así se alego que debido a su “Formación Académica” y su buena conducta, salía en libertad bajo el régimen de presentación periódica.

Hace poco en la ciudad de “El Tigre” Edo Anzoátegui, una amiga muy cercana, me comentó impresionada que en el mismo supermercado donde ella se encontraba, Cibell Naime hacia sus compras. Con un rostro tranquilo, con una actitud despreocupada, como si nada hubiese pasado, Cibell sonreía feliz; quizás porque para ella no existen las preocupaciones de ninguna índole, quizás sonreía agradecida porque estaba en libertad y esa sensación es única, quizás sonreía simplemente porque ella ¡Si está viva! Mientras este diciembre los familiares de Miguel Tauil Musso y de Juan Carlos González, lamentaban y maldecían el día que ese gato llego a la vida de sus hijos. Una vez escuche que el bendito gato de angora, compartía celda con ella, mientras cumplía su pena  en el Instituto de Orientación Femenina INOF, esto no lo pude comprobar.

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