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DIOS, CIENCIA Y RELIGIÓN.

Debo de confesar que el tema que intentaré esbozarles, despierta un fuerte interés en mí personalmente, lo cual asumo que la sola razón de abordarlo per se,  denota suma complejidad, por tanto, pido disculpas de antemano por cualquier falla de comprensión o vaguedad analítica ante la profundidad del mismo y espero no herir susceptibilidades con respecto a las opiniones personales que aquí les expondré.

“Una verdad impuesta se veta a sí misma la posibilidad de ser una verdad.” Raoul Vaneigem.

Los seres humanos somos en sí mismos un producto complejo que se encuentra completamente influido por condiciones simbólicas manifiestas dentro del entorno en el cual nos desarrollamos; variables socio-culturales, psicológicas, económicas, filosóficas y hasta metafísicas nos empujan desde que nacemos, a un mundo exterior, impregnado de diversas formas e interpretaciones de percibir, comprender y asumir la realidad. El tema principal que quiero tratar en este post diserta sobre las apreciaciones o posturas que asumimos ante la vida ya sea desde una apariencia individual, o desde una alternativa integrista colectiva.

Todas las Religiones incluso las Ciencias  tratan de encontrar respuestas coherentes sobre el dilema de lo humano es decir: explicarnos el origen del Universo y de lo que somos, la posibilidad de trascender y confortarse ante la muerte y cómo podemos crear y brindar a su vez un vínculo moral al tipo de sociedad a la cual pertenecemos.

Claro está tanto ciencia como religión tratan de justificarse desde perspectivas completamente divergentes, la primera busca dar cuenta de los procesos naturales que podemos disertar a través de nuestra razón y su puesta empírica en el plano de los sensible (Kant). La segunda busca sostener sus alegatos sobre un mundo místico ininteligible regido por una entidad omnipotente e omnipresente que escapa de toda posibilidad de ser comprendido (DIOS). Lo único que pueden tener símilmente  ambas perspectivas está en su postura ante una VERDAD UNIVERSAL lo que en sus vertientes más extremas, se convierten en excluyentes.

Si hacemos referencia a la expresión utilizada por Ernst Cassier que nos plantea en una de sus categorías de análisis el concepto: ANIMALES SIMBÓLICOS. Dice que los seres humanos crecemos y nos desarrollamos bajo el influjo que ejercen  los demás en nosotros y por el conocimiento que ellos tributan a nuestra integración en la comunidad.

Podemos entender con esto que las posibilidades que tenemos como seres humanos en creer, pensar, obrar y relacionarnos están fuertemente influidas por el entorno en donde crecemos. Valores simbólicos transmitidos directa e indirectamente como algún tipo de Religión, sin duda, nos marcan en cierta forma hacia posturas de vida muy particulares. (Razón, Lógica, Fe, moral, ética) son influjos que nos bombardean diariamente en nuestro entorno. Un ejemplo sencillo sería como asume cada quien en Qué Creer o dejar Creer, claro está la condición socio-cultural dominante de nuestra realidad es determinante. En el caso de un ciudadano Islámico, desde que viene al mundo, las exigencias de su ortodoxia religiosa le obligan prácticamente aceptar lo que está predispuesto como patrón de formación colectiva. Ocurre de igual manera sean ciudadanos Cristianos, Católicos, Musulmanes etc.…)

Un aspecto interesante de las posturas que pueden asumirse individualmente, lo tenemos en casi toda la Civilización occidental, tras asumir  el principio secularizador del Estado y la sociedad (Democracia). Aquí sujetos por ejemplo como yo tiene la completa disponibilidad individual de asumir la postura que más se ajusta a mis razonamientos e intereses personales, lo cual, no quita que pueda persistir aún pero en menores medidas el efecto de ortodoxia cultural, que se manifiestan en sociedades más cerradas (TEOCRACIAS). Por tanto para mí es tolerable preguntarme sobre la existencia de dios, sobre la veracidad de las religiones y hasta prejuzgar ciertos valores éticos o morales que no se ajusten a mis maneras de pensar.

Una cosa muy diferente es tener Fe de que Dios existe y creer en que Dios existe, porque dentro del entorno en donde te desarrollas te dice que deber así. La persona que asume la creencia en Dios es porque psicológicamente y sociológicamente asume muy segura de sí misma que la única forma de acercarse a la verdad es a través de los contenidos dispuestos específicamente en las escrituras sintiendo tal iniciativa de forma (individual). También existen los que asumen posturas cerradas debido a la influencia de la doctrina religiosa a la cual pertenecen(CASO FUNDAMETALISMO AMERICANO) por supuesto, eso no dice que en ninguno de los casos estén completamente del lado de la verdad, lo que si resulta interesante es que la persona que asume individualmente por lo menos su proceso de formación espiritual no religiosa, no depende en su forma de vida u opinión directa totalmente como lo hace una persona que se involucra de lleno dentro de la actividad Religiosa.

A las personas escépticas, como yo por ejemplo, la idea de la religión o la ciencia como propuestas absolutas sobre la búsqueda de la verdad y nuestra esencia humana nos hacen jugar un papel determinante en esta lucha actual que se gesta en un Siglo XXI, propuesto por dos variables diferentes. 1- Una época dominada por la dependencia humana a la tecnología con características materialistas. 2- Una preocupación que se manifiesta a su vez en la crisis de Valores morales que nuestras sociedades atraviesan actualmente y que llaman a la institución religiosa como el ente propugnador de tal rescate. Sin olvidar la importancia que personalmente considero, tiene la familia como institución dadora de valores y formadora de seres humanos para insertarlos dentro del entramado mundo de las relaciones sociales, a esto le agregaría la completa disponibilidad del Estado para hacer la correlación de valores familiares y sociales más equilibrada.

Bien lo dijo Marx “LA RELIGION ES EL OPIO DE LOS PUEBLOS”. Yo creo que el problema principal de este asunto es la postura tipo “Bussines” que han asumido las Religiones actualmente. Todas luchan interiormente y exteriormente entre sí para vendernos la mejor fórmula que nos vaya a solucionar nuestros problemas no en este mundo, sino de los que vendrán después de la muerte. Nos dicen qué debemos hacer, cómo lo debemos hacer, para quienes lo debemos hacer y cuando lo debemos hacer. Claro ésta conducta que parece a simple vista impuesta es entendible si observamos a las religiones como sistemas institucionalizados teleológicos que políticamente hablando son infalibles como herramienta de control sobre las conductas e ideologías que los seres humanos asumimos. Creo que es pertinente el tener cuidado con la Mentira, con la charlatanería, la manipulación, lo cual considero que los ciudadanos que nos consideramos Laicos critiquemos y repudiemos hasta el cansancio este tipo de manifestaciones de la conducta humana.

Lo mismo intenta hacer la Ciencia por su parte cuando se manifiesta de forma extrema, nos intenta introducirnos dentro en un mundo convulsionado por la lógica del consumo, en donde se nos miente que cada vez, la Muerte puede ser evadida por la prolongación momentánea de nuestros deseos terrestres, ya sea, por la influencia que tenga en nosotros nuevas posibilidades de acceso a nuevos medicamentos y avances farmacéuticos como el viagra para la potencia sexual, tratamientos rejuvenecedores, formas culturales hedonistas y egotistas, tratamientos Quirúrgicos, moda es decir: No es que estoy en contra de los avances científicos y culturales de la humanidad que nos mejoran o facilitan ciertas cosas de la vida, lo que critico es cuando se convierte todo esto en un proceso perverso que hace alejarnos de nuestra esencia humana y que nos manipula a su antojo y nos hace perder el contacto con nuestra vitalidad terrestre y el proceso que nos une como seres vivos con la Naturaleza. Y Termina convirtiéndonos desde la Religión como desde la Ciencia en seres más temerosos y menos críticos ante las complejidades de la vida y que cada quién indudablemente debe saber que el desgaste físico y la muerte  no son  procesos que contengan Maldad en sí misma; son procesos naturales que necesita nuestro planeta para continuar sus periodos transitivos geológicos.

“El anhelo a la veracidad pone en marcha un proceso de crítica que debilita la convicción de que haya alguna verdad segura o expresable en su totalidad” Bernard Willians.

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