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Yaneth Rivas en el MAC: Gloria, competencia y desconfianza


El domingo pasado fuimos llevados,por la inercia del vacío, a la sala cero del MAC, para descubrir la última exposición de Yaneth Rivas:»Gloria, competencia y desconfianza», donde nuestro escepticismo hacia ella devino en sorpresa e inquietud, por su manera de trasgredir los límites de la censura impuesta por la Fundación de Museos Nacionales contra los temas polémicos de la agenda nacional.

Después de verla y disfrutarla, varias preguntas nos asaltaron a la salida del recinto. ¿Cómo hizo para montarla?¿Quién fue su cómplice interno en la movida? ¿Los funcionarios del gobierno la habrán entendido o sencillamente la interpretaron a su favor como una apología, al extremo de publicitarla por su red de «guerrilla comunicacional endógena»?

¿Es real su crítica o es una impostura?¿Cuáles son sus limitaciones y sus alcances?¿Se trata de un caballo de troya, de un ejercicio de infiltración, de una nueva tendencia del arte criollo para mantenerse activo dentro de los cauces de las instituciones del estado, sin negociar y hacer concesiones con la predica de la revolución bonita?Humildemente, desconozco las respuestas.

Por ello, ojalá contemos con la participación de los entendidos y protagonistas de la muestra en el foro, para conocer mejor de la verdadera naturaleza del proyecto. Sea como sea, desde aquí se las recomiendo, porque resulta una bocanada de aire fresco ante la pesada carga de banalidad decretada por Farruco Sesto.

Aun así, las imágenes de Yaneth son polisémicas y admiten una doble lectura. De ahí su posible asimilación y promoción por parte del gobierno. Con todo, rehuyen de la inadidad y de la glorificación politiquera. Por un lado, exponen la serialidad consumista de ciertos mitos telégenicos del proceso,a través de técnicas como el grafitti, el stencil, el video y la instalación. De tal modo, los personajes y los ídolos mediáticos de VTV quedan reducidos a la condición de clichés, estereotipos y figuras omnipresentes carentes de vida. Espectros y simulacros eléctronicos a la altura del Big Brother del documental,»FANtasmo».

Por el otro, la misma repetición del discurso hegemónico puede contribuir a reafirmarlo y reforzarlo en el imaginario popular, al seguir consolidando el poder de su aura y de su carisma audiovisual. Al respecto, debemos reparar en las ambiguas recreaciones de la estampa de Walter Martínez, prestas a la sátira pero también a la sacralización del tabernáculo oficial.Análogamente sucede con los billetes intervenidos por la estética de calendario de las chicas Polar.Ni hablar del rediseño del ticket amarillo del Metro(en forma de res).¿Somos ganado, carne de cañón o la fantasía de modernidad se diluyó?

En consecuencia, ocurre un fenómeno similar al de la tendencia pop encabezada por Andy Warhol, quien combatía al mercado con sus propias armas para terminar por legitimarlo de lleno, en beneficio del negocio de los galeristas y coleccionistas del ramo. La clonación del mensaje lo acababa por neutralizar y normalizar dentro de los canales del circuito comercial, en un círculo vicioso de acción y reacción. Al final, el mainstream cosechaba los frutos de la operación y de la manifestación de descontento. Allí reside el problema de fondo en la muestra de Yaneth Rivas, según mi punto de vista.

No obstante, la prefiero una y mil veces delante de sus colegas y congéneres aferrados a la ubre de la vaca lechera de la Quinta República. En efecto, dos obras suyas valen el traslado hacia el recinto de Parque Central. La primera es una composición caótica y deconstruida, como la ciudad, cuyas huellas permiten vislumbrar una sarcástica denuncia a la corrupción vernácula, sintentizada en el emblema de un maletín atiborrado de billetes( defecados por un ano freudiano). ¿Alusión al caso de Antonini Wilson?Saque usted las conclusiones.

Por último, el golpe fulminante de la creadora lo propina una demoledora pared cubierta con vestigios y desechos del suceso de la caída de El Inca Valero, secundado por titulares de períodicos, fotografías escalofriantes del boxeador en escena y hasta absurdas órdenes de arrestro emanadas por los órganos burocráticos, en clave de planillas escritas con un lenguaje de cuarto grado, para justificar la detención de la autora por trabajar con spray en la calle. Pruebas contundentes del derrumbe de los íconos y leyendas del proceso de cambios.Ascenso y descenso a los infiernos del heroismo bolivariano(retroprogresista).Desplome del socialismo del siglo XXI.

Con sangre y violencia, el pugilista nos despide desde el más allá, bajo la sombra de su tatuaje en el pecho dedicado al comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Los comentarios y las palabras sobran.

Bienvenidos al debate.

PD:lástima por asignarle una microsala en las afueras del Museo.Se merecía un espacio de adentro.Sacarla mueve a la sospecha.

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