Habana Eva: La Contra de Yoani

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El año pasado compartimos una mañana con Román Gubern. Por casualidad, nos alojamos en el mismo hotel durante el desarrollo del Simposio de Cine de Mérida. Nosotros fuimos para hacer un documental sobre el género documental. Él asistió para participar como invitado de lujo y conferencista.Allí lo contactamos, lo abordamos y lo entrevistamos.

A lo largo de sus sesudas intervenciones, pudimos reconfirmar una tesis manifestada en su famoso libro de Historia: en períodos de crisis, la dura realidad o se disimula o se expone con toda su crudeza.
De hecho, según el autor, en épocas de conflicto y depresión, florecen paradójicamente películas evasivas para disimular y solapar el estado de las cosas.
Así fue a raíz de la época del crack de 1929, cuando la comedia musical brindó una válvula de escape ante la histeria colectiva, la inflación galopante y el incremento de la tasa de desempleo, a niveles suicidas.
Otro tanto ocurrió en la Italia del Duce, donde la propaganda impuso un régimen de censura a través de una serie de cintas banales con “teléfonos blancos”, a efecto de esquivar los temas importantes de la agenda nacional.
A consecuencia de ello, nace el neorrealismo para romper con el cerco de la mordaza y denunciar lo prohibido por la dictadura de Mussollini.
En adelante, los casos irán sumándose hasta llegar a nuestro país. Hagamos entonces el recorrido, del vano ayer al día de hoy.
Frente a la tiranía de Franco, la industria española comprometida respondió con una inusitada fuerza alegórica defendida por realizadores como Berlanga, Ferreri y Saura, quienes supieron eludir el cauce de la represión ideológica, para tomar un camino alternativo de expresión.
De igual modo, sucedió en Cuba, antes y después del período especial. De ahí nacen los primeros notables proscritos y condenados de la isla, como Sabá Cabrera Infante con el cortometraje de no ficción, “P.M.”, vetado por la burocracia oficial y llamado a ser el detonante de la tristemente celebre frase del señor Castro: “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”.
En paralelo, la obra de una mujer también se hará sentir con valentía. Su nombre fue Sara Gómez y será responsable de una filmografía entre brillante y maldita, contestataria y adelantada a su tiempo, dialéctica y sepultada por el pensamiento único de los miembros de la nomenclatura. A su lado, Fina Torres es una niña de pecho.
Posteriormente, las voces disidentes comenzaron a perseguirse en una absurda cacería de brujas, y la industria autóctona apenas pudo reflejar la injusticia de soslayo, bajo la batuta de prominentes obras maestras de la talla de “La Muerte de un Burócrata”, “Fresa y Chocolate”, “La Vida es Silbar” y “Guantanamera”, cuatros ejemplos de dignidad y resistencia,por no hablar de las piezas cumbres de Solás y Pineda.
Luego, en la Quinta República, Venezuela sucumbe a un presente dual y polarizado, similar al de sus ancestros, cuyas ramas abordan un par de fenómenos.
Número uno, la existencia de una corriente de fondo, silenciada y acosada por el gobierno,amén de la cruzada “McCarthista” de Farruco Sesto al frente del Ministerio de Cultura, en detrimento de figuras como Fabiola Colmenares(vilipendiada por el propio funcionario) y de proyectos reprobados por el status quo(“Nuestro Petróleo y Otros Cuentos”, “Secuestro Express” y “FANtasmo”).
Y en segundo término, el impulso de una tendencia políticamente correcta, auspiciada por la fachada institucional y audiovisual del PSUV con el objetivo de fundar un sistema carente de control externo, únicamente dispuesto a rendirle cuentas a la pirámide del poder, en perjuicio de los gremios y de sus procedimientos.
Por tanto, La Villa del Cine se jacta de conceder financiamientos y partidas millonarias a dedo limpio, en lugar de someterse a los criterios establecidos por el CNAC.
Por ende, al margen de la legalidad democrática y republicana, Farruco Sesto y su grupo normalizarán la práctica de la repartición personalista del tesoro público, sin atender a los principios básicos de la contraloría social.
En consecuencia, a falta de concursos y de elecciones abiertas, reinarán los decretos y las órdenes subjetivas impartidas a la luz del “proceso de cambios”.
Los rojo rojitos aprobarán y descartarán según los dictámenes del partido y la gestión central. De tal modo, se consolidará una hegemonía comunicacional de inspiración soviética y estalinista, como un ICAIC fidelista digitado por los incondicionales del Presidente, empeñados en cobrar y darse los vuelos entre ellos.
Por algo, no contentos con administrar La Villa, además cumplirán funciones como productores, guionistas y realizadores, en un curioso mecenazgo autoindulgente.
Farruco Sesto le entregará la construcción de La Villa a su socio, el arquitecto Pou, y aparte filmará la adaptación de su fallida novela, “La Clase”, reivindicada por un cierto sector de la crítica, como un largometraje merecedor de un análisis de Cahiers Du Cinema.
Encima, Lorena Almarza aparte de ocupar el cargo de la Presidencia de La Villa del Cine, ejercerá funciones como productora ejecutiva de los proyectos asignados. Tal es el caso de “Habana Eva”, donde además algunos cargos importantes recaerán sobre los hombros de miembros activos de la familia del Consejo Directivo de la Villa.
Por ejemplo, Marco Mundaraín designará a su prima hermana, Blanca Sanoja, en la cabeza de la producción de la película. A confesión de partes, relevo de pruebas. Lean su testimonio de su propio puño y letra en su blog. Es una joya del nepotismo vernáculo. Práctica legitimada desde los tiempos de Gómez y Mussollini. Acuérdense, el último puso a su hijo a presidir los estudios,Cineccita. Disfruten del conflicto de interés:

“Aunque difícil les voy a hablar de Blanca Sanoja a quien me une un vínculo familiar… es mi prima hemana!, más voy a tratar de ser lo más objetivo posible y obviar las anécdotas familiares (como cuando días antes del 24 de diciembre se escabullía a buscar por todos los rincones de la casa los regalos escondidos del niño jesús o bien quitaba el teipe a todos los que ya estaban bajo el arbolito). Entrando en materia, para cuando tratábamos de conformar el equipo de producción de Habana Eva nos preguntábamos quien debía ser el director de producción de esa película, a sabiendas de lo exigente que sería ese rodaje… se barajaron varios nombres, la mayoría de ellos impagables considerando el poco presupuesto disponible y otros cuantos nombres que eran de productores “muy jojotos”, necesitábamos a una cuarto bate de la producción, (para entonces ya teníamos ocupados a todos los demás cuarto bates en otras producciones). Así que finalmente propuse a Blanca al equipo de co-productores… unos no la conocían, otros dudaban, yo la apoyaba. Finalmente y por aquello del derecho a veto Blanca quedó excluida de los posibles candidatos, así que seguíamos buscando… para hacer corto el cuento currículos iban, currículos venían, nadie de los disponibles para entonces cumplía con los requisitos mínimos para asumir este rol… hasta nos presentaron la posibilidad de un muy buen asistente de producción para tales fines! Imposible… a pesar de ser una película sencilla, el solo hecho de grabar durante tanto tiempo en Cuba era de por sí un desafío! Dos meses después, el resultado: “No se hable más, llamemos a Blanca Sanoja”, dijeron quienes no la conocían y quienes dudaban, debo decir que todos los interesados dieron cuenta, una vez en campo, de que ella hacía honor de su vertiginosa y exitosa carrera cinematográfica, ésta inigualable productora venezolana que con su simpatía y obstinación logro acoplar el diverso equipo de Habana Eva, cumplió como era de esperarse su cometido con creces! Venga mi reconocimiento y profundo agradecimiento por todo el esfuerzo puesto para lograr esa nada fácil tarea! Dios te bendiga!”.

Amén. Alabados sean nuestros señores de la cultura.
Pero exceptuando la ironía, ¿la producción cumplió su cometido con creces, a la perfección?
Un comentario recientemente publicado por Javier Guerrero, nos puede arrojar luces al respecto:

“En el 2008, cuando Fina Torres volvió de Cuba tras filmar Un té en La Habana –como inicialmente se titulaba el film Habana Eva–, se corrió un rumor. Aparentemente, una vez en Caracas, el equipo había descubierto en sala de edición que el material filmado estaba totalmente fuera de foco. Sería necesario, entonces, volver a la isla para una vez más rodar la película. El reciente estreno de Habana Eva aclaró los rumores de hace dos años. Según la directora, la cámara ofrecida por la Villa del Cine (coproductor venezolano del film) no cumplía con los requisitos del rodaje, razón por la que la producción decidió alquilar una cámara HD. Las condiciones propias del soporte electrónico, su fragilidad, así como la impericia en el manejo de la cámara, hicieron que algunas imágenes del film estuvieran fuera de foco. Fue necesario, como se rumoreó, volver a La Habana por ocho días pero únicamente a fin de rehacer algunos planos que habían sido afectados por las adversidades, técnicas y humanas, del primer rodaje. No se trataba entonces, como aseveraban los rumores, del film completo…
Pese a que el rodaje adicional se proponía corregir los errores, el film –a mi modo de ver–, continúa fuera de foco. En varios planos e incluso escenas, su foco vacila, la imagen pierde y retoma su nitidez, se empaña, se vuelve brumosa. En diversas oportunidades, noté las fallas ocasionales de la cámara y las correcciones de la edición. Sin embargo, no quiero detenerme en este aspecto técnico que, a mi juicio –quizá no el de otros críticos–, resulta menor, comprensible, un error proporcional a una industria incipiente como lo sigue siendo la industria cinematográfica venezolana. Lo que sí quiero plantear es que la película de Fina Torres está fuera de foco en más de un sentido.”

A continuación, el autor de la cita, comenta las contradicciones políticas del film y de la puesta en escena, al considerarla una comedia edulcorada con un enfoque neocolonial de la ciudad, superado en la propia isla.
En dos platos, la película no es entonces el éxito de producción incontestable e irrefutable, del cual se siente orgulloso el señor Marco Mundaraín.
En efecto, la cinta alberga innumerables fallas de orden técnico y conceptual. Para no redundar en la materia ilustrada por mi colega, empiezo por señalar el aspecto del pésimo acabado del diseño de la banda de audio.
El doblaje se escucha y se siente no fuera de foco, sino de sincro, en cuanto los labios van por un lado y las voces por el otro, a la usanza de un espectáculo fallido de ventriloquía.
Para colmo, los diálogos nada aportan a la imagen y la subrayan con explicaciones obvias de comentarista deportivo(amateur), dejándole poco espacio al espectador para imaginar y recrear por su cuenta.
Las semejanzas con la telenovela cubana y venezolana, son preocupantes. Verbigracia, el reparto principal procede del ambiente natural del serpentario de la señal abierta, en nombre de culebras y boas de diversa especie.
Juan Carlos García interpreta un papel inaudito en la piel bronceada de un arquitecto venezolano, nacido en Cuba, amante de la fotografía y de regreso a su tierra para sacarle partido económico a sus propiedades.
En consecuencia, el guión es arbitrario, absurdo y desatinado como la escogencia del casting, salvo por las contadas excepciones de Pakrirti Maduro y su mejor amiga. Ambas derrochan picardía, inteligencia , astucia y profesionalismo. Por cierto, a la segunda la matan sin necesidad en un accidente filmado a lo capítulo cumbre de Venevisión.
Sin necesidad,porque sigue figurando, aunque en clave de fantasma simpática(tipo Gasparín).La reiteración del recurso atenta contra la espontaneidad del sentido del humor, al convertirlo en una rutina mecánica y predecible.
Lo mismo ocurre con el chiste blando e ingenuo de las viejas verdes, pintadas de verde.
Al final, hasta pierden el color del maquillaje para evidenciar(involutariamente)el progresivo desvanecimiento de su tez cómica.
Ni hablar de David Garcés, reducido a la condición de un muñequito de torta extraído del cuadro ganador del Mister Venezuela. Por decir algo, Edgar Ramírez duplica su locución en la serie “Bourne”.
De resto, el argumento avanza a trompicones, sembrando dudas por doquier, al extremo de culminar con un happy ending entre flojo y seudofeminista. Una ilusión trivial, un desenlace tranquilizador, una conclusión de Hollywood, una promesa de sueño americano realizado en la tierra, de conformidad con las tesis de éxito y superación de la adversidad de títulos de la factura de “Cheila” y “Día Naranja”.
Piezas sincronizadas en tono y dimensión, dentro de las aguas plácidas y reconfortantes del mar de la felicidad, a espaldas de la realidad y de cara a un futuro de redención capitalista en socialismo.Curioso subtexto boliburgués enarbolado por Fina Torres en “Habana Eva”, en cuanto su heroína bíblica nos marca el rumbo de una evangelización endógena, al fundar su negocio, su restaurante chic con pasarela y demás, en medio de un contexto al borde del colapso.
Tamaña incoherencia la conduce a ofrecer un salvoconducto de entrada al paraíso, al oasis de la resurrección individual, en un entorno desértico, monotemático, empobrecido e infernal para algunos.
Desértico como las librerías de la Habana, pobre como las insuficientes provisiones alimenticias de la isla e infernal como los testimonios de los presos políticos de Cuba(algunos liberados por la presión política internacional).
A ellos sería interesante proyectarles “Habana Eva”, para conocer su punto de vista. De seguro, no les caería nada bien y les resultaría una falta de respeto, con su cuento de hadas saldado como la adaptación de Tim Burton de “Alicia en el País de las Maravillas”.
La joven se emancipa del supuesto yugo de la reina de Corazones, para levantar anclas con destino a la conquista de sus deseos materiales. El credo de la Disney según el dogma de “Los Vampiros en la Habana”.
Por lógica, el film de Fina Torres se quiere un retrato idealizado y romántico de la generación de relevo en el seno de la monarquía de los barbudos. No obstante, aquí también se queda corta con su acercamiento burocrático, etnocéntrico y epidérmico de tarjeta postal.
Bastaría escuchar cualquier letra del grupo punk, “Porno para Ricardo”, para comprender la desconexión de Fina con su objeto de estudio antropológico.
Como observadora de un territorio ajeno, la directora se regodea en una mirada inocente de turista accidental y ocasional, de lujo, sorprendida por la belleza de la alteridad.
Parece Julia Roberts de viaje por la India o Angelina Jolie en plan de campaña humanitaria y filantrópica por el tercer mundo.Lost in Traslation. Refugiada como la María Antonieta de Sofía Coppola en un castillo, antes del derrumbe de su oligarquía,antes del estallido de la burbuja.
Su visión de los otros, en lo personal, me recuerda el álbum de Doña Leni Riefenstahl en el África, cuando bailó el Waka-Waka con la tribu Nuba, para inmortalizarnos cándidamente con su lente hueco. Sin duda alguna, compuso estampas bellas y prolijas. Lastimosamente, escondían las miserias de un pueblo y de un continente azotado por el hambre y las penurias de la pesadilla de Darwin.
Con “Habana Eva” sucede igual. Después del esfuerzo titánico en hacerla(¿una, dos veces?), el vacío y el aislamiento de Cuba continúan su marcha indefinida por los siglos de los siglos.
De la jugada de millones de dólares, su población no saldrá precisamente beneficiada. Los auténticos ganadores de la partida, serán sus promotores, quienes tendrán otra excusa para certificar la vigencia del comunismo, a pesar de su muerte declarada con la caída del muro de Berlín.
¿Good Bye Lenin?Yo te aviso.
Bienvenidos de retorno al cine alegórico de la guerra fría, made in Cuba, a una distancia kilométrica de la posmodernidad antiséptica y publicitaria de “Habana Blues“ y “Buena Vista Social Club”.
Paz a los restos de Titón.
Por eso, “Habana Eva” es un telón kistch.
Una suerte de antítesis del empeño disidente de blogueras como Yoani Sánchez.
Un resumen de la predica progresista del gobierno sobre la mujer, para cosechar votos en río revuelto.

Prefiero “Oriana”. Ojalá se retome su rumbo en el mañana.

7 Comentarios

  1. Comparto algunas ideas.
    Mas no creo que todo haya sido una pérdida y lástima. Muchos aspectos son rescatables, y admirable que esta mujer logre que el público (ajeno a todos estos análisis) se levante luego de cada función a sonreír y aplaudir.

    Creo que sí hay avances dentro de tantas complicaciones y egocentrismos. Nuestro cine está ahí, para verlo, analizarlo cómo no, devorarlo, disfrutarlo… no para acribillarlo a tiros.

    Saludos.

  2. Sergio,

    Vi hace poquito esta película y ahora vuelvo a leer tu crítica. Pienso que «Habana Eva» fue una oportunidad desaprovechada, vistas las posibilidades de producción. Me gustó la dirección de fotografía y de arte, pero es verdad que el guión es malo, con diálogos muy básicos, inconexos, y una puesta en escena demasiado parecida a la telenovela tradicional. Parece que Juan Carlos García no tuvo la molestia de tomar unas clases de fotografía para que se le notara menos el ñerismo del papel. La protagonista bien dentro del límite del guión y la co-protagonista muy bien. Pero en resumen, oportunidad desperdiciada.

    Otra peli que vi fue «Cheila, una casa pa’ Maita». ¿La viste? Anímate con una crítica, a mi me gustó.

    Saludos,
    J.

  3. Gracias por el feed back,Juan.
    De hecho le dedicamos una crítica a Cheila por aquí.
    Búscala.
    Muchos saludos.

  4. concuerdo totalmente con tu crítca, fue una reproducción fiel y exacta de las novelas chimbas de RCTV, con los mismos actores y todo, qué desperdicio!!!!

  5. Saludos
    Aunke llego burda de tarde a la discusion, quiero coincidir en aspectos con Sergio, como lo del final hiperprevisible de la chama que va a cruzar la calle y la van a atropellar… no pudo ser mas lugar comun imposible.
    Por otro lado si vas a poner las viejas verdes entonces debe haber una correlacion en la pelicula con esa pseudo vision surrealista (asi como la gasparina), por otro lado la critica al sistemita de produccion de vestidos de novia no hace realmente critica, es deir lo hace de ladito, si no te vas a meter de lleno no critiques a media como para no decir nada completo ( me recuerda la «critica» que hace Almodovar a la iglesia en la mala educacion y se queda despues en la seudocritica).
    Solo quisiera saber cuanto se gasto en esta pelicula, pues a lo mejor si se financian varios cortos se puede ir perfilando mejor la produccion, es decir es mejor pelar bolas en varios proyectos pequenhos, que echarse este pelon de bolas en uno tan grande.
    como el milmillonario bodrio del caracazo….
    saludos
    voy a ver taita boves a ver que comento… sigo en retraso

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