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El marco que acompaña casi todo el video son las «puertas de la percepción», la realidad vista desde el espectador sensorial, realidad que parece solidificarse cuando realmente son partículas suspendidas en mayor cantidad de espacio que de materia, el sonido es casi una ampliación del silencio.
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La forma tan familiar, tan cálidamente acogedora es el cuerpo, visto como algo que se posee («esta forma que poseo ahora»), no como algo que se és, el autor se observa como poseedor de un cuerpo y por lo tanto ajeno a él, es la conciencia que observa su vasija, su repositorio, su envase «tan familiar y cálido»
Esta vasija es mostrada como cuerpos con rostros ajenos a las emociones, cuerpos de animales bien alimentados pero inexpresivos, cuerpos de muertos en vida que apenas se expresan levemente para rascarse la nariz, uniformados elegantemente y preocupados por su buen vestir, preocupados por «verse bien» se limpian el elegante saco negro estándar.
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«Abrazándote a ti, a esta realidad aquí», el observador, la conciencia, decide abrazar su realidad aquí y ahora, abraza el cuerpo -aunque ajeno- que posee aquí y ahora, el video muestra al humano tomando un cuchillo, que es prácticamente un objeto precioso, muy bien guardado.
El cuchillo es utilizado para cortar una manzana que surgió espontáneamente, es el símbolo de la manzana de Adán, el hombre decidió explorar el árbol del conocimiento y de la vida eterna, el hombre se aventura en su autoconocimiento, en su propia liberación, en su desarrollo pleno
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«Vagamente recordamos que vino antes de este precioso momento», el hombre o grupo de hombres ahora son sus propias guías, su propia luz (imagen de la vela en la mano), ya no están sujetos a los condicionamientos externos, son libres, viven plenamente el momento presente, vagamente recuerdan quienes somos de donde venimos, ya sea por orientación al auto-descubrimiento o por plenitud del presente.
El proceso de autoconocimiento se inicia con una profunda purificación de las impurezas acumuladas por incontables condicionamientos, incontables acciones negativas, las impresiones oscuras, podridas del inconsciente fluyen como vómito negro, la purificación produce una sensación de eternidad del momento presente, para finalizar en un ciclo / círculo perfecto y darse cuenta que «todo este dolor es una ilusión»
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A partir de aquí hasta el minuto 8 el video es bastante surrealista y por tanto escurridizo para interpretaciones lógicas, sin embargo haré una aproximación de mi interpretación.
Al inicio se muestra una figurilla pequeña palpitante de grandes ojos que bien pudiera representar las pequeñas angustias, las pequeñas historias y los pequeños complejos que todos tenemos y que denominaremos ego.
El ego esta sentenciado a muerte, simbolizado por esa suerte de guillotina de piedra que se mueve de un lado al otro, el hombre moreno representaría la conciencia o ser tripulante del cuerpo, siempre acompañado del ego, su imagen del «yo», el ser consciente detiene su miedo a morir y termina destruyendo su propia guillotina ahora convertida en lápida que se desmorona ante la conciencia de que «elegimos estar aquí y ahora dentro de esta sagrada realidad, de esta sagrada experiencia», el despertar se ha iniciado.
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Se observa el ser explorando un árbol seco de rostro humanoide, mientras el cuerpo es cada vez más ajeno, y sin embargo la experiencia presente, los pocos segundos del presente se hacen casi iguales a la eternidad, ha comenzado la vida eterna, no del otro mundo, sino la vida de posibilidades ilimitadas del momento presente, la sensación de eternidad («este cuerpo que me sostiene haciéndome sentir eterno, todo este dolor es una ilusión»)
El ser se refugia en pequeñas cajas de cristal simbolizando quizás la programación neural que ejerce una influencia no se si negativa (un televisor? una computadora?) o positiva (una técnica de relajación? estudio? meditación?).
Mientras el ser observa por las puertas de la percepción hacia un gran bosque afuera, enormes bolas negras se concentran y acumulan simbolizando conceptos, temores, emociones perturbadoras, el ego se muestra temeroso ante ellas y termina aplastado por sus ideas fijas y emociones perturbadoras, el cuerpo del ego se observa tal como es, un mecanismo biológico ahora sin vida, el ser se revela contra esas ideas y conceptos fijos y sale al bosque, comienza a desprenderse de su ego ahora fallecido.
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«Este cuerpo que me sostiene me recuerda mi propia inmortalidad», los conceptos e ilusiones siguen persiguiendo al ser, luego, quizás parafraseando las enseñanzas Zen de que incluso «una hoja de hierba puede ser tu maestro», el ser se encuentra con una hoja que de pronto se ilumina, resplandece («recuerda, somos eternos, todo este dolor es una ilusión»).
Luego la hoja se convierte en un ojo abierto y una llama (símbolos de la iluminación) y permea por completo el cuerpo del hombre, se abren millones de canales luminosos y las energías duales pasan por el corazón encendiendo un doble diamante («dorje» en tibetano) que simboliza en el budismo tibetano la mente indestructible, la unión de lo femenino y lo masculino, la unión de la compasión y la sabiduría, la plena realización del gozo y la actividad iluminada.
El ojo en la frente, acompañado de millones de ojos en el espacio, simboliza la plena realización, el conocimiento experimental, no necesariamente racional, universal. Luego de esto el ser ya no necesita de símbolos, ni conceptos, los ojos y formas desaparecen y la experiencia es energía pura que no está separada del universo, la actividad iluminada fluye sin ningún tipo de obstáculos y todo es energía, incluso esta concepción de canales y energías se disuelve formando un sólo y único plano blanco que representa la claridad y brillos absolutos, sin separación.
Dedicado a todos los que piensan que al tocar los discos de Rock al revés suena música satánica.