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CHAVEZ: EL OPIO DEL PUEBLO

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Han pasado casi 8 años desde que El Nacional me publicara un artículo en el que comparaba la revolución con un sueño (o pesadilla, según la esquina en la que uno se encuentre). Aunque en aquel entonces mi facilidad de palabra no estaba tan desarrollada como ahora, la teoría sigue siendo simple: el sueño es una satisfacción alucinatoria del deseo (psicoanálisis puro y duro), es decir, soñamos porque no conseguimos lo que queremos durante la vigilia. Dicho de otro modo, mientras dormimos, nuestra mente se las arregla para fantasear que estamos satisfechos.

El espectáculo del 19 de Abril parece confirmar que el ámbito del sueño ha inundado lo que antes era realidad social. Ya no importa la inseguridad, el hambre y, en conjunto, el caos de un país que se mantiene a punta de petrolocura. Los revolucionarios insisten en que despertamos. Esta doñita, el equivalente de la viejita adeca que gritaba ¡hanos viví’o mar!, nos demuestra que seguimos soñando.

Pueden ver el artículo al que aludo ACÁ.

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