Remake de un Viernes Negro

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Llegó diciembre de 2009 y sucedió lo mismo que todos los años. Centros comerciales abarrotados, ferias inventadas, buhoneros por todos lados, ofertas en cualquier medio, todo con la finalidad de que se gastara lo ganado en un año más de una «supuesta» crisis. Algunos aguinaldos llegaron y se fueron igual que muchas de las dietas implementadas en el año. Se repitieron además los típicos comentarios “bonchones”: “¡Qué crisis va a ver, salgan a las calles para que vean las miles de compras!”, “¡Se han superado los récords de ventas hasta en el papel higiénico!” “¡Qué comunismo!, ¿no han ido al Sambil?”.

Sin embargo, el sábado 09 de enero de 2010 se convirtió en un nuevo diciembre, lo que algunos voceros de la oposición denominaron (de forma no particularmente “brillante”) el “Viernes Rojo”. Desde la madrugada miles de personas se congregaron como si fuesen a sacar el pasaporte o la cédula. ¿Dónde? En las tiendas de electrodomésticos. Muchas santamarías permanecieron cerradas, mientras los dueños de los comercios se preparaban ansiosamente por remarcar los precios de sus inventarios, en previsión por lo que venía. Aumentos de precios con el frenesí del momento, convertidos en orgasmos económicos.

La razón de todo esto fueron las medidas informadas por el Presidente Hugo Chávez desde el Palacio de Miraflores. De una manera anormalmente calmada y relajada -considerando la magnitud del anuncio- informó de cambios en el valor del Bolívar frente al Dólar. En esta ocasión, el Gobierno Nacional no consideró que la devaluación del Bolívar Fuerte ameritaba un anuncio en cadena nacional, tal como se han informado decenas o centenares de acciones o medidas con un impacto político, económico y social infinitamente menor. Aún así, más de uno estaba frente al televisor pensando en cómo hacer (o deshacer) las maletas. ¿Bajo perfil pre-electoral? (Veremos si se mantiene durante la campaña).

Durante su intervención, el Presidente Hugo Chávez informó que se establecería un tipo de cambio dual: el dólar “preferencial” (al cual decidimos llamar así por el parecido con su primo lejano de RECADI) pasó de 2,15 Bs. a cotizarse en 2,60, una devaluación de aproximadamente 20%, y que será utilizado para la importación y las operaciones cambiarias en los sectores de alimentación, salud, ciencia y tecnología, maquinaria y equipos, el envío de remesas a familiares y estudiantes venezolanos en el exterior, los Consulados y Embajadas acreditadas en el país, así como los jubilados y pensionados. El otro dólar, denominado por el Gobierno Nacional el “dólar petrolero”, tendrá un valor de 4,30 Bs. (100% de devaluación) y será utilizado para todos los demás sectores de la economía, incluyendo el automotriz, el comercio y las telecomunicaciones.

Son inevitables las comparaciones con el “Viernes Negro” de la denominada “IV República”, durante el Gobierno de Luís Herrera Campins, considerado históricamente como el punto de inflexión para el inicio de la crisis terminal del Puntofijismo. Tal como han destacado algunos partidarios del Presidente Chávez, no deja de resultar sorprendente que el Gobierno Nacional decidiera devaluar a 4.30 Bs. por dólar justamente un viernes. ¿Por qué no un martes o un jueves? ¿Por qué no a 4.20 o 4.55? Pareciera una involuntaria ironía, fruto de la crisis sistémica que parece estar afectando el desempeño del Estado a todos los niveles.

En primer lugar, nos llama la atención la reticencia de los funcionarios y simpatizantes del Gobierno Nacional hablar de “devaluación”, optando por eufemismos como “corrección monetaria” o “ajustes”. Incluso, se ha llegado al extremo de referirse a una presunta “revaluación” del Bolívar, sin vacilar ante tamaña aberración.

¿Se puede hablar de devaluación de la moneda? Por supuesto: hubo una devaluación del 100% del Bolívar frente a la divisa con la cual se adquieren la mayoría de los productos que consumimos los venezolanos, puesto que lejos estamos de superar nuestra crónica dependencia de las importaciones. Incluso en el caso de los sectores como salud y alimentación, estamos frente a una devaluación del 20%. Negarlo o relativizarlo es como si un profesor hubiese revisado el examen para reducirle la nota a un alumno de veinte a diez puntos, pero le diga: “¡Igual pasaste!”.

Sin embargo, la sabiduría popular no se equivoca, y se podrá reconocer la devaluación cuando se tenga que llevar la comida a la mesa, pagar los servicios públicos (racionados o no), o comprar los útiles escolares y cueste cada vez más estirar la platica hasta la próxima quincena. Hacemos votos porque el Gobierno Nacional recupere la mística de sus inicios y decida hablarle a la gente con claridad y respeto.

Parece que el Gobierno Nacional pretendiera explotar hábilmente la mítica “corta memoria” de los venezolanos, hablándonos de un “reajuste” especial, cuando realmente todo vuelve como un deja vu. El Bolívar se ha devaluado frente al dólar aproximadamente 880% en los diez años del Gobierno del Presidente Hugo Chávez, de acuerdo con cifras del Banco Central de Venezuela (BCV). A ya dos años del establecimiento del “Bolívar Fuerte”, medida que en sí misma acarreó un fuerte gasto, queda cuestionarse qué tan fuerte era el Bolívar para debilitarse así en 740 días.

Entonces, la devaluación nos habla realmente de una problemática estructural de nuestra economía, la dependencia del petróleo y la carencia de producción local, que nos lleva a depender exageradamente de las importaciones. Aparentemente, en estos diez años hemos avanzado muy poco en solventar esa debilidad y diversificarnos ¿Hasta cuándo viviremos de las rentas de una fuente de energía no renovable y crecientemente criticada en el mundo por sus efectos sobre el medio ambiente?

Mientras tanto, el Gobierno Nacional culpa de la vorágine de encarecimiento a los especuladores. Evidentemente, el INDEPABIS debe estar atento, pues no puede ser que productos adquiridos con el dólar a 2,150 Bs. se incrementen más del doble de la noche a la mañana. Pero ¿hasta cuándo podrá represarse la espiral inflacionaria?

Es imposible devaluar sin enfrentar un incremento de la inflación. Es la dura realidad. Sin embargo, se percibe que se pretende explotar la devaluación para avanzar en la estatización de la economía, como parece estar ocurriendo con la expropiación de la cadena de automercados ÉXITO, que dicho sea de paso, pareciera sugir como reacción a la incapacidad del Gobierno Nacional de concretar sus propias iniciativas, prefiriendo usurpar las infraestructuras y empresas construidas por otros actores. Ya sucedió en el caso de las cementeras de CEMEX y Holcim. Si el Gobierno Nacional decidiera desarrollar la red de la COMERSO para poner el ejemplo, otro gallo cantaría, pero pareciéramos estar frente a un caso de facilismo y viveza criolla disfrazada de “socialismo” y justicia social. Como en otros casos, será el pueblo quien juzgue.

Pero volviendo al tema de la “revaluación” (en negativo), no deja de sorprendernos que muchos de los “voceros” de oposición que clamaban por una devaluación “necesaria” e “impostergable”, ahora reaccionen de la manera más agresiva y descontrolada. El pueblo espera propuestas y soluciones concretas a sus problemas, alternativas válidas. Líderes creíbles. No necesita la crítica estéril – criticar por criticar- que a veces puede rayar en el absurdo, el ridículo y la histeria más pueril.

En vez de abocarse a explicar a los sectores populares los efectos de la devaluación, y a convocar un diálogo nacional para enfrentar la innegable crisis que afecta a Venezuela, tenemos que algunos políticos, como Julio Borges, realizan pronunciamientos francamente tontos, como decir que ahora el Gobierno tendrá mayores recursos financieros para continuar la “regaladera” a otros países y la ‘compradera’ de armamento. Tal como han señalado algunos comentaristas, alguien debería decirle al líder de Primero Justicia que la asistencia de Venezuela a otras naciones y la adquisición de insumos militares se realizan en dólares, los cuales ciertamente no se ven afectados por la devaluación. Indudablemente, es necesaria otra forma de hacer oposición.

Tras un pequeño ejercicio de memoria, podemos recordar que el 24 de septiembre de 2008, el Presidente Hugo Chávez Frías afirmó que Venezuela estaba “blindada” ante la crisis económica internacional, por lo cual no estaba preocupado por su país sino por las demás naciones. Ahora, el 03 de enero de 2009, el Presidente Hugo Chávez Frías reiteró que la Revolución Bolivariana había salvado a Venezuela de los efectos de la crisis económica internacional…

Ahora nos piden paciencia. ¿Seguiremos esperando?

http://promedio-ecs.blogspot.com

3 Comentarios

  1. Noto que quien escribió este artículo no está al tanto del concepto de ‘costo de reposición de inventarios’.

  2. Saludos Warholio. Es precisamente a lo que hacemos referencia cuando decimos que «es imposible devaluar sin enfrentar un incremento de la inflación».

    Es por ello que quienes importan, por ejemplo, insumos médicos (20% de devaluación) probablemente los suban más de 50%, porque ellos igual tendrán que gastar (sus ganancias, salarios, etc.) en un contexto de inflación y deben recuperar pérdidas. No se limita a lo que me cuesta importar sino también al contexto donde lo debo gastar.

    Lo mismo, que es lo que planteas, pasa cuando debo reponer mi stock de neveras o que se yo qué electroméstico. Deberá comprarlas con el dólar 100% más caro (aunque se supone que yo he tenido ganancias previas y el aumento no debería ser inmediato, sino progresivo. Pero esos son detalles).

    Sin embargo, la cuestión es que si te devaluaron el dólar «petrolero» a 100%, no deberías incrementar los precios a 150%. Eso ya es jugar vivo.

    Por ejemplo, algunos pasajes aéreos que estaban a 2.500 Bs. se dispararon a 5.700 Bs. Más del 100% que fue devaluada la moneda. Esos son servicios de compañías aéreas internacionales que no tienen costos de reposición de inventario en el país, y no deberían hacer un recargo sobre el precio de pasajes que ya vendieron.

    Del resto creo estamos de acuerdo. Gracias por comentar, saludos y que estés bien.

  3. Hola promedio,

    Me ha gustado mucho tu disertación. Mas claro el agua.

    Me gustaría saber tu opinión con respecto a los pasajes aéreos, pues en Argentina las aerolíneas han tenido que bajar desde 300 a 400 $ los precios para animar la demanda, pero ¿crees que eso tambien puee pasar en Vzla.?, es que no recuerdo ningún episodio donde las cosas que han subido vuelvan a bajar. Espero no tener que olvidarme de los viajes al exterior.

    Saludos y gracias por tu blog.

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