La indiferencia como forma de vida

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El SI 54,36 %, EL NO 45,63 %. ¿Cierto? Bueno, sí, pero no. Veamos los resultados y desglosémoslos usando como referente el 100% de los electores inscritos en el REP.

¿Notan la diferencia? El SI, ganó, eso hay que reconocerlo, sin ambages y sin darle rienda suelta a ridículas teorías conspirativas: la mayoría votó por el SI, punto. Admitámoslo y revisemos la segunda cifra. En segundo lugar, no llegó el NO, llegó la abstención, el NO de tercero y los votos nulos de cuarto.

Ahora les invito a recordar una escena de la película Hotel Rwanda: Es 1994, en Rwanda miles de personas están siendo asesinadas en las calles, un periodista (Joaquín Phoenix) está filmando las imágenes de la masacre… Una vez que las reproduce, un rwandés pregunta ingenuo:

— Supongo que ahora que esas imágenes están al aire la comunidad internacional vendrá a ayudarnos, ¿verdad?

— No –, le responde el periodista.

— ¿Y entonces que harán cuando vean esas horribles imágenes?

— Pues mirarán hacia el televisor y dirán “¡Oh Dios, que horrible!”. Y luego seguirán cenando.

En esa escena el director Terry George cuestionaba la indiferencia con la que nosotros vemos al mundo y juramos que tenemos conciencia social porque miramos al televisor y nos horrorizamos por las cosas feas que ocurren.

Anoche se me ocurrió esa escena aplicada a Venezuela. Uno de los “ninís”, uno de los neutrales, uno de los millones de venezolanos que no votan y a los que les sabe a mierda lo que pasa en el país, mira hacia el televisor y ve a los estudiantes ser golpeados por la Guardia Nacional, ve al Presidente regodearse en su soberbia y decir que gobernará hasta el 2049 si le da la gana de hacerlo, ve las imágenes de los ranchos de Caracas siendo arrasados por la lluvia, ve a los niños que piden plata en los semáforos, ve a las madres que cada fin de semana lloran la muerte de sus hijos en la morgue, ve la pobreza, la corrupción, la incompetencia, ve a las familias venezolanas partidas en dos y divididas por el odio, ve las agresiones, los irrespetos, el desprecio al que hemos sido sometidos quienes cometimos el “crimen” de oponernos al gobierno, ve el ventajismo, ve como se utilizaron los recursos públicos para hacer la campaña más desigual que hayamos visto en Venezuela, ve como se censuraron cuñas del NO, ve como se impidió el cierre de campaña del bloque del NO, ve como se impidió el derecho al voto de miles de nuevos votantes a los que se les bloqueo la inscripción en el Registro Electoral Permanente, ve a Tarek William Saab votar doble y romper su voto nulo, ve a Aristóbulo Istúriz hacer algo parecido, en fin, ve a su alrededor y dice: “¡Oh Dios, que horrible” y sigue haciéndose el pendejo y dejando que otros demos la cara por él.

Yo no tengo ningún reclamo que hacerle a las seis millones de personas que votaron por el SI, y mucho menos a los cinco millones que lo hicimos por el NO, venciendo toda clase de obstáculos y abusos, sin precedentes, estos, en la historia electoral venezolana, al menos en la democrática. A quienes votaron por el SI solo espero que la realidad termine de bañarlos, que terminen de abrir los ojos ante el entorno del país. A quienes votaron por el NO, pues solo puedo expresarles mi admiración y respeto, en particular a los funcionarios públicos y estudiantes de universidades del estado que se atrevieron a serle fieles a sus conciencias.
Mi reclamo va para tres de cada diez venezolanos que de manera sostenida se han hecho los locos ante lo que ocurre, a todos esos compatriotas que son maestros en el arte de decir “yo no me meto en ese peo”.

Seamos honestos, esa es una actitud constante en Venezuela. Ustedes lo saben: ese vecino que le pega a su esposa pero al que nadie denuncia porque entre marido y mujer nadie debe meterse. Ese funcionario matraquero al que nadie denuncia porque, después de todo, siempre te “agiliza” los trámites. Esa mirada hacia la izquierda cuando pasas al lado de un mendigo. Esa capacidad asombrosa que tienen algunos de ver la ranchería de caracas y decir que parece un nacimiento. Allí están los neutrales, cuando pasan al lado de un niño que está en un semáforo pidiendo dinero y suben el vidrio y golpetean con los dedos el volante, esperando que cambie la luz y les permita abstraerse de ese pedazo de realidad que les golpea la ventanilla recordándoles que Venezuela está jodida.

En realidad es un arte. Eso de ser indiferentes no es sencillo. Se trata de ejercitar la habilidad de hacerse el toche, de pasar desapercibido, de no tomar posición alguna ante nada, de ser un mediocre perfecto que nunca dice nada, o peor, que siempre dice lo correcto para que nadie se incomode. Ser un indiferente requiere de unas altas dosis de insensibilidad, de un enorme caudal de miropalotroladismo. Se trata de hacerse el cegatón, de hacerse el sordo y el mudo. Es como si las personas asumieran un autismo voluntario.

Así que, ¿qué decir? Si hay casi seis millones de venezolanos a los que ésto les sabe a mierda, pues entonces nos merecemos lo que nos pasa. Hugo Chávez ha construido un liderazgo basado en el miedo, eso es verdad. Pero lo que sustenta a Chávez en el poder es la indiferencia de millones de personas a las que les vale madre lo que pasa en el país.

Yo no me siento mal por ayer; es decir, obviamente me hubiese gustado que el resultado fuera otro, pero estoy con la conciencia tranquila de que hice lo que tenía que hacer; tanto al votar como al ser testigo de mesa. Me siento tranquilo con mi conciencia.

Sobre lo que pueda pasar de aquí en adelante, pues ya hablaremos en los próximos días. Yo creo, eso si lo digo hoy, que todavía hay mucho por delante y que no todo está perdido. Pero de lo que quiero hablar hoy no es de eso, porque no es eso lo que me ronda la cabeza desde ayer a las 9: 30 de la noche, cuando fueron anunciados los resultados. Lo que realmente me ronda la cabeza el día de hoy es: ¿Qué hubiese pasado si los cinco millones y medio de personas que no acudieron a votar lo hubieran hecho?

La respuesta no la tengo yo, pero lo friki es que tampoco la tienen ellos, los neutrales. Ya que como buenos neutrales seguro que no han pensado en eso.

Yo quisiera creer que como en “Corazón Delator”, el cuento de Edgar Allan Poe que narra la historia de un asesino que oculta el cadáver de su víctima en el sótano de su casa, el latido constante de la culpa acosara a quienes no cumplieron con su responsabilidad. Me gustaría creer que el cuervo de la conciencia (parafraseando otra vez a poe) se posará sobre el dintel de la puerta de los abstencionistas recordándoles que gracias a su indiferencia el día de ayer, se obtuvo este resultado. Pero si algo he aprendido en mi vida es que la conciencia no es algo que funcione de manera automática. Uno decide si tiene o no conciencia. Uno decide si ve o no lo que está mal. Es uno quien tiene el poder de decidir si se asume o no, el voluntario síndrome de autismo que caracteriza a quienes nunca se comprometen con nada. Uno decide si ve o si mira para otro lado. Si uno lo desea puede hacer como en 100 años de soledad y pasar al lado de los cadáveres y fingir que nunca ocurrió una matanza.Así que, saludos amigos neutrales. Gracias por todo y cuando salgan de su indiferencia, bueno, si es que salen, esperamos que no sea demasiado tarde.

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Fé de Ratas: Cuando escribí esto estaba buscando una cita de Cien Años de Soledad, pero no la encontraba. Así que hice el artículo en un archivo Word esperando encontrar la cita en Internet. Pero cuando coloqué el post se me olvidó buscar la fucking cita. Así que el post salió así. Lo arrecho es que ninguno se dio cuenta, lo que demuestra que aquello que decía Laureano Márquez en “El Código Bochinche”, es verdad: “Chamo, te leí… Bueno, un extracto, tú sabes que aquí no necesitamos leer completo para emprenderla contra alguien. Buscamos lo que no nos gusta y de ahí nos agarramos.” [Ja, Ja, Ja, :)]

Así que supongo que ya no tiene mucho sentido. Aún así, la cita esquiva era la siguiente:

“Cuando José Arcadio Segundo despertó estaba bocarriba en las tinieblas. Se dio cuenta de que iba en un tren interminable y silencioso, y de que tenía el cabello apelmazado por la sangre seca y le dolían todos los huesos. Sintió un sueño insoportable. Dispuesto a dormir muchas horas, a salvo del terror y el horror, se acomodó del lado que menos le dolía, y solo entonces descubrió que estaba acostado sobre los muertos. No había un espacio libre en el vagón, salvo el corredor central. Debían de haber pasado varias horas después de la masacre, porque los cadáveres tenían la misma temperatura del yeso en otoño, y su misma consistencia de espuma petrificada, y quinies los habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y el sentido en que se transportaban los racimos de banano. Tratando de fugarse de la pesadilla, José Arcadio Segundo se arrastró de un vagón a otro, en la dirección en que avanzaba el tren, y en los relámpagos que estallaban por entre los listones de madera al pasar por los pueblos dormidos veía los muertos hombres, los muertos mujeres, los muertos niños, que iban a ser arrojados al mar como el banano de rechazo. Solamente reconoció a una mujer que vendía refrescos en la plaza y al coronel Gavilán, que todavía llevaba enrollado en la mano el cinturón con l hebilla de plata moreliana con que trató de abrirse camino a través del pánico. Cuando llegó al primer vagón dio un salto en la oscuridad, y se quedó tendido en la zanja hasta que el tren acabó de pasar. Era el mas largo que había visto nunca, con casi doscientos vagones de carga, y una locomotora en cada extremo y una tercera en el centro. No llevaba ninguna luz, ni siquiera las rojas y verdes lámparas de posición, y se deslizaba a una velocidad nocturna y sigilosa. Encima de los vagones se veían los bultos oscuros de los soldados con las ametralladoras emplazadas.
Después de medianoche se precipitó un aguacero torrencial. José Arcadio Segundo ignoraba dónde había saltado, pero sabía que caminando en sentido contrario al del tren llegaría a Macondo. Al cabo de más de tres horas de marcha, empapado hasta los huesos, con un dolor de cabeza terrible, divisó las primeras casas a la luz del amanecer. Atraído por el olor del café, entró en una cocina donde una mujer con un niño en brazos estaba inclinada sobre el fogón.
– Buenos – dijo exhausto -. Soy José Arcadio Segundo Buendía.
Pronunció el nombre completo, letra por letra, para convencerse de que estaba vivo. Hizo bien, porque la mujer había pensado que era una aparición al ver en la puerta la figura escuálida, sombría, con la cabeza y la ropa sucias de sangre, y tocada por la solemnidad de la muerte. Lo conocía. Llevó una manta para que se arropara mientras se secaba la ropa en el fogón, le calentó agua para que se lavara la herida que era sólo un desgarramiento de la piel, y le dio un pañ limpio para que se vendara la cabeza. Luego le sirvió un pocillo de café, sin azúcar, como le habían dicho que lo tomaban los Buendía, y abrió la ropa cerca del fuego.
José Arcadio Segundo no habló mientras no terminó de tomar el café.
– Debían ser como tres mil – murmuró.
– Que?
– Los muertos – aclaró él-. Debían ser todos los que estaban en la estación.
La mujer lo midió con una mirada de lástima. «Aquí no ha habido muertos – dijo -. Desde los tiempos de tu tío, el coronel no ha pasado nada en Macondo.» En tres cocinas donde se detuvo José Arcadio Segundo antes de llegar a la casa le dijeron lo mismo: «No hubo muertos.» Pasó por la plazoleta de la estación, y vio las mesas de fritangas amontanadas una encima de otra, y tampoco allí encontró rastro alguno de la masacre. Las calles estaban desiertas bajo la lluvia tenaz y las casas cerradas, sin vestigios de vida interior. La única noticia humana era el primer toque para misa.

13 Comentarios

  1. Acertadísimo!
    Creo que quienes nos involucramos activamente pensamos similar y que más allá de las lamentaciones y las crisis emocionales con huída del país incluida, pensamos que otro país es posible A PESAR DE…
    Ayer, hablando con mis hermanas, les dije: cada día entiendo más y lloro menos.
    Te dejo mi reconocimiento por tu trabajo como testigo porque estuve en lo mismo y es la labor con la jornada más inhumana del planeta, luego de cualquier cosa que hagan los asiáticos.
    Debo mi post con mi versión de los hechos y mis conclusiones.
    Saludos!

  2. Excelente artículo, y según veo en facebook y el msn parece que muchos opositores no se dan cuenta de esto :S más bien sólo se limitan a insultar a los que por lo menos salieron a votar, así le hayan dado a la opción que, para mí, no era la correcta…

  3. …Pequeño detalle:
    El país con menos abstención en el mundo es… Cuba.
    Sólo en Cuba sale todo el mundo a votar (por razones 1984escas obvias).
    La abstención siempre existirá.
    Es parte de la política.
    Creer que esa parte de la torta iba a mobilizarse para volcar la elección hacia un lado, es esperanzador, pero ingenuo o errado… El cuento de, «si todos los que se abstuvieron hubiesen votado por mi partido», no pega ni con cola.
    Si quieres ganar elecciones, tienes que hacerlo contando con un 20-30% de abstención. Tan sencillo como eso.
    No creo que las claves de la victoria del Sí estén allí, y por más que queramos meterle el coco y razonar y hablar de democracia, lo que se impone es la imagen de «me gusta cuando callas…»: El cambur, el vicio fácil, el mercalito, y todos a revolcarnos en la mierda que nos lanza el gobierno.
    Hasta que esa mentalidad no cambie, seguirán ganando elecciones, porque aquí han convertido al ciudadano en una puta. En Cuba, las putas se pasean por el malecón, acá lo hacen por los centros de votación.
    Sutil diferencia.
    Saludos, estimado.

  4. «Quien calla otorga» y efectivamente quienes no votan siempre echaran vaina a las sociedades… pero como dice Krisis, eso siempre ha sido asi y hay que asimilarlo.
    Sabiendo esto y de ahi pa’ lante, lo que hay es asegurar la alternancia y los contrapoderes, es decir, promover los liderazgos politicos diversos (mas y sobretodo mejores candidatos de oposicion) para que tomen posiciones clave, por ejemplo en la AN. Hacer panitas, hacer…

  5. Adicional a lo que afirman Krisis y Yosoyelotro, con quienes concuerdo, pensar que quienes se abstuvieron el domingo hubieran votado por el NO es especular sin ninguna base. La abstención nunca se mide, y si se hiciera existe la posibilidad de que refleje números similares al resultado en votos.

    Ahora, en lo que sí estoy de acuerdo con el autor y con el primer comentario es que con depresiones y lloraderas no se logra nada. No queda otra que seguir de pie y tratar de seguir jodiéndole los planes hegemónicos a la secta chavista cada vez que se pueda.

  6. Tú mismo sabes que la campaña fue horriblemente ventajista, que los empleados y estudiantes públicos no podían votar que NO ni que quisieran, que el CNE tiene 4 de 5 miembros chavistas, que en la mayoría de los estados en los que ganó el SI no llegan medios de comunicación que no sean pro-chavistas, que el Gobierno ha cedulado más de un millón de colombianos, iraníes, libaneses, tú sabes que en la mayor parte del país no hay estudiantes, por lo que los testigos de mesa opositores son, digamos, poco confiables…. y con todo ese cuadro y muchos factores más, ridículizas la posibilidad de cuestionar los resultados… esos que tú mismo sabes serían completamente diferentes si las reglas del juego fuesen las de 1998.

    No estoy seguro de que los que se abstienen ayudan menos al proceso que los que defienden la legitimidad de sus abusos electorales. Con todo respeto, creo que todos nosotros, los que votamos NO, somos los que hemos legitimado el reinado de Chávez, los que hemos permitido que esté allí cincuenta años más y pueda decir que lo hizo de manera democrática. Nosotros somos los que deberíamos sufrir del insomnio del corazón delator.

    Ningún militar Comunista ha salido por votos en toda la historia. Ninguno de los héroes de Chávez ha salido por votos en toda la historia. En buena forma, ir a votar (y yo lo hice) constituye una falta de consciencia histórica y un avalar una serie de abusos que ninguno de nosotros debería aceptar. Un voto por el NO es un voto a favor de las elecciones. Un voto que no existe es un voto que las rechaza, y he allí una postura que respetar tanto como la nuestra, sea consciente o no.

    La nuestra no es una situación fácil. Es la gente de a pie contra el ejército. No sé cuál es la fórmula para salir del laberinto… pero estoy seguro de que no será votando. Nunca lo ha sido. Nunca lo será.

  7. No vale JJ, claro que a votos sale, no te ponga radical. Estas elecciones no las gano chavez si no que las perdio la oposicion y con esto digo la oposicion en 3ra persona por que «ellos» no me representan a mi en lo mas minimo, al igual estoy seguro que muchos otros que votamos NO. El gobierno que tenemos es reflejo de lo que somos como sociedad. Mediocres, flojos, indiferentes y egositas.
    Las elecciones no son el unico momento de ser cuidadano y lamentandolo mucho no lo somos nunca. Es cultural, amamos el autoritarismo por que nos da el chance de culpar a otros, es facil y comodo.
    Chavez va a reinar hasta que el quiera por que no hay contraparte y por ahora..no la habra.

  8. Sin duda tu opción es la más fácil. Resignarnos a que tenemos a Chávez porque es lo que merecemos. A ese paso vamos a mejorar burda.

  9. Es cierto que para mí ha sido bastante decepcionante leer en diarios y medios internacionales la noticia reseñada a medias de que Chávez ganó (lo cual es cierto), sin mencionar que violó tres artículos de la constitución (sobre la neutralidad de los entes públicos) y que utilizó ilegalmente todos los fondos del petroestado para financiar a un sólo partido (lo cual también es cierto).
    Las cosas hay que colocarlas en perspectiva, porque los mismos medios que reseñan los abusos de Mugabe son los que construyen esta imagen democrática electoral de Chávez, cuando la realidad es que en ningún país desarrollado el electorado ni el Estado (no el gobierno, hablamos de independencia de poderes) hubieran aceptado una campaña en estas condiciones.
    Chávez ganó, sí, con una campaña ilegal (sí) y utilizando métodos de coacción en muchas personas que trabajan para el Estado que darían asco a un europeo (esto también es cierto). Si la sociedad civil venezolana no repudia esto y la comunidad internacional acepta sencillamente que «Chávez ganó», estaremos legitimando el abuso electoral para todas las campañas a venir, con tal de «ganar». Esa es la pelea que tenemos que dar, todos los venezolanos, del partido que seamos, si queremos trabajar por algún tipo de democracia en el futuro.

  10. Maily: Gracias. Si, yo estuve desde las 4:00Am hasta las 9:15 en el centro. Y eso porque era un centro de tendencia opositora donde la relación fue NO 80% y el SÏ 20%.

    Duilio: Claro. Como Alberto Barrera dijo una vez, en Venezuela todo está chévere hasta que se demuestre lo contrario. Lo arrecho de todo lo que ocurre hoy es como mucho se lo toman a vacilón.

    Krisis: Yo sé que en todo país «normal» (lo que sea que eso signifique) hay una abstención 20-30. De hecho, en casi toda Europa la abstención promedio es de la mitad. Yo a lo que me refería es que si evaluamos las cosas con objetividad (es decir, sin asumirnos como chavistas o antichavistas), no hay que ser unos genios para saber que el juego está empatado. Chavismo y oposición tienen más o menos la misma fuerza. Y si los 6.000.000 millones que se quedaron el domingo en casa, y que se han quedado en casa a lo largo de los últimos diez años no dicen nada ni hacen nada, pues el juego seguirá trancado y veremos «triunfos» de lado y lado. A mí eso me parece estúpido, llegó la hora de saber si esas personas tienen algo que decir, ¿son chavistas?, ¿son de oposición?, ¿proponen una tercera vía, o simplemente les sabe a mierda? Ese era el punto. Yo no digo que si ellos hubieran votado lo habrían hecho por el NO. Digo que no votaron, que son invisibles y que estoy curioso por saber si les importa lo que pasa o si les sabe a ñoñita…

    Yosoyelotro: Más o menos lo mismo. Ese es el punto «quien calla otorga», pero, ¿a quien se lo otorgan? y… ¿por qué?

    El Warholio: «el domingo hubieran votado por el NO es especular sin ninguna base. La abstención nunca se mide, y si se hiciera existe la posibilidad de que refleje números similares al resultado en votos. «. Exacto, por eso no lo hice. Mi post es simple: ¿Que coño piensan esos 6.000.000 de personas?

    J.J: Ok. Partamos del hecho de que el mismo referéndum era ilegítimo. Que esta ha sido una insólita violación a la constitución y al estado de derecho. Que la pregunta misma era una absoluta falta de respeto, que el CNE es chavista, que el ventajismo fue sin límites, que se usaron los recursos públicos, que se presionó a las personas, que, etc.

    Todo eso es verdad. También es verdad que al votar se legitimo un proceso absurdo. Que al votar les dimos chance a todos en el exterior de creer que lo que aquí ocurrió fue «una muestra de la madurez del pueblo venezolano», como escuché decir a un funcionario español hace dos días.

    Como si fuéramos deportistas que sabían que el competidor se había metido esteroides y cuando pedimos una prueba antidopping y nos la niegan decidimos competir, a pesar de todo. Ok. Yo no podría estar más de acuerdo contigo. Y creo que si se vuelve a proponer algo como esto la opción de abstenernos como protesta debe evaluarse.

    Lo que me parece ingenuo es que creas que los que se abstuvieron fueron venezolanos concientes que decidieron no legitimar el abuso. Mhmm, ¿tú de verdad crees eso? A lo mejor algunos, pero la gran mayoría no. Si en Venezuela hubiera seis millones de personas dispuestas a no legitimar nada, ya habrían tumbado a Chávez. En realidad la gente que no voto (al menos la mayoría) se fue pa la playa, a rumbiá, y de viaje. Eran los mismos que estaban alegres porque decretaron día feriado el 2 de febrero. Los mismos que de lo único que están pendientes ahorita es de cuadrar unos culitos para irse a la playa en carnaval. Y me perdonas si me paso de rata, pero ojalá lo que dijeras fuera cierto y en Venezuela la mayoría fuera tan arrecha como para decir, “ya basta yo no legitimo más abusos”, pero creo que te equivocas. Y Aunque no te guste lo que dice XXI, creo que oscuramente tiene razón: la mayoría de los que se abstienen lo hacen por flojera y comodidad. Es como un pana mío que trabaja en una institución del estado, que me dijo una vez. Yo siempre tengo mi franela roja y mi franela azul porque uno nunca sabe con cual de las marchas te vas a encontrar en el camino, pero lo cierto, es que a mi me sabe a mierda todo esto.

    Pregúntale a un abstencionista porqué no votó y te dirá alguna bobada del tipo: «Es que estoy cansado de tanto conflicto político. Yo si no trabajo no como y por eso no me meto en ese peo» o te dirá: “Mira, a mi me sabe a mierda la política” ¿Me equivoco?

    Krisis, otra vez: Bueno es lo mismo. Chávez «ganó», luego de inyectarse esteroides y de arrancar tresinta segundos antes que los demás competidores. Chávez ganó de la misma forma que su pana Sammy Sosa con un bate de corcho. Yo estoy de acuerdo con eso. Pero, insisto, no creo que quienes se abstuvieron y se metieron en sus casas a beberse una botellita de ron comprada el día anterior a la ley seca, lo hayan hecho para «deslegitimar» a Chávez o para no hacerle el juego o para dejarlo en evidencia.

    Ahora bien, para todos, si algún día todos nos abstenemos y no le seguimos más el juego, pues es otra cosa. Ahora, yo no creo que eso sea lo que ocurrió el domingo pasado.

  11. Doctor,
    Creo que la respuesta a lo que preguntas aparece en la misma formulación. Es decir, cuando preguntas, ¿qué piensan los millones que no votaron? ¿Qué opinan y qué quieren decir?
    O sea, tal vez lo que quieran decir es que no ven su opinión reflejada a través del voto. Más o menos lo que dejar entrever JJ.
    Creo que esta reflexión es fundamental para entender qué tipo de elecciones tenemos. Nuestro Estado ha reducido los canales de comunicación, los espacios de discusión y debate, y multiplicado los espacios donde se manifiesta el consenso y el apego autista sin reflexión.
    La «democracia» como sistema de discusión y contraste de ideas, ha quedado reducida a un voto cada dos años, voto que no decide ni dirime nada, voto que no refleja tu forma de ver las cosas. Toda otra forma de hacer ágora griega ha desaparecido (también por culpa de la oposición).
    De allí que ese sector se sienta frustrado.
    De allí que, si combinamos tu análisis abstencionista con lo que escribí sobre los abusos electorales, debemos creer que vamos hacia una Oclocracia.
    Triste pero cierto.
    Saludos…

  12. Muy interesante el artículo de John Manuel y las opiniones de todos.

    Yo creo que la labor de la oposición debe concentrarse más en robarle votos a Chávez que tratar de convencer a unos cómodos a que salgan a votar. Me parece que la actitud del abstencionista crónico en Venezuela no tiene arreglo y realmente tampoco vale la pena tratar de convencer a esa gente, yo he tenido discusiones con algunos de ellos y realmente al final lo que provoca es pegarles con un bate por la cabeza.

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