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Octubre negro o rojo dependiendo del filtro con que se mire

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Ayer mataron a un estudiante maracucho a plomo limpio. Si Milagros Socorro cubriese la noticia, haría un festín de porno tortura con la descripción del suceso. Hablaría de la mamá del muchacho, de su papá, de su vida cegada por las manos del hampa desatada en la Quinta República por culpa del tirano de Miraflores. Sumaría, para no restar. Denunciaría las razones del atentado y se cebaría en la reconstrucción literaria del tiro de gracia. Convendría atenderla hasta el final para conocer al detalle la nuez de su moraleja. Segurito cerraría con lamentos plañideros, insultos varios y llamados a la acción. Así es ella, demagógica, pendenciera y cursi.Una mentira fabricada por la oposición, para llenar espacio y echar a correr propaganda negra antichavista por las columnas de opinión de los periódicos. Bienvenido a chimbolandia de Noticiero Digital versus Aporrea.org, de Aló Ciudadano versus Los Papeles de Mandiga. 

 

Al mismo tiempo, la muerte del estudiante maracucho será aprovechada por los órganos de publicidad del gobierno, en pos de sus intereses ideológicos.Así, el asesinato del estudiante zuliano deberá ser enmarcado en el contexto de una teoría conspirativa, gestada por el imperio en unión con el sicariato paramilitar made in Colombia, según las lumbreras de la revolución bonita, a efecto de perjudicar al candidato del PSUV en las elecciones regionales de Diciembre. Es decir, el objetivo es recalentar la calle con el apoyo y el consenso de los chicos lindos de Yon Goicoechea, quienes como perros de Pavlov, responden al estímulo con todo gusto.

 

En paralelo, los estudiantes caen en la trampa con su desfile de palmitas blancas al estilo del coro de niños sordomudos del Sistema de Orquestas Infantiles, mientras la sociedad civil clama por justicia, al lado de Leopoldo López. Es el cuento de nunca acabar, donde la especulación aniquila cualquier posibilidad de comprender la realidad, más allá de la adulteración parcializada en tiempos de guerra. A partir de ahora, creer es cuestión de principios y de prioridades políticas, no de hechos. La verdad carece de sentido y de lugar en la patria del engaño perpetuo.

 

 

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