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Un mundo, un sueño

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Los juegos olímpicos nunca han tenido que ver con el deporte, son eventos políticos, plataformas para el terrorismo, el zionsimo, la eugenesia soviética, el poder negro, los boicots y contra-boicots, los gritos de U.S.A. U.S.A. a sabiendas que no se aúpa al país sino a su hegemonía política y económica.

El COI es una organización cobarde y moralmente corrupta, así que no es de extrañarse que les importe un bledo la humanidad. Pero la decisión de las olimpíadas de 2008 ha sido la peor jugada del COI desde 1936.

El tema de las olimpiadas de 1936 fue el renacimiento de Alemania bajo el tercer Reich. La nueva Alemania, pacífica, emprendedora, que recibe a todas las naciones del mundo y les muestra sus maravillas. Durante esos breves días de Agosto, la represión racial, las marchas y los cantos Nazis fueron prohibidos. Las esvásticas –por supuesto– siguieron ondeando.

No pretendo equiparar a dos naciones en circunstancias históricas y políticas diametralmente opuestas. Practicar la eugenesia es muy distinto a institucionalizar los crímenes de conciencia. Además, a diferencia de una Alemania que trató brevemente de limpiar su imagen internacional, China continua apalancando al gobierno ilegítimo y represivo de Myanmar, China continúa en Tíbet, China presiona comercialmente a occidente para que repriman a su propia gente, China veta las posibles sanciones a Robert Mugabe y acaba con las esperanzas de democracia en Zimbabwe, China sigue proporcionando equipo militar a Sudan para optimizar el genocidio de Darfur, China restringe el uso de internet a reporteros independientes, China obliga groseramente a otros países a coartar la libertad de expresión de sus ciudadanos, China ni se molesta en limpiar el aire de Beijing para que los atletas no mueran a mitad de una carrera. China embellece sus calles mientras viola todas y cada una de las condiciones tímidamente sugeridas por el COI para celebrar los juegos. Tal como el de Berlin, Moscú, Los Ángeles o Atlanta, el estadio olímpico de Beijing descansa sobre millones de cadáveres.

Por supuesto que veré los juegos… pero sólo esperando a que algo se cuele por las costuras, a que una falla en la organización permita recordarnos que hay algo, un ápice en el espíritu del hombre, que trasciende la política.

(Cobranza escribió algo mejor hace unos meses)

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