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Borat: To Kill a Mockumentary!

No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que el cine de ficción está agotado, kaput, finito. No hay que ser muy analítico para inferir que este vacío lo ha venido a llenar la no ficción. Y por ende, tampoco hay que ser muy agudo para concluir que la ficción ha terminado por fusionarse con la no ficción, ante el desgaste de los géneros puros en el apogeo de la posmodernidad.

La más palmaria evidencia de semejante estado de cosas, es la irrupción en la cartelera del fenómeno Borat, un híbrido absoluto entre la farsa de enredo, el reportaje periodístico,la buddy movie, la parodia escatológica, la road movie, el reality show, el formato surreal life y la cámara candida de alto presupuesto,a la manera de Punkd.Qué locuras!!!

En síntesis, es el material con que se fabrica lo que en Venezuela definen como “falso documental”, y lo que en Estados Unidos despachan con el término de “mockumentary”, nada menos que una sátira políticamente incorrecta que se disfraza de verdad incómoda, con el doble propósito de deconstruir el mito de la doctrina de la objetividad, y a la vez, desnudar capas ocultas de la realidad, escondidas y edulcoradas por los medios de comunicación comprometidos con el poder. Una situación que se ha radicalizado a partir del once de septiembre.

Por todo ello, no resulta casual que se estrene,en nuestro glorioso país, el curioso experimento de la Twentieth Century Fox, distribuido como blockbuster a escala mundial. Lo que tiende a corroborar la teoría de Andrew Potter en “Rebelarse Vende, El negocio de la contracultura”.Sea en forma de Bullshit o de denuncia panfletaria a lo Michael Moore, el cine independiente de contestactión retorna al mercado multiplex, para recontrarse con su demanda cautiva. Al final, la antiglobalización parece una mentira inconveniente como Borat.

El protagonista del falso documental es el comediante Sacha Baron Cohen, famoso por desdoblarse en numerosos y reconocidos alter egos. Su primera incursión en el cine, fue con el personaje Ali G, caricatura bizarra de un hip hopero de origen Hindú, catapultado al estrellato tanto por MTV como por el clip de Madonna, Music. La movie ostentó el nombre de Ali G In Da House, y su pésima calidad la condenó al infierno del directo al video, en diferentes latitudes.

Por consiguente, Borat constituye la venganza audiovisual del intérprete británico y su defintiva consagración en la torre de babel del circuito mainstream. Great Success!

En la cinta, el actor incorpora a un supuesto reportero de Europa del Este, envíado como corresponsal a la Unión de la hamburguesa y la Coca Cola, para aprender “lecciones culturales de Estados Unidos en beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán”.

En su estadía por la nación de republicanos y demócratas, Borat descubre el absurdo y el conservadurismo del estilo de vida americano, mientras emprende una aventura a campo traviesa, con el objetivo de conseguir a su amada Pamela Anderson.

El viaje es apenas una excusa para desvelar los conflictos internos de una sociedad alterada por los fantasmas de la intolerancia, la xenofobia y el miedo a la diferencia.
Irónicamente, el otro de la película, el extranjero de la charada es encarnado por un histrión occidental, oriundo de Gran Bretaña, con lo cual su crítica se limita al plano del mea culpa etnocéntrico, atemperado por la burla hacia el lado arcaico del viejo continente.

Larry Charles, el guionista de Seinfeld, desempeña el cargo de director, echando mano de sus fórmulas televisivas. La película se inscribe, entonces, en la tendencia mockumentary del siglo XXI, encuadrándose con falsos documentales como Incidente en el Lago Ness, Estados Confederados de América, The Yes Men, September Tapes y el anunciado To Kil a Mockumentary, un proyecto que promete darle su última estocada al género mitómano.Será la crónica del próximo suicidio massmediatizado como acontecimiento embustero. Nice!

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