panfletonegro

FANTASIAS ANIMADAS DE AYER Y HOY

“Esa Chica creía que yo era un cretino. Y tenía razón pero eso no significaba que no tuviera aquel animal feroz colgando entre mis piernas. Ella lo sabía, el rumor estaba regado por todo el colegio. Ese cabrón tiene una verga del tamaño de una pierna, si tratas de metértelo en la boca se te desencajan los huesos de la quijada, supiste lo que le pasó a Glenda. Si, todas sabían de mi fama, y yo podía mirarlas fijamente y caminar erguido ante ellas. Mi apodo era El Enorme. Pero Esa Chica creía que todo era un mito de secundaria.                                                                                                             Entonces hubo una fiesta y Esa chica estuvo ahí, firme, con su cuerpo despampanante metido en un yin descaderado y una sudadera negra pegada a sus tetas. En el segundo sep la saqué a bailar.
-Me han dicho que tienes algo que te distingue.
Su pose era retadora, incrédula.
-Quieres verlo
-No sólo eso –dijo. 
No veía porque negarme a su deseo. Subimos a un cuarto del segundo piso. Traté de ser sensible, sabía que sin caricias ella no aguantaría.
-Déjate de pendejadas –dijo- quiero ver lo que tienes.
Me bajé el cierre lentamente y saqué del cuello al ganso de oro. Sus ojos se pusieron como claraboyas. Alargó las manos, sus dos manos juntas no alcanzaban a cubrir el grueso tronco de mi pija. Pero no estaba convencida.
-Métemela, quiero que lo hagas de un solo empujón.
-Puede que pierdas el conocimiento – dije y no estaba exagerando; me había pasado unas cuantas veces en el último año.
-No importa, solo hazlo.   
Estaba advertida. Le subí la falda y le quite el calzón, después puse sus piernas en mis hombros.
-Respira –le dije. Y se la enterré hasta la mitad. Vi su reacción, sus ojos lagrimearon pero no soltó un solo gemido.
-Toda, la quiero toda. La quiero hasta las bolas –dijo con voz sofocada.
Esa chica era indestructible, eso creía ella. Pero lo cierto es que cuando empujé un poco más, el dolor la atravesó de cabo a rabo, soltó un alarido quiebra vidrios y se desmayó en mis brazos”.
Esta es el Top Ten de las fantasías de Tobías;  un patético adolescente, cuyo único ligue en la secundaria fue una tanga que encontró en las duchas. Después se supo que la tanga había sido una sucia broma de sus compañeros. Uno de ellos se masturbo en la tanga y la dejó ahí pegoteada de semen. Tobías pensó que había sido su día de suerte. El cretino durmió con el calzón en la cara todo un semestre.
 

 

Salir de la versión móvil