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Una protesta pacífica

parallele banen

Hace unas horas, a mediodía, participé en una manifestación, en Amberes, donde vivo. Protestábamos contra un proyecto del edil encargado de vialidad, según el cual una calle principal de la ciudad no estaría disponible para ciclistas. «Nosotros» tendríamos que usar una «vía paralela» que, como en tantas otras viejas ciudades europeas, no existe.

Amberes tiene un historial reciente de mano dura ante la protesta, pero esta vez no hubo sobresaltos: durante cinco minutos, más de mil personas bloqueamos la calle, aplaudimos y nuestro mayor acto de rebeldía se redujo a hacer sonar las campanitas de nuestras bicicletas. Cinco minutos más tarde desocupamos la intersección, un cruce popular durante la hora pico, pacífica, torpe y lentamente.

Ahora, ¿a qué se debe esta muestra de civilidad?

¿A que Amberes está en Europa?

No, obviamente. Se debe a que nuestro derecho a la protesta fue respetado. La policía no estaba ahí para reprimirnos sino para controlar el tráfico. Los medios de comunicación (¡incluído el canal del estado!) estaban ahí registrando los hechos y de inmediato informaron libremente por todos los canales posibles, lo cual no hizo necesario que la gente convirtiera las redes sociales en medios descontrolados e inverificables de comunicación masiva. Nuestra civilidad se debía a la certeza de que nuestro malestar estaba siendo comunicado a las autoridades y al resto del pais. A los votantes, también, porque estamos en plena campaña electoral.

Un político de la oposición fue entrevistado y él nos representó. Y ya. Cinco minutos más tarde regresamos a nuestros puestos de trabajo, habiendo dejado en claro que si el gobierno decide no tomar en cuenta a un sector importante de la población, saldremos a protestar. Nos fuimos con la certeza de que habíamos sido oídos.

La próxima vez que alguien se pregunte por qué la protesta en Venezuela adquiere un tono tan violento, hay que preguntar cuál es el rol de las fuerzas de orden público, hay que preguntar cuál es el rol de los medios de comunicación (¡incluyendo al canal del estado!) y el rol del gobierno frente a los medios de comunicación, hay que preguntarse si el gobierno toma en cuenta y representa a todos los sectores de la población y hay que preguntarse qué hace el gobieno cuando uno de esos sectores le manifiesta su descontento, si los escucha y los incluye en sus planes o los criminaliza y los insulta…

Por ahí se empieza.

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