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La Crisis de Madrid: De la Indignación a la Indigencia

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La crisis le ha pegado duro a Madrid. Venimos de regreso de allá, después pasar por San Sebastián y la diferencia es abismal.
El país Vasco logra mantenerse erguido a pesar de la depresión y los recortes, mientras la capital de España cae en picada, a merced de los problemas económicos y políticos.
Nunca la habíamos visto tan sucia, descuidada, insegura y en vías de subdesarrollo.
Nos recordó la decadencia del centro de Buenos Aires en los últimos años.
La indigencia campea a sus anchas, así como la buhonería.
Los top mantas ya tomaron el control de Sol, a la manera caraqueña.
Presenciamos el robo de una bicicleta y su recuperación a punta de golpes, a la salida de Reina Sofía.
Por supuesto, al menos allá no se ha llegado a la locura patológica de Venezuela, donde te matan por el menor arrebatón.
Con todo, hay motivo para encender las alarmas.
Por algo el turismo sufre los embates de la estampida. La atención al público es pésima en la mayoría de los sitios y los dependientes pagan sus malos rollos con uno.
En las tiendas te hablan golpeado, les cuesta poner en práctica los modales de cortesía, de convivencia ciudadana.
El Metro estaba feo para la foto, las caras largas eran el pan nuestro de cada día en las vías del tren.
No ayuda que los panas quieran dormir y cerrar cuatro horas en la tarde, cuando el paro les golpea los bolsillos. Muchos no despiertan del shock, perdiendo el tiempo entre conversaciones, cañas y tapas, fingiendo demencia.
Alardean de una calidad de vida que ya no existe.
Igual disfrutamos del viaje, de la nostalgia y de la buena comida en antiguos locales, cuya oferta sigue siendo consistente, caso del mercado de San Miguel y la Taquería del Alamillo. Conseguimos libros increíbles y fuimos a una expo memorable de Meliés. Pero la realidad es otra y nos preocupa.
En contrapartida, pronto compartiremos nuestra satisfactoria y grata experiencia en Amsterdam, una ciudad a la que le roncan todos los motores y que va dejando atrás a Madrid, por lejos.
Sea como sea, ojalá se recupere el centro de la fauna ibérica.

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