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Mi vida a través de las putas (IV)

OLYMPUS DIGITAL CAMERALa amante que más recuerdo es sin duda aquella flaca, alta, blanca, de cabello corto, ojos negros con algunos tatuajes regados, una verdadera Dakini de fuego. Hacía de todo, se tragaba todo, me daba todos sus huequitos sin pedírselos. Ella también estaba casada, así que teníamos encuentros mañaneros breves mientras íbamos al «gimnasio» o a hacer alguna «diligencia». Nuestros encuentros se estiraban gracias a mensajes electrónicos de todo tipo que oscilaban entre lo pornográfico y lo cursi.

Recuerdo que mientras estaba con ella nunca fantaseé, su cuerpo blanco, delgado y tatuado era suficiente para satisfacer todas mis fantasías en tiempo real. Eso era para mi una prueba de que aquello era verdaderamente real.

Cuando brinqué a Costa Rica, pasé varios meses sumido en la simulación del porno, Christy Mack se volvió mi estrella favorita, esa deliciosa diabla gótica, de piel blanca, cabellos negros, tatuada, me produjo -siempre en las mañanas- ríos de placer de cortos minutos.

El trecho que hay entre la simulación porno-masturbatoria y la realidad es abismal, si no pregúntenle a los chamos que fueron víctimas de los bangbros en Miami, los metieron en una camioneta con la diabólica Christy, y lo único que debían hacer era tener una erección y tener sexo con ella en plena camioneta rodando por las calles de Miami, del susto algunos ni lograron el primer objetivo… lo único peor que tener a Christy Mack al frente y no poder hacer nada es que todo el mundo te vea mientras te sucede.

El porno es frío, idealizado, no hay olores, ni pecueca, ni hay un «otro», ni herpes, ni sífilis, ni HIV, ni saliva, ni sudor. Es la virtualidad pura y cristalina de la fantasía.

Harto de ese Magic Kingdom me lancé a los puteros locales. Desde mis primeras exploraciones en el foro me llamó la atención Danisha, esa flaca tatuada, de tetas perfectas, sus horarios no coincidían con los míos, usualmente puedo escaparme en las mañanas, y ella trabaja en las salas después de la 1:30 pm. Un día tuve que quedarme en San José, la llamé, pero tampoco atendía en las noches, me quedé en un hotel, hice cita con ella para el día siguiente, 10:00 am, 50$ el hotel, más 80$ por sus servicios «por fuera», llegó puntual, era mas alta de lo que imaginaba, ha engordado un poco el culo y las piernas después de las fotos, pero sigue estando buenísima, su rostro me impactó, ojos marrones-amarillos, cabello negro-rojo, piercings en la lengua y los labios, mirada de fuego. Una verdadera dragona. Me intimidó.

– Hola, gracias por venir, pasa…
– Muchas gracias
– Llegaste puntual
– Si, vivo cerca
– ¿En donde?
– En Alajuelita… ¿cómo supiste de mi?
– Por el foro… te llamé un montón de veces, pero no pude coincidir con tus horarios.
– Ya… bueno, me voy a bañar.

El «baño» fue una lavada de totona de 3 minutos. Salió desnuda y como todas trata de ir directo al grano, y como siempre le pido unos minutos para disfrutar de su cuerpo.

– Acuéstate boca arriba por favor.

Ella accede de mala gana y le beso toda su piel, detallo cada uno de sus tatuajes, adivino en uno el nombre de su hijo y deduzco su nombre verdadero…

– ¿Daniela?

Ella afirma sin sonreir.

– Voltéate -le ordeno-

Se pone de medio lado

– No, boca abajo, por favor

Lo hace tapándose el hueco del culo.

– Tranquila, no voy a hacer nada por allí.

Primera sonrisa.

Cuando la había besado lo suficiente, me desvestí, me acosté boca arriba y dejé que ese mujerón me devorara. Oral, ella arriba, luego en cuatro y se acabó la fiesta. Ventitrés minutos, seis dólares por minuto.

– Eso estuvo rico
– ¿Te gustó?
– Me encantó
– Me voy a bañar…

Esta vez si se bañó, desde la cama vi en silencio como se vestía, perfume, desodorante, falda de jean, chaqueta de cuero.

– Que estés muy bien
– Tu también
– Adiós
– Gracias.

Me invade el ratón moral post-puta ¿tanta plata para qué?, pero se que en pocas horas se me pasará. Es el Efecto Doppler del polvo, antes del polvo todo, después del polvo nada. Antes kamasutras, extras, anales, orales, olores, mmm, que rico hueles, que bella eres, ficción, fantasía, realidad, el simulacro en pleno; después, gracias y adiós, promesa de borracho ¡No puteo más!

A los dos días, inconscientemente, repetí con mi esposa las mismas posiciones y la misma secuencia que con Danisha, el hastío y la rutina hacen que la sesión se extienda por unos 45 minutos, en el medio me doy cuenta de que el fuego se apaga, ¿debo dejar que se vuelva cenizas?, imagino a mi esposa con tatuajes, la pinto como Danisha, como Christy, como aquella flaca de Venezuela, Dakinis, Diablas y Dragonas vienen a mi rescate como un viagra matrimonial. Mi esposa gime de pasión, «la pasión existe aún, viva el matrimonio» parece decir. Pero para mi el fantaseo es una prueba de que todo aquello es una ilusión. Los hijos, las cuentas, el trabajo son reales, la pasión es irreal, maldigo el matrimonio que mata el deseo.

¿Donde habita esa entidad femenina flaca y tatuada?

«Existe algo más fuerte que la pasión: la ilusión.
Existe algo más fuerte que el sexo o la felicidad: la pasión de la ilusión.»

Me responde Baudrillard. Siempre pensé que el porno es el sustituto indeseable de las putas, y que las putas son el sustituto de consolación de las amantes, pero ahora tengo mis dudas. Ilusión y realidad se preceden unas a otras en orgías de simulaciones, simulacros y realidades, recuerdo la frase atribuída a Borges:

«En verdad la realidad no existe y en realidad la verdad tampoco«

 A la semana repetí con Mariel, ya me reconoce, estaba de promoción, regalaba el oral sin condón, así que sólo pagué el extra de llegar en su boca, para cambiar la rutina. Mariel es delgada y ligeramente tatuada, tercera vez que me atiendo con ella violando mi propia regla de no repetir putas.

Algún día me hartaré del simulacro.

Pero no por ahora.

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