(I) Cáncer del idioma: Spanglish

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“Tír gan teanga, tír gan anam Un país sin lenguaje es un país sin alma, reza un proverbio irlandés acuñado por Pádraig Pearse.

Dentro de los tumores que plagan el progresivamente mas enfermizo cuerpo de nuestro país hay unos cuantos que infectan y carcomen nuestro lenguaje; uno de ellos es el Spanglish.

En un mundo tan globalizado y en un sitio tan diverso como lo es el internet, por muchas razones se nos hace menester hablar inglés o tener un mediano conocimiento de el para abrirnos las puertas a contenidos que no siempre tenemos en castellano. Eso se extiende a los libros, películas, tecnología, música, y pare usted de contar; vivimos en un mundo donde a pesar de que el Mandarín es el mas hablado, el Inglés va de segundo y el Español castellano de cuarto, el que mencionamos de medio es el mas popular; omnipresente, necesario.

Pero inglés es inglés, y mandarín es mandarín, y español es español. Ahí está la vaina. Es inevitable que entre lenguajes se presten palabras o se adapten palabras (galicismos, anglicismos, germanismos, etc.), pero en esencia, o se habla uno, o se habla otro. O es chicha o es limonada, right?

Hace poco una amiga me envió un mensaje de texto en el cual la mitad estaba escrita en castellano y la otra en inglés, haciendo énfasis en groserías inglesas y entrecruzando oraciones en inglés con oraciones en español. Ese día me cayó la locha de que algo horrible está pasando y me detuve a mirar en mi entorno y vi cómo muchas amistades hablan lo que se parece progresivamente mas a un papiamento que a cualquiera de los dos lenguajes.    Hablan y escriben y no se dan cuenta de que no dominan del todo el segundo (inglés) cuando piensan que si lo hacen y lo mezclan con el deteriorado primero. Les causa risa inclusive el hecho de que a veces saben cómo se llama algo en inglés pero no en lo que aprendieron a hablar.

Fue imposible luego no analizarme a mi mismo, y ver con aún mas terror que esa vaina se me estaba pegando, se me estaba adhiriendo ese tumor a las cuerdas vocales. Tuve que tomar la firme decisión de arrancarlo de raíz y no me arrepiento de haberme dado cuenta de que you know, hablando mezcladito y vaina con esa fucker costumbre de ligar las dos vainas se estaba convirtiendo en una nasty shit para mis oidos, mi cabeza y mi intelecto.

La gente le ve un atractivo al inglés no del todo práctico sino como algo que los hace ver mas caché, mas refinados, si acaso mas sifrinos, ¿mas bohemios? Lo hablan medio tarzaneado pero con pompa y de inmediato se sienten bilingües. Es asqueroso.

Y aunque las dos lenguas sean prestadas pues ninguna es nativa de aquí y esto no sea una lucha nacionalista o de valor patrio, es una lucha por la identidad de algo que usamos para comunicarnos todos los días pero que estamos descuidando a punto de pérdida. Estamos dejando que varios de estos tumores se lo lleven, pedazo a pedazo. Y hay que ponerle un freno.

12 Comentarios

  1. Ay si, yo trabajo en la real academia española…

    Yo opino al contrario, parafraseando a Jonuel Brigue, deberíamos tener nuestros propios dialectos mas acorde con nuestra idiosincrasia y olvidarnos de mamagüevadas lingüísticas asociadas más a la cruz y a la espada, que a la moral y las buenas costumbres.

    Eso es para viejas chismosas que juegan el «bridge».

    Aunque dicho sea de paso, el espanglish ya es parte del diccionario de la RAE…

    1. m. Modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos, en la que se mezclan, deformándolos, elementos léxicos y gramaticales del español y del inglés.

    Pero creo que no se ha deformado lo suficiente el lenguaje como para expresar nuestra verdadera deformación cultural, creo que deberíamos deformarlo aún mas….

    Podríamos empezar por eliminar la G sonando como J, no se a que hijoeputa español se le ocurrió eso…

    La G es de gato y la J de José, punto.

  2. Los idiomas cambian. Están destinados a cambiar. Esto es una realidad que no es de ahora, sino de siempre. De lo contrario, estaríamos hablando todavía la lengua primigenia de nuestros ancestros que salieron del África, hace varios miles de años.

    El miedo es libre, pero espantarse por esa realidad es (desde mi punto de vista) un poco como que tarde ya…

  3. «jubilemos la ortografia, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de limites entre la g y la j, y pongamos mas uso de razon en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundir revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra b de burro y nuestra v de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?»

  4. En la escuela de Idiomas Modernos de la Universidad de Los Andes me enseñaron: lo que hace que las lenguas ‘muertas’ no tengan vida no es el hecho de que ya nadie las hable sino el hecho de que ya no evolucionan, y del mismo modo lo que hace ‘vivos’ a los idiomas actuales es precisamente el hecho de que se mantienen en constante evolución.. respiran, inhalan y exhalan, escuchan, hablan, se mueven, tienen vista, oído, olfato, gusto y tacto, interactúan con el mundo a su alrededor, se alimentan y -¿por qué no?- también expulsan desechos.. por tanto, si algo NO es el spanglish es un tumor que enferme al Español -todo lo contrario, es un alimento (quizás un poco exótico) que lo vigoriza, le da más vida

  5. La verdad es que eso del purismo del lenguaje es bastante conservador. ¿Se imaginan a los primeros católicos, esos que hablaban en latín, escuchando a Francisco de Asís leyendo los evangelios en italiano? Ni hablar del horror que les produjo que Lutero tradujera al alemán, el famoso Apocalipsis. Las lenguas vulgatas eran lo máximo en el entonces. Toda una revolución de riqueza y transformación cultural. No puedo imaginarme las novelas de Junot Díaz sin el spanglish que de paso, me fascina. El «yo te llamo pa trás» en vez de «I call you back» es realmente ocurrente, así como que Chespirito se haya puesto ese nombre en vez de ponerse «pequeño shakespeare». Obviamente hay espacios en los cuales uno debe apegarse a la formalidad, pero lo sabroso del lenguaje es como van absorbiéndose las culturas. ¿No te parece que si no, todo fuera de «lo last»? saludos.

  6. No existe un grado cero del lenguaje, mucho menos del Castellano, que se tenga que defender. Lo que dicen los primeros comentaristas es cierto: lo demás, es un prurito reaccionario y conservador, un miedo a la evolución y al cambio, inherente a la mayor cantidad de interacciones y la menor cantidad de distancias presentes en la Aldea Globalizada.

  7. @hunterElAportador: A ver, creo que en parte lo que quise decir se malinterpretó un poco. No pretendo ser un defensor puritanista del idioma pues no soy un tipo que habla castizo originario y hablo «venezolano» con todas sus expresiones y modismos. No defiendo el hecho de que un idioma se tenga que mantener absolutamente incólume pues es mentira que a la larga no vaya a modificarse o absorber partes de otros idiomas; incluso dialectos como el papiamento antillano o el creole son ejemplos válidos de esa mezcla que nunca critiqué.

    Pero dijiste algo clave en tu comentario: la gente que se vuelve una bola de «hilo e gato» a veces tratando de expresar las ideas en esa mescolanza y ahí es donde nace mi descontento. Ok, tal vez fui algo duro y si acaso me hice presentar como un puritano, pero nada mas alejado de la realidad; pero critico y seguiré criticando específicamente que hay gente que no sabe cómo balancear la mezcla y terminan hablándote en algo que no es ni lo uno ni lo otro y hace las conversaciones pesadas.

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