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27 de Noviembre: Día de Luto y Pava Macha


No hay nada para celebrar el 27 de noviembre. Es un día de luto y de duelo nacional.
Otra jornada donde un grupo de milicos y gorilas asaltaron el poder, bajo una serie de argumentos falaces.
Aterrorizaron a los civiles con la violencia de las armas, dividieron a la población y ejercieron la justicia por su propia mano. Todo un mal ejemplo para el país y las generaciones de relevo.
Los malandros proceden a consecuencia, justificados por ideas similares. El choro te roba porque le sale del forro y se cree con la moral de violar el estado de derecho, a cuenta de su condición.
El uniformado golpista piensa igual. Es un ser movido por el desprecio de las instituciones, el voto popular y el hilo constitucional.
Tampoco existe una manera de legitimarlo por la presencia de un gobierno corrompido. Para ello nacieron las leyes y los tribunales. ¿Hasta cuándo con el cuento de la cuarta república y el pacto de punto fijo?
Si un abusador comete un delito, yo no voy a meterlo preso en el sótano de mi casa para hacerlo escarmentar. Llamo a la policía y lo denuncio.
El Presidente no comparte la idea. El prefiere arreglar las cosas a la brava y a la vaquera, como si estuviésemos en una versión contemporánea de «Doña Bárbara».
Irónicamente, Hugo maneja el tema con su doble rasero. Por tanto, solo son válidos sus amaneceres de pistolas y ráfagas de tiros contra el Palacio de Miraflores.
Luego se ponen bien llorones por el once de abril, tirándoselas de víctimas. No los entiendo.
En consecuencia, conmemorar el 27 de noviembre supone un efecto boomerang en el imaginario colectivo.
Ni hablar de la chapuza de aquel triste episodio. Estoy grandecito y lo recuerdo al pelo. Empezó con la cadena trucha de «por ahora y para siempre». Después vinieron los hampones, con el gordito de la camisa rosada, a llamar a la gente para la calle: «salgan con palos, con piedras». El regreso al planeta de los simios, a la edad de las cavernas.
Para rematar, el asunto con los aviones estrellados, rompiendo barreras del sonido y asustando a las familias de Venezuela.
Por tal motivo, abogo por la deconstrucción y la crítica de una fecha así de oscura para el calendario criollo.
Es una soberana falta de respeto, convertirla en un aquelarre político destinado a reforzar la campaña del PSUV para las elecciones regionales.
Lástima porque murió un piloto en medio de los ensayos.
La pava macha cubre el festejo de la aventura fallida. No la glorifiques o ampares con tu silencio.
La revolución roja rojita es huérfana de momentos épicos, de verdadera trascendencia y cohesión.
El 27 de noviembre forma parte de la mitología reaccionaria y atrasada de la historia controlada por el Gran Hermano, quien nos quiere alienar.
Toca resistir.

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