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Budismo y anarquismo

“…es propio para ustedes dudar y tener incertidumbre; la incertidumbre ha surgido en ustedes acerca de lo que es dudoso. (…) No se atengan a lo que ha sido adquirido mediante lo que se escucha repetidamente; o a lo que es tradición; o a lo que es rumor; o a lo que está en escrituras; o a lo que es conjetura; o a lo que es axiomático; o a lo que es un razonamiento engañoso; o a lo que es un prejuicio con respecto a una noción en la que se ha reflexionado; o a lo que aparenta ser la habilidad de otros…”

El Kalama Sutta es quizá el primer texto en la historia en donde se expone algunas ideas anarquistas. En él Buda sugiere que no sigan su verdad, que se cuestione sus enseñanzas, sino de buscar la liberación por sí mismos. Es una postura totalmente antiautoritaria.

Buda enfatiza que no se puede creer en una enseñanza basándose en lo que dicen algunos maestros, o gurúes, o yoguis, o brahmanes, sino que para reconocer la verdadera ruta a la verdad debe de uno reconocerla en las experiencias de uno mismo. No se debe de aceptar cualquier enseñanza pasivamente, primero hay que cuestionarla y entenderla de acuerdo a las experiencias personales que se han tenido.

El Buda le restaba importancia a riquezas y emperadores, desconocía las castas hindúes y rechazaba los sacrificios con animales.

Peter Kropotkin, uno de los pensadores más aclamados de la ideología anarquista, entendía que las comunidades budistas se basaban en el principio anarquista de la ayuda mutua. También se conoce que ciertos movimientos anarquistas en Japón a principios del Siglo XX fueron apoyados por monjes budistas.

Se puede decir que el Buda fue el primer anarquista de la historia.

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