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De Regreso al País de la Fantasía


Bienvenidos al país de las fantasías, donde todo pasa en las televisión, mientras la realidad sigue su curso. En el capítulo de hoy, las calles lucen muertas y desiertas, después de participar en los juegos del hambre del día domingo, cuyo ganador resultó siendo el hipotético perdedor. Debería ser un día de fiesta pero la ciudad tiene el aspecto de haber quedado sumida en el silencio, tras un golpe de estado. Solo la caja boba ofrece un espectáculo paralelo, donde los cohetes estallan al ritmo de las consignas felices y optimistas de los animadores del circo. Hay ruedas de prensa de tirios y troyanos, dándose palmaditas en la espalda y reconociendo la legítima decisión del pueblo soberano. Se habla mucho de respetar al otro porcentaje y de compartir juntos el ánimo general. En nuestro relato picaresco, la gente entiende y lee la farsa o el fraude entre líneas, aunque nadie se atreve a denunciarlo a viva voz, para no desentonar.
No es algo nuevo de la pantalla criolla. Pasa lo mismo con Miss Venezuela, el beisbol, el fútbol, el Óscar y demás competiciones compradas, pactadas con antelación.
Ahora apenas cambia el escenario de la acción. Sin embargo, se comete el crimen perfecto de costumbre, carente de huellas, evidencias y vestigios.
Los señores de las sombras ríen a mandíbula batiente. Volvieron a repatirse el botín a espaldas de la audiencia. Nuestros representantes avalaron la tramoya con su tono de complicidad y diplomacia. Los jefes firmaron el armisticio y hablaron por teléfono. Ambos jugaron a la traición. Primero como farsa y después como tragedia. La telenovela polarizada continúa por 6 años más. Disponga usted de las cámaras, señor director. Es un happy ending escrito por los guionistas de Fidel en Cuba. Imagínense el cine de los próximos años. Como para salir corriendo de la isla de la fantasía en una balsa. De regreso al exilio interior y exterior. Fin del cuento.
No esperes por los análisis fríos y sesudos de los especialistas de la red. No llegarán. Andan demasiado ocupados buscando cuadrarse con los dueños del tarantín. En cuestión de minutos, nos asolaran con sus historias y reflexiones en vivo y directo. Nunca nos dirán la verdad. Prefieren formar parte del decorado. Sintonízalos comentando pistoladas por youtube y la pantalla chica. Les encanta alimentarse el ego.
No son el remedio sino la enfermedad.

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