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El despertar de una mente

Los días transcurren con normalidad. Ella a veces observar el mundo con calma y serenidad, reflexionando de los aconteceres diarios mientras establece principios de vida. Otras veces observa con temor y confusión, la información la abruma y los ismos malentendidos corrompen su visión del mundo.  Sin embargo a diario se deleita viendo como el resto de la gente resuelve sus problemas, como se intrigan e interactúan con el mundo. Ella rápidamente saca conclusiones, se compadece o dice cual habría sido su solución. Esto no es más que un espectáculo superficial, como lo serian un programa de televisión o una anécdota graciosa… Ella puede hacer esto y mucho mas durante el transcurso de sus días pero su verdadera capacidad yace dormida, ignorante de su propio potencial se dedica a recorrer la vida de una manera superflua.

No importa que reconozca sus fallas, las lagunas en su entendimiento, que las posibilidades se le presente de frente. Ella no saldrá de su tan confortable cotidianidad. ¿Por qué lo haría?

Pero un día no diferente a otros, un pequeño suceso cambia su vida. Una idea nacida ante algo expuesto, enciende una llama que se extiende por todo su ser. Las ideas comienzan a formarse y a transmutarse en cuestión de segundos. Por unos minutos todo parece posible, se crean esquemas, se plantean preguntas y la realidad se torna un magnifico tesoro esperando ser encontrado. Todas sus verdades son puestas a revisión y las trabas son desechadas.

Lentamente la euforia baja. Como quien acabara de sufrir de una sobredosis de adrenalina se encuentra cansada, satisfecha. Pero no puede renegar de su cambio. El suceso ha dejado secuelas, ha dejado una sed de conocimientos y vivencias que no puede ser ignorada. Se encuentra despierta y no existen palabras que la puedan adormecer.

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