Vascos en la Prisión Provincial de Huelva (1936-1939)

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Los historiadores Juan José Antequera y Juan José Luengo acaban de publicar en la editorial Facediciones el trabajo titulado Vascos en la Prisión Provincial de Huelva (1936-1939), en su intento de ir sacando a la luz cuantas informaciones ofrecen los documentos que pertenecieron a la antigua cárcel onubense.

Procedentes muchos de la Colonia Penitenciaria de El Dueso (Santoña) o de la Central de El Puerto de Santa María (Cádiz), y trasladados más tarde, también en numerosos casos, a ésta última, a la Provincial de Vitoria, a la penitenciaría de San Simón (Vigo), para extinguir condenas por rebelión y auxilio a la rebelión, y no pocos a disposición del Alto Comisario de España en Marruecos (Ceuta), o a Almería, para trabajar de esclavos, incluso a las prisiones madrileñas de Duque de Sexto (talleres de Rolaco) y de Alcalá de Henares (talleres penitenciarios), a lo largo de la guerra civil y, sobre todo, en 1938, significativos contingentes de vascos fueron internados en la Prisión Provincial de Huelva en el intento franquista, generalizado para los presos políticos en todo el territorio nacional, de alejarlos de sus pueblos y familias y, por tanto, de cualquier tipo de auxilio exterior. Sólo un preso de origen vasco, pero avecindado en Huelva, Arce Celayarán, no pertenecía a tal conjunto de prisioneros, si bien fue trasladado como ellos a otro centro de reclusión, pues la de Huelva no era sino una prisión intermedia entre los lugares de detención y las colonias penitenciarias. Eso no significa que sus estancias no fueran inferiores, incluso, a un año en el establecimiento onubense. Por sus apellidos, entre la A y la C (salvo el preso Ituarte), se puede elucubrar que debieron ser trasladados a ésta cumpliendo algún tipo de criterio alfabético.

En el Archivo Histórico Provincial de Huelva no se conservan todos los expedientes carcelarios de la antigua prisión onubense, debido a que gran parte de los papeles, amontonados en una sala inadecuada, sufrieron los rigores de la humedad, incluso de la lluvia, destrozados no pocos por roedores e insectos, habida cuenta la nula atención prestada a esta clase de documentos. A pesar de ello, los conservados dan idea del volumen de presos abertzales que pasaron por esta cárcel del extremo suroeste peninsular, tan alejada de las tierras vascas, y cuyas condiciones insalubres, por el hacinamiento y la escasez, provocaron mortandades entre los reclusos más débiles o que ya venían aquejados de dolencias. Algunos, también, sufrieron accidentes, por ejemplo la caída en la ducha de Cendoya Lasa, con «posible fractura de base de cráneo». Entre los fallecidos constan Aurrecoechea Unzueta, a causa de «caquexia por neoplasia», y Basterra Olano, por tuberculosis pulmonar.

El trabajo da cuenta de los expedientes carcelarios referidos, entre otros, a: Pedro Aldama Echarandio, San Julián de Múzquiz (Vizcaya); Fernando Aldama Ugarte, Larumbre (Álava); José Luis Algorri Villanueva, San Julián de Múzquiz (Vizcaya), Antonio Alonso Para, natural de Gallarta (Vizcaya), vecino de Abanto Zierbena (Vizcaya); Juan Altuna Ubillos, Tolosa (Guipúzcoa); Bonifacio Alzaa Bilbao, Arbacegui (Vizcaya); José Luis Amezua Nazabal, Azpeitia (Guipúzcoa); Francisco Aparicio Martín, Sestao (Vizcaya); Marcelino Aranaga Murga, Bilbao (Vizcaya); José María Aranzasti Echevarría, Irún (Guipúzcoa); Eduardo Arce Celayarán, natural de Durango (Vizcaya), vecino de Huelva; Francisco Arregui Borda, natural de San Sebastián (Guipúzcoa), vecino de Amorebieta (Vizcaya); Cándido Arrieta Llona, Guecho (Vizcaya); Juan Arruti Ariztimuño, natural de Beasaín (Guipúzcoa), vecino de Tolosa (Guipúzcoa); Ignacio Arzamendi Larrañaga, San Sebastián (Guipúzcoa); Julián Asencio Orueta, natural de Arrigorriaga (Vizcaya), vecino de Tolosa (Guipúzcoa); Martín Aurrecoechea Unzueta, Lujua (Vizcaya); Jesús Ayerbe Aizpuru, Azpeitia (Guipúzcoa); Pedro Ayo Arri, natural de Guecho (Vizcaya), vecino de Sopelana (Vizcaya); Juan Azcárate Basauri, Elgueta (Guipúzcoa); Agapito Azconaga Galdós, Éibar (Guipúzcoa); Juan Azconaga (también Azcunaga) Goicolea, natural de Abadiano (Vizcaya), vecino de Bilbao (Vizcaya); Lorenzo Azurmendi Bidaola, natural de San Sebastián (Guipúzcoa), vecino de Tolosa (Guipúzcoa); Lorenzo (también José Antonio) Azurmendi Zabala, Hernani (Guipúzcoa); Juan Badiola Larrinaga, Bilbao (Vizcaya).

Por su parte, Cosme Bárcena Hernández, Zalla (Vizcaya), estaba afiliado a la UGT, trabajaba en las fábricas de Aranguren «con la finalidad de prestar apoyo a la causa roja separatista», «realizando… trabajos de fortificación»; Saturnino Barona Mendía, Baracaldo (Vizcaya); Juan Barrio Urrutia, Irún (Guipúzcoa); Ignacio Basterra Olano, Ubidea (Vizcaya), «presidente de la junta municipal del Partido Nacionalista Vasco de Ubidea. Repartió las armas que le entregaron para ello entre los afiliados y formó las guardias de orden público»; Manuel Basterrechea Goicoechea, Arbácegui-Guerricaiz (Vizcaya); Eustaquio Beascoechea Oliden, Yurre (Vizcaya); Julio Belacurtu Artucha, Mañaria (Vizcaya); José Luis Benes Orta, Bilbao (Vizcaya); Cándido Bilbao Aizpurúa, Yurre (Vizcaya); Gerardo Bilbao Llona, Berriz (Vizcaya); Marcelino Bringas Bringas, Arceniega (Vizcaya); Prudencio Briñas Ibáñez, Cuartango (Álava); Rufino Calero Derteano, Guernica (Vizcaya); Gerardo Cano Alcalde, Sestao (Vizcaya); Felipe Cartón Gárate, San Sebastián (Guipúzcoa); Óscar Castro Ochandiano, Sestao (Vizcaya); Marcos Cendoya Lasa, natural de Zumaya (Guipúzcoa), vecino de Zarautz (Guipúzcoa); Cosme Cubas Bilbao, Bilbao (Vizcaya) y José Ituarte Esnaola, Motrico (Guipúzcoa).

También, de forma directa o indirecta, constan otros presos, bien acompañantes de quienes ingresaban (de quienes se conservan sus expedientes) o compañeros de fatigas en los consejos de guerra. Entre éstos cabe citar a:  Vicente Abralde Álvarez, Francisco Aguirre Abasolo, Ricardo Aguirre Landarte, Antonio Aizaguirre Epelde (condenado a pena de muerte, «voluntario en las milicias rojas… se dedicó a parar los trabajos, provisto de una pistola al frente de trece rojos, asaltó el cuartel de la Guardia Civil, desarmando a los guardias, ingresando los mismos en la cárcel, y siendo asesinado más tarde el capitán del puesto de San Sebastián. Se dedicó a la detención de personas de derechas, registros y cacheos de domicilios, y realizó servicio de armas en el frente y en Zarautz y vigilancia de detenidos, a los cuales amenazaba»), Manuel Álvarez Aldazábal, Bonifacio Alzas Bilbao, Marcelino Arizmendi Aizpuru, Bernardino Arratibal Surutúzar, Aniceto Arrizabalaga Ajuriagojeascoa, Víctor Asensio Orueta («socialista destacado, voluntario con armas, intervino en los sucesos de octubre del año 1934, también con armas»), Julián Azcarregui Elorrieta, Vicente Azcunaga Goicolea, Francisco Barbella Astobízar, Victoriano Barrotieta Cueto, Armando Basilio Fernández, Juan Bellido Franco, Eugenio Berridi Urdampilleta, Juan Berrio Urrutia, Teodoro Bilbao Zárraga, Benjamín Bueno Fernández, José Calderón Fernández, Lázaro Cascajales Borrego («afiliado a la CNT. Voluntario con los rojos, propagandista. Intervino en los sucesos del año 34»), Remigio Cervera Fernández, José Cortabitarte Cartón, Saturnino Corral Encinillas, Raimundo Díez Ruiz y Pedro Garrido García.

Más Emiliano González Calle («socialista destacado, actuó con armas durante el dominio rojo, también en octubre de 1934»), Rafael Hernández Hernández, Felipe Ibarra Gárate («simpatizante de izquierdas, se ofreció voluntariamente como carpintero para desmontar los muebles de los registros y saqueos llevados a efecto por los milicianos del pueblo de Durango»), Eugenio Jauristi Mendizábal («rojo separatista, prestó servicio de voluntario en el ejército rojo. Prohibió la entrada de los obreros en la fábrica de la localidad por iniciarse el Movimiento. Hizo guardias, registros y requisas e intervino en la detención de personas de derechas), Ángel Jayo Campauaga («nacionalista exaltado y propagandista de sus ideas»), Cayo Jiménez Matute, Santos Marín Díaz, Raimundo Martínez Alcaraz, Teófilo Martínez Alcaraz («afiliado a la CNT, siendo uno de los que asaltaron la fábrica de bombas de Garay. Fue voluntario a las milicias rojas»), Lorenzo Miquelerena Quintana («de idea izquierdista, afiliado a la CNT. Gran agitador. Formó parte del ejército rojo como revolucionario»), Diego Morano Rodríguez, Ángel Navarro Lizarralde («socialista, tomó parte en manifestaciones revolucionarias en el pueblo de Alsasua; formó parte de los grupos que trataban de resistir a las fuerzas nacionales, y de dicho pueblo se pasó a las filas rojas»), Faustino Oronoz Amigot («afiliado a la CNT desde el año 1933. Desde el primer día del Movimiento Nacional hizo vigilancias en las carreteras. Fue procesado en sucesos revolucionarios del año 1934. Fue secretario de la CNT, habiendo observado buena conducta»).

Finalmente, Ángel Prada Portillo («de ideas extremistas, voluntario en el ejército rojo, atropello e insultos a los elementos de derechas. Hizo guardias en las carreteras»), Miguel Reyes Delgado, Cándido Rojo Villarreal («afiliado al Partido Socialista, gran propagandista del movimiento revolucionario de uno de los batallones de la CNT»), José María Salazar Bengoa («de ideología nacionalista vasca, tesorero desde 1931 del Bazehoki, que funcionaba en la ciudad de Durango, en cuya asociación se hacía política separatista»), Felipe Sangrador Gómez («oficial del Partido Nacionalista, siendo uno de los cabecillas, y uno de los primeros que asaltaron la fábrica de Garay»), Antonio Tascón Ortega y Juan Urruti Aristimuño.

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