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Hombre – – Mujer

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¡Un sólo pensamiento dos sentimientos!  Existen dos maneras de ver la vida; la del hombre y la de la mujer. Nosotras más románticas más de oído, y los hombres nada de románticos todo práctico más de visión. Versiones diferentes de lo que debe ser el amor o el sexo. 
 

Lo “ideal” lo que puede o no pasar en muchas relaciones de pareja es lo siguiente; digo sin contar que existen muchas excepciones a la regla.  La mujer generalmente se entrega en cuerpo y en alma, el hombre por lo general sólo lo hace por satisfacción, por lo que estamos halando en direcciones contrarias.  El hecho de tener una pareja a nosotras nos llena de seguridad.  Estamos con esa persona únicamente por que nos hace sentir bien, no necesitamos lujos si estamos felices.  Somos capaces de arriesgar todo por un amor, aunque éste sea imposible. Somos concientes de que posiblemente tal riesgo no valga la pena pero aún así nos arriesgamos; por el simple hecho de sentirnos satisfechas con el esfuerzo.
 

No obstante el hombre es más volátil, y más explosivo en sus actos y en sus decisiones; y sus sentimientos los esconde.  El hombre no se atreve a llorar debido a un prejuicio inculcado.  La mujer eso es lo mejor que sabe hacer.  El hombre se siente satisfecho si es un buen proveedor, si cumple con todas esas reglas machistas, que por cierto fue una mujer la que las inculco. A ellos se les hace difícil mostrarse por completo. Siempre nosotras conocemos sólo partes de ellos; por eso es que nos sorprenden cada día más y más.  El hombre es un puñado de virtudes, y de muchos defectos que nosotras, pues, aprendemos a manejar y a vivir con ellos. Pero nosotras no nos quedamos atrás; somos difíciles de entender, nuestros cambios de ánimos son capases de volver loco al más cuerdo. Podemos llegar a ser bipolares, depresivas, maniáticas, cantaleteras y hasta tendemos a ser manipuladoras. A diferencia de ellos; nosotras no pedimos que nos entiendan si no que aprendan a vivir con nosotras.  Que utilicen esa imaginación que les dio papito Dios para cosas productivas y no para mentiras.  Es un hecho que una mentira de un hombre siempre termina en un fracaso.  Vamos a ser realistas, nosotras no somos pen**jas sólo nos hacemos. Creamos esta ilusión de desprotección y de miedo, que créanme cualquier hombre cae rendido a nuestros pies.
 

Ahora bien; el hombre tampoco es fácil de entender, su estado de ánimo es cambiante, aunque menos que nosotras; la diferencia estriba en que  utilizamos nuestra fragilidad de mujer para obtener lo que deseamos.  Con una lagrima, una mirada sensual o sólo el olor de un buen perfume obtenemos lo que queremos.  Ellos son capaces en invertir una discusión y hacerte ver a ti como la mala de la película.  Tienen esta única capacidad de hacernos sentir culpables por cosas que ellos hicieron.  Tienden a ser más  manipuladores que nosotras salen bien librados si por casualidad encontramos una llamada rara en su celular. Pero para salir por la puerta ancha ellos nos compran con un regalo y esos chocolates que sabemos que engordan, pero nos lo disfrutamos como si se fuera a acabar el mundo; solo para que olvidemos.
 

Nosotras sobre pasamos una depresión con un litro de helado de chocolate y ellos bebiendo con los panas.   Nosotras recuperamos el ánimo en el Centro Comercial, ellos lo recuperan comprando esos aros que le caen de maravilla al carro.  Nosotras nos desquitamos el enojo con una dieta sexual, ellos tienen sexo para quitarse el enojo. Nuestros dolores de cabeza son a causa del stress del día; el de ellos puede ser sólo por que encontró un raspón en su carro.
 

Nosotras cumplimos con más de un rol.  Cubrimos todas la bases somos la esposa, pero a su necesidad somos capaces de convertirnos en su madre, en su amiga y hasta en su p**a.  Tres roles importantes que una mujer debe de manejar muy bien.  Solo por mencionar los tres roles mas importantes ya que dentro de estos roles existen una amalgama de otros que por conveniencia o por solo mantener la relación estable cumplimos sin pensarlo dos veces.
 

Comencemos por el rol de madre, ese sentimiento que nos ahoga ya que nos preocupamos si comen o no, si salen al trabajo bien vestidos o no, y para colmo, nos preocupamos si vemos que no van hace dos días al baño. Por otra parte está la amiga; la que le pregunta de su vida, la que se preocupa por sus actividades, a la que le interesan los carros, la música, el bajo y se aprende cada definición del ruido de un carro sólo por impresionarle. Y por último la p**a, la que complace cada capricho viril en la cama.  La que sale de noche a seducir a su hombre.  Este rol lo interpretamos con mucha malicia, bueno, nos lo disfrutamos también.  Nos convertimos en esa fantasía; en su fantasía.  Somos capaces de tomar diferentes formas.  Somos enfermeras una noche o un dulce animalito la noche siguiente.  Si queremos nos convertimos en fiera o nos damos guille de nena buena.  Somos transmutables pero a la vez somos capaces de complacer al más exigente de los hombres.
 

En fin, el hombre y la mujer, nos convertimos en un todo separados somos incompletos.  Por eso la creación fue tan perfecta, un complemento.  Un todo que si llegara a faltar una de sus partes se convierte en nada. 
 

Alondra del Mar Feliciano Oms

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