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Zoon Politikón

Sabía que su discurso no resolvería nada, cada palabra que pronunciaba lo alejaba más y más de sus interlocutores. Como buen exponente de la ficción del lenguaje exponía sus ideas con tal soltura que se le veía complacido, en su elemento, como pez en el agua. La masa que atestaba el recinto, con poca ventilación, se revolvían en sus sillas, miraban para todos lados; era un total infierno aquello. El hombre que portaba la verdad en su boca, no dejaba de hablar; llevaba algo más de dos horas discurriendo entre temas diversos, en los cuales parecía tener una solución inefable para cada pregunta que se hacía:

Los esperanzados votantes salieron del recinto, con sus caras talladas por la ilusión de un futuro mejor, con un corazón que no les cabía en el pecho. Luciendo su mejor sonrisa, el político que los enamoro durante la reunión, disfruto de sus admiradores mientras se disponía a encender su carro último modelo. Dejo su impronta en la comunidad y un leve aire de duda sobre su humildad.

 

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