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Mi NO Credo personal

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«Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.» José Ortega y Gasset

No creo en veusnoticias.com pero tampoco en RT.com, no creo en maduradas.com pero tampoco en TelesurTV, no creo en el Miami Herald pero tampoco en el Granma de Cuba, no creo en noticias publicadas en blogs si éstas no poseen enlaces a páginas oficiales, no creo en apócrifos de ninguna índole, no creo en fotos de mala calidad, ni tampoco en aquellas no tienen lugar, fecha y hora, no creo en rumores de ningún tipo, ni en «informaciones fidedignas», no creo en «tubazo» en «ruédalo» ni en «tienes que ver esto».

No creo en la lucha armada contra un enemigo que tiene las armas, el dinero y el poder, pero cuidado, tampoco creo en moderados ni electoralistas que tienen una década llevándonos en derrota tras derrota y ya están sacando sus cuentas para el 2015 o, peor aún, para 2018. Creo que las guarimbas, tal como están planteadas, no logran el efecto deseado (defenestrar el régimen), pero creo que quienes sistemáticamente las critican no le ofrecen una alternativa a esos muchachos que están arriesgando el pellejo por tener algún futuro.

No creo que las marchas y manifestaciones logren, per se, hacer rectificar al gobierno, mucho menos desalojarlo del poder, pero creo, aunque resulte paradójico, que no debemos dejar de protestar porque es el equivalente a entregarnos.

Creo que Capriles se equivocó cuando dijo «yo gané pero no he cobrado» (ante la Unasur) y «Maduro es un ilegítimo» para luego reconocerlo como presidente, así como se equivocó cuando mandó a la gente a meterse en un balcón a darle palazos a una olla, y desmovilizó a la oposición durante casi un año de las calles del país. Estoy harto del chantaje de la Unidad cuando quienes la requieren sólo la entienden en torno a ellos. Creo que el régimen gana al dividir a la oposición entre una que es seria (Capriles y compañía) y otra que es facista (López, Machado y compañía) y en tal sentido creo que Henrique Capriles no está a la altura de la circunstancia que requiere el país.

Creo que podemos estar peor (siempre se puede estar peor) pero no creo en el discurso de extorsión que afirma que necesariamente derrocar al tirano llevará a algo peor. No creo en golpes de Estado, creo en la restitución del hilo constitucional, creo en los artículos 25, 328, 333 y 350 de la Constitución. No creo en elecciones llevadas a cabo con un árbitro comprado, con las cartas marcadas, con un REP adulterado y sin observación internacional independiente y no pienso volver a participar jamás en una charada electoral de este tipo mientras se mantengan estas condiciones.

No creo en el socialismo, sistema empobrecedor y multiplicador de miserias a lo largo y ancho del orbe durante el siglo XX y lo que va del XXI. No creo en el venezolano que se queja de la situación pero vive bajo los tres mandamientos que son «¿cómo quedo yo ahí? ¿Cuánto hay pa’ eso? y A mí que no me den sino que me pongan donda haiga».

Creo que Mariano Picón Salas tenía razón cuando definió la idiosincrasia del venezolano en «vivamos, callemos y aprovechemos». Creo en Juan Pablo Pérez Alfonzo cuando afirmó que nuestra maldición es el «excremento del Diablo» y mientras sigamos dependiendo de ese excremento y repitiendo que somos un país rico (no somos ricos un carajo) seguiremos descendiendo en un espiral de podredumbre y miseria.

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