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Inception:El Origen de La Decepción


La mente de Nolan es el escenario de la consumación de un crimen imperfecto, el del robo y el plagio banal de los argumentos de la ciencia ficción pura y dura, del manga a la cúspide del género.

El propósito del crimen es pragmático y contemporáneo: dotar a su cine de sangre fresca ante su irremediable decrepitud( por el arribo de formatos de glorificación amateur como youtube).

Mientras los chicos hacen videos con las uñas, Nolan quiere pisarlos con tanques de millones de dólares.Vaya guerra asimétrica.

A tal efecto, se apropiará indebidamente, sin reconocer los derechos de autor, de ideas originales generadas al margen del sistema de los estudios.

Las principales víctimas del saqueo cultural serán David Cronenberg (Videodrome, Scanners, Exitenz, Crash), Satoshi Kon (Paprika),Chris Marker(La Jette), Katsuhiro Ôtomo(Akira), Alex Proyas(Dark City), Ridley Scott(Blade Runner), Terry Gilliam(Brazil, Doce Monos, Bandidos del Tiempo), Peter Weir(Truman Show), Alejandro Amenabar(Abre los Ojos), Steven Spielberg(AI) y para usted de contar o sufrir.

A ellos les absorberá su vena iconoclasta y postapocalíptica para entender el caos urbano de la ciudad, con la misión de esterilizar, limpiar y depurar su diseño laberíntico.

En manos del prolijo Christopher, la suciedad deshumanizada del inframundo quedará transformada en una antiséptica maqueta de 3D, en un holograma de parque temático y museo de los niños,carente de la miseria del film noir.

Por ende, su labor consiste en adaptar para el cine, los criterios elementales y purificadores de cruzadas tecnocráticas como Google Earth y la gentrificación de las favelas del séptimo arte, de norte a sur y de este a oeste en pos de conquistar y arropar al planeta tierra por entero.

La plataforma del hurto es de carácter trasnacional.

A su vez, la gentrificación es el aburguesamiento de zonas pobres y desclasadas para arrasarlas con excavadoras y elevar condominios de lujo sobre los escombros de los habitantes desalojados y desplazados. Es la triste ley de Bagdad y de los territorios colonizados del medio oriente.

En «El Origen» acontece una situación idéntica con los vestigios, los desechos y los despojos vivientes de la cultura de masas.

Cualquier parecido con el apartheid de «Sector 9», no es mera coincidencia. Aquí los extraterrestres confinados y explotados son los filones de los setenta, de la era de la contracultura al esplendor conspirativo postwatergate.

A raíz del once de septiembre, los bohemios de ayer se visten de gala como los yuppies engominados de la estafa de la semana.

Ya no hay lugar para los sueños, la pesadillas y las alucinaciones de los moteros tranquilos.

Sólo vislumbramos espacios reservados para gente VIP como Leonardo Di Caprio, el cabecilla de la banda de ladrones de cuello blanco.

Olvídense de los matones parlanchines y sanguinarios de Quentin Tarantino.

Los criminales de Nolan son espías de la corona, nietos del agente 007,al servicio de la corte del fashion másculino. Su vestuario de reportaje de revista «Esquire», los delata.

Conozcan el secreto de su éxito «sobrevalorado», en términos de José Urriola.

«Inception» es la mejor prueba del delito. A continuación, revelaremos su plan.

A Nolan le gustan los trucos de magia, las figuras ambiguas, los falsos semblantes, los dados cargados, las dobles personalidades, los cuartos de espejos, los misterios de nigromancia audiovisual, cual heredero del Orson Welles de “F The Fake”(pero sin su talento).

En ocasiones,como a su maestro y predecesor, los juegos de sospecha le reportan beneficios positivos en el volátil mercado de la crítica y la taquilla. Fue el caso de “Memento” ,”Caballero de la Noche” y en menor medida, “The Prestige”, cumbre del estilo sofisticado del realizador.

En paralelo, la ambición del director por sus estrategias de ilusionismo, lo conducen a tocar el fondo de su abismo creativo, al caer en el puro vacío, a desvelar sus cartas marcadas, a ser descubierto por propios y extraños.

Un ejemplo de ello es “El Origen”, desnudada en su falsedad e inconsistencia por varios redactores de “El Amante Cine”, al compararla con las verdaderas pesadillas surrealistas de David Lynch, a años luz, según ellos, del higiénico empaque onírico de “Inception”, conformado por un imaginario «high concept», equivalente al encuentro imposible entre Hollywood y El Perro Andaluz, Luis Buñuel y Jerry Brukheimer.

Es decir, algo así como la inseminación artificial de una idea, supuestamente compleja, en el óvulo de un blockbuster paquidérmico, hegemónico y reaccionario como “Transformers”.Simple caballo de Troya de la ofensiva monopólica de la industria en el apogeo de la recesión.

Por tanto, del cruce genético pueden surgir dos posibles mutaciones, una benigna y otra maligna. “Dark Knight” pertenecería a la primera clase. “Inception” debería entenderse y explicarse como un híbrido de ambas concepciones, como un film desigual e irregular a grandes rasgos.

Por un lado, despierta el sano interés del público por participar en el desciframiento de las claves y los códigos herméticos de la historia, al activar nuestros adormilados grados de percepción. Nada diferente, por cierto, a lo estipulado por las plataformas multimedias de cuarta generación, aunque preferible al desarrollo pasivo y conformista de los relatos canónicos de la modernidad en fase de agotamiento y declive semiótico, por la reiteración de sus clichés.

Si bien el guión de la pieza no escapa de las prácticas demagógicas al uso(protagonista atormentado en procura de redención, trama lineal pero deconstruida, integración del plano real con el ficticio, metas dramáticas definidas), al menos intenta rehuir del lugar común de la oferta de temporada de verano, por medio de diversas apuestas arriesgadas(en el papel).

Lamentablemente, el compromiso por abarcar el mayor margen de audiencia, impide al autor liberarse de sus represiones y fantasmas comerciales por completo, en el sentido de terminar por reafirmar los cimientos de la meca tradicional, con su canto a la familia unida, el complejo de culpa por la paternidad irresponsable y el ejercicio del pirateo intelectual, las críticas superficiales al orden dominante del universo corporativo (causante de la crisis económica), las imposiciones populistas del pan y circo y el inevitable triunfo del efectismo por encima del reforzamiento de la abstracción experimental.

En consecuencia, la puesta en escena, segundo a segundo, perderá brillo y originalidad expresiva para decantarse por los mismos derroteros implantados por la burocracia del entretenimiento desde la época de los Hermanos Wachowsky. De ahí el sentimiento compartido de deja vu en relación con “Matrix”.

Verbigracia, las coreografías aburridas y cursis dentro de los pasillos y ascensores de un edificio elegante. Un espectáculo digno de las funciones kistch de la compañía «De La Guarda»(con mucho ruido y pocas nueces).

Por ende, el aporte final es pobre y limitado, después de la innecesaria extensión de la intriga de suspenso, la torpe justificación de los vericuetos del libreto y la puritana resolución del subtexto.

Luego de dos horas de palabrería hueca sobre tópicos de arquitectura, urbanismo digital y psicoanálisis para aficionados, “Inception” deviene en un franco retroceso para Nolan y en una clara decepción para nosotros, fanáticos del terrorismo y del cripticismo del Guasón.

“¿Why So Serious?”, le hubiese preguntado el Joker al director a la hora de rematar “El Origen”, saldada con la clásica apelación a los sentimientos encontrados de un antihéroe trágico en vías de recuperación y rehabilitación.

La doble moral del cineasta vuelve a apoderarse de la pantalla, para inocularnos un concepto de reunificación familiar como tabla de salvación en tiempos de depresión, capitalismo salvaje y competencia darwinista. Un programa caduco e hipócrita similar al de “Wall Street 2”.

Como chivo expiatorio del complot, un japonés orquestará la conspiración para absorber el negocio del rival occidental. Típica metáfora del pánico amarillo sembrada, como semilla de “Inception”, a lo largo de la historia del siglo XX.

El último contrabando conservador, incluido en el metraje, nos llevará a identificarnos con el trauma infantil del millonario engatusado, según el esquema de Rosebud en “Ciudadano Kane”, con una enorme diferencia.

Allá era símbolo del retorno a una humanidad y a una ingenuidad perdidas.

Acá es una vulgar tapadera, un encubrimiento de los delitos perpetrados por los culpables del crack de la bolsa.

Todos son exculpados o condenados a la ligera por el trabajo de Nolan. El perfecto alter ego de la generación de Obama en el cine. Ofuscada por la fantasía de un cambio Gatorpardiano, donde nada cambia.

Así es “El Origen” para el período de vacaciones.

Como dicen en Venezuela, ni chicha ni limonada.

Una cinta fallida, pedante, solemne y pretenciosa.

Una terapia new age al borde del ridículo.

Hasta le falta mucho para ser choronga.

El esnobismo la canonizará por consenso ante la ausencia de alternativas.

Por supuesto, frente a “Somos con Niños”, es una obra maestra.

Pero en la confrontación con la anterior de Batman, sale derrotada con creces.

Para cerrar, los dejo con una cita de Eulalia Iglesias en referencia a uno de los últimos largometrajes de George Clooney: «convencional y sentimentaloide, Up in The Air resulta un buen ejemplo de cómo afronta su mala conciencia ante la crisis el Hollywood que se siente alternativo:bajo la falsa apariencia de un film de denuncia se acaba legitimando el sistema que supuestamente se critica».

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