panfletonegro

La Tierra: una mentira cómoda y porcina

Regreso del relato de no ficción a la escala paquidérmica de la Disneynature, la recién nacida división zoológica del emporio del  ratón miguel, fundada para competir en el mercado dominado por la hegemonía de National Geographic y de las mejores casas del ramo.

A propósito, la BBC Worldwide apadrina la gestación del primer retoño ecológico germinado por el laboratorio del Pato Donald.

Many Farber, el mejor crítico de cine de la historia americana, hablaba de la diferencia entre arte elefante y arte termita. “La Tierra” cumple a cabalidad con las condiciones para ser denominado un documental elefante, con un tamaño inversamente proporcional a su cerebro de Mickey Mouse, capaz de abrigar pensamientos edulcorados, distorsionados y falsos para esconder sus aviesos intereses corporativos.

De hecho, “La Tierra” justifica no sólo la cruel mentira de Al Gore, sino respalda la mitología del calentamiento global, a efecto de apoyar el absurdo lobby del impuestazo contra el CO2. Una forma violenta, tramposa, desesperada y corrompida de incrementar el gasto público para, irónicamente, engrosar el presupuesto militar destinado a sustentar la miserable campaña de Irak. Obama, Mickey Mouse y Hillary también son cómplices de semejante genocidio silencioso, de semejante holocausto, de semejante bochorno neocolonial de más de un millón de muertos, campos de concentración y bombardeos selectivos con uranio empobrecido. Nunca faltará un estúpido de panfletonegro empeñado en seguir disfrazando la patraña de la aventura yanqui en el medio oriente. Conmigo no cuenten para eso.

 “La Tierra” aspira a cosechar los frutos sembrados en el tercer milenio por el árbol genealógico de cantos a la conservación de la talla de “La Marcha de los Pingüinos”, con la idea de clonar y replicar su taquillera ecuación antropocéntrica y antropomórfica de mamíferos humanizados en la tradición de los animalitos de “El Libro de la Selva”,  “Bamby”, “ Los Aristogatos”, “El Rey León” y “La Sirenita”. Por cierto, una visión ingenua, infantil y almibarada de parque temático en las antípodas de la crudeza salvaje de “The Grizlly Man”, donde un oso pardo devora a su protector ambientalista.

Muy por el contrario, “Earth” circula por la superficie del idealismo romántico verde, al describir la aventura de superación personal de una ballena migratoria y de una elefanta en convivencia con una manada de leones.

Más allá de las paradas obligatorias del viaje por las maravillas del planeta azul, la odisea merece disfrutarse por la potencia de sus imágenes inspiradas en la carrera de Godfrey Reggio y Ron Fricke, los propulsores de “Baraka” y de la trilogía “Quatsi”. Ojalá la iniciativa de distribución documental logre trascender el ámbito de lo blockbuster, para abrirse a futuro a fronteras menos trilladas.  

Para cerrar, cabe lamentar la forzada inclusión del voice over de Fher, el de Mana, quien subraya cada pasaje del argumento con un acento insoportablemente neutralizado.Mejicanos como él justifican el surgimiento de la influencia porcina. Agarren su cochino muerto y cojan su gripe de porqueriza.

En realidad, todo es una impostura. Todo es un pote de humo, una exageración, un chantaje para pedir financiamiento al Banco Mundial en tiempos de crisis. Así de estafadora es la tierra. 

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