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Teníamos miedo, pero los cobardes estaban del otro lado.

«Tuve miedo cuando escuché el zumbido de los proyectiles, tuve miedo cuando vi la sangre en el piso, tuve miedo cuando escuché el desgarrador grito de «asesinos», tuve miedo cuando gritaron «al de la cámara» y por alguna extraña razón también tuve miedo cuando me enteré que el fallecido tenía mi edad.

Una señora mayor gritó «por qué no tratan así a los delincuentes?» Y creo que lo dijo con miedo. Un chamo que pudo haber sido Redman le pidió a los sujetos armados que bajaran sus pistolas y que pelearan sin cobardía; El fervor de su verbo me hizo saber de que el pana estaba tan cagado como yo.

Luego de que mataran a Bassil el miedo se apoderó de todos, pero ese miedo se convirtió en una lluvia de piedras. Podría jurar que hasta se les afinó la puntería y todo.

Era el miedo lo que le daba adrenalina a nuestra arrechera.

Teníamos miedo, pero los cobardes estaban del otro lado.»

 

Ubicación: Lugar donde asesinaron a Bassil Dacosta.

Fotos y relato por Jose Francisco Graterol Hoz

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