panfletonegro

La izquierda venezolana.

Siempre he sido un ávido lector de panfletonegro, mis amigos y colegas han escrito excelentes artículos en esta página, de los que he sido parte de alguna u otra manera. Sin embargo nunca me había llamado la atención el hecho de escribir, aunque ahora intentaré expresar de forma sencilla una que otra idea que ha venido rondándome la mente debido a las actitudes que he podido observar en la calle, en la red, en el trabajo, en la universidad, estas actitudes tienen que ver con la postura de la gente cuando «debate» o «discute» temas políticos, en especial cuando se habla de política, y más específicamente de la «izquierda venezolana».

1.- Me gustaría empezar afirmando que soy opositor, y siempre lo he sido desde que tengo memoria, llevo gran parte de mi vida haciendo crítica tras crítica al gobierno nacional, e incluso este artículo tendrá mucho de ella. No obstante, también tiene como intención refutar algunos conceptos que puede usar la gente al debatir, y estoy seguro de que todos hemos escuchado a alguien decir algo como esto:


¡GUERRA ECONÓMICA!,  NOS DESTRUIRÁN A TODOS Y SI DICES LO CONTRARIO TIENES PROBLEMAS COGNIGTIVOS.

1.- Ya este «argumento» de la «guerra económica» está más que repetido, de hecho, tan repetido está, que cada vez que alguien lo usa me da una especie de -déjà vu- sólo que combinado con ganas de pisar un lego para terminar de gritar con ganas.

¿Qué pienso de la «guerra económica»?

La política expropiatoria del gobierno ha carecido de planificación estratégica y ha sido dispendiosa y más motivada por el afán de tener una imagen controladora que por una visión de desarrollo económico. En 13 años el chavismo tuvo a su disposición el equivalente a un año del PIB de México. Una cantidad suficiente para que un país con la dimensión y potencial natural de Venezuela emprendiera las bases de un desarrollo industrial y tecnológico de un estado redistributivo sólido no dependiente del ingreso petrolero. Pero no hay nada de eso. El único que le está haciendo guerra económica al país, es el mismo gobierno.

Y no podía faltar el típico: 



¡¡FASCISTAS!!! ¡¡VETE A LEER MARX IGNORANTE!!!

2- El infaltable «fascistas», pero este caballero añade una frase arjoniana: «intelectuales de aeropuerto» para darle un toque de clase a su ad hominem.

¿Somos fascistas los opositores?

Bueno, no puedo hablar por todos nosotros, pero al menos sé que ningún líder opositor ha tomado actitudes fascistas de manera pública. Incluso, seré benigno y no hablaré de las actitudes fascistas del presidente de la Asamblea Diosdado Cabello al quitarle el derecho de palabra a los diputados opositores, que ya por sí solas deberían alertar a más de un demócrata en la izquierda venezolana. En Venezuela hay una democracia cada vez más meramente procedimental y plebiscitaria. El control indebido del Partido-Gobierno sobre los medios, y el clientelismo asistencialista vuelven extremadamente inequitativa la contienda electoral, algo típico en los gobiernos fascistas con estados autoritarios. Una muestra del giro autoritario del PSUV fue la retirada de Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Los derechos de los venezolanos cada vez cuentan menos.

2- «Tranquila, equivocarse es de humanos… rectificar es de sabios… tu eres muy humana… lo entiendo».

Lamentablemente, el autor de dicho comentario borró muchos otros en donde nos mandó a leer a Marx y no pude tomar una captura de pantalla de sus graciosas afirmaciones, sin embargo resumiré diciendo que nos instó a leerle debido a que «nuestra ignorancia» tenía raíz en el hecho de que «nunca habíamos agarrado un libro de ese autor alemán».


¡¡¡TIENES QUE ACEPTAR A MARX EN TU CORAZÓN
IGNORANTE!!!

Como dice en mi información, soy socio-liberal. Sin embargo, soy capaz de realizar un análisis marxista del gobierno venezolano, precisamente porque he leído a Marx, y no sólo las primeras cinco lineas de su Manifiesto Comunista, sino gran parte de sus obras, incluso en las que habla mal de nosotros los latinos.

«¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían qué hacer con ella? ; ¿lo es que los enérgicos yanquis, mediante la rápida explotación de las minas de oro que existen allí, aumenten los medios de circulación, concentren en la costa más apropiada de ese apacible océano, en pocos años, una densa población y un activo comercio, creen grandes ciudades, establezcan líneas de barcos de vapor, tiendan un ferrocarril desde Nueva York a San Francisco, abran en realidad por primera vez el Océano Pacífico a la civilización y, por tercera vez en la historia, impriman una nueva orientación al comercio mundial? La «independencia» de algunos españoles en California y Tejas sufrirá con ello, tal vez; la «justicia» y otros principios morales quizás sean vulnerados aquí y allá, ¿pero, qué importa esto frente a tales hechos histórico-universales?».

[Engels. De la primera parte del artículo «Der demokratische Pauslawismus», publicada el 15 de febrero de 1849 en la Neue Rheinische Zeitung MEW, t. VI, p, 273-274.]  Tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, pp. 189-190.

Más allá de eso, el gobierno «bolivariano» no tiene un pelo de marxista. Es bonapartista nacionalista, estatista pequeño burgués. El maoísmo entendía su versión del «socialismo» (también ajena al marxismo), como la socialización de la miseria. En teoría, el marxismo propone reconocer la dignidad de la propiedad personal, pero transformar las relaciones sociales para que los medios de producción no sean exclusivamente parte de las relaciones sociales de la «propiedad privada». En un socialismo marxista los medios de producción, distribución y comunicación se socializarían en su control a través de cooperativas y asociaciones libres de los trabajadores, al margen del control por un partido gubernamental, pues el socialismo en el sentido marxista implica necesariamente el pluralismo político. El socialismo es una relación social de producción, no de importación precaria de todo, como la caricatura populista del PSUV en Venezuela.

Incluso, el populismo no es amar al pueblo sin saber económicamente cómo servirlo bien. El populismo es construir un cierto «pueblo» a través de la imposición de lineamientos discursivos. «Quien no me ame es enemigo del pueblo» (¿Les suena familiar?). Distribuir ineficazmente y de manera asistencialista la renta petrolera, al tiempo que se importa todo, desde alimentos hasta papel higiénico, no tiene nada que ver con Marx, es simplemente populismo latinoamericano.

Salir de la versión móvil