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10 Bloopers del cine 2009

De seguro, un año para olvidar. Pocas películas pasarán a la historia, más allá de ciertos hechos aislados. En cualquier caso, a principios de enero del 2010 hablaremos de lo mejor de la temporada por concluir.

Mientras tanto, como el tiempo apremia, nos abocaremos a enumerar los peores desastres del 2009, con el ánimo de conjurarlos y exorcizarlos de nuestra memoria.

Con ustedes, la sintomática desgracia no sólo de un período de crisis, sino de una oferta diezmada y censurada por un mercado oligopólico, negado a darle cabida a la diversidad en pro de su insaciable afán de lucro. Aquí subyace parte del problema del cine nacional.

Si en Cuba sobreviven bajo el yugo de un bloqueo audiovisual, en Venezuela padecemos el régimen de una dieta monocolor, uniforme y unidimensional controlada por las subsidiarias de los grandes estudios, con el beneplácito del estado.

Por ende, ni el modelo Caraqueño, ni el paradigma de Fidel son una alternativa sana, de cara al enriquecimiento de nuestra oferta cultural.

En consecuencia, ambos sistemas deben ser superados y reformados, a objeto de depurar sus rígidas estructuras de difusión. De lo contrario, corren el riesgo de quedar borrados del mapa, como fenómenos mediáticos, a la luz de la emergencia de internet. Por algo, el público migra de la sala oscura a la comodidad de su hogar. Por ello también, la piratería goza de buena salud en Caracas. Ojalá, muy pronto, la situación cambie de rumbo, de CCS a la Habana.

Al final, el rollo no es la izquierda o la derecha. Después de todo, el asunto es la carencia de pluralidad y la ausencia de la cacareada democratización de la pantalla. Una materia pendiente para el resto del siglo XXI. Por ahora, sigan disfrutando de sus perniciosos efectos.

10) Abrazos Rotos.

 Bodrio estrenado con bombos y platillos. ¿Hasta cuándo con la movida madrileña de Almodóvar? ¿De verdad es el único cineasta español a reivindicar en Festivales, en notas de prensa y en críticas de trasnocho? Póngase las pilas,señores. Hagan su trabajo. Investiguen. Les recomiendo darse un viajecito por la madre patria, para redescubrir la noticia de última hora: la estrella de Pedro anda de capa caída,  en cuanto fue sustituida por la impronta de una nueva generación de autores, a la zaga de Isaki Lacuesta, Jaime Rosales y Albert Serra, cuyos largometrajes todavía brillan por su ausencia en tierras criollas. Esperemos contar con sus proyectos a corto plazo, en lugar de sufrir la próxima decepción del combo del creador de “Hable Con Ella”. Prohibido continuar disculpándolo, justificándolo y defendiéndolo por razones triviales. Es momento de sentarlo en el banquillo, y empezar a llamarlo por su nombre. Para los desinformados y desactualizados de siempre, es una referencia. Para nosotros, paso de moda. En lo personal, prefiero al pánico hispánico. De hecho, hay más cine del futuro en “Rec” que en “Abrazos Rotos”. Por desgracia, los nostálgicos del vano ayer ni se percatan, ni se enteran. Allá ellos.

9) Libertador Morales.

Otro engendro de la Villa, seleccionado para competir por los premios de la Academia. ¡Y no les da vergüenza enviar semejante disparate! Si haber vamos, y somos estrictamente justos, lo lógico sería mandarla al comité de evaluación no del Oscar, sino de los premios “Razzie”, donde arrasaría en cada una de sus nominaciones, por su guión, dirección y actuación principal. Sin duda, “Libertador Morales” es una película digna para las frambuesas de Oro. Lastimosamente, su intrascendencia la condenará de por vida al ostracismo, salvo para la memoria de nuestros periodistas fracasados y subvencionados por la plataforma.

8) Slumdog Millionaire.

El cuento de autoayuda para embaucar al cinéfilo concienciado y políticamente correcto del siglo XXI. Su cantidad de imposturas es directamente proporcional al tamaño de su ruido publicitario. Imposible creérsela y aguantársela por más de tres minutos. Los personajes son inverosímiles, las tramas resultan forzadas y las soluciones rozan el grotesco de la falacia folletinesca, a camino entre Hollywood y Bollywood, sendas industrias de explotación del melodrama musical, a base de criterios populistas.“Slumdog Millionaire” lejos de superar el esquema, lo reproduce, lo conserva y lo reafirma de manera pragmática, sin atreverse a desacralizarlo. En cambio, el propósito es reciclarlo para inyectarle dosis de ilusión al mundo desconsolado y desanimado de por ahora. Molesta su aire de importancia, su mensaje moralista, su ambigua filosofía y su rastrero etnocentrismo neocolonial, para explotar la pornomiseria del tercer mundo, desde la perspectiva del oportunismo occidental y posmoderno de Danny Boyle, quien goza de lo lindo al perpetrar su laureado engaño, cual Al Gore de la transvanguardia. No por casualidad, los dos hicieron millones con sus respectivos juegos de artificio, en medio de la depresión colectiva. Contradicciones obvias del capitalismo con responsabilidad social, del tercer milenio.

  7) Venezzia.

Gato por liebre de orden esquizofrénico. Anacronismo chauvinista con ínfulas de cine de época a lo “Pearl Harbor”. Busca emular y apenas consigue remedar. La historia se repite, inconsciente, como tragedia y como parodia. Truffaut la odiaría a muerte. Para él sería un ejemplo del cine de papá a combatir, demoler y derribar. Pedante y afectada desde su título con doble “ZZ”. Aunque pensándolo un poco, la doble “ZZ” le calza a la perfección, porque da sueño de principio a fin. Por desgracia, su predisposición al tedio cuesta caro y no rinde beneficios, a excepción de las ganancias personales obtenidas por su grupo de promotores: Edgar Ramírez, Ruddy Rodríguez y Alberto Arvelo. Un trinomio de vampiros desubicados, con aspiraciones y pretensiones de productores de lujo, al servicio de Delfina Catalá, la mamá de los chacales vernáculos. Los cuatro, juntos y revueltos, consumaron la máxima fantasía boliburguesa de la era de Arné Chacón: erigir una bancarrota monumental, un castillo de naipes, un colosal cascarón vacío, una empresa privada signada por el derroche de recursos, con puros dineros recaudados y robados del bolsillo de los contribuyentes. Con tus reales y mis reales, para decirlo claro y raspado. Por consiguiente, no es absurdo exigir la intervención legal de la plataforma, para poner en cintura a los creadores de “Venezzia”, y además, a sus financistas.

Sucedió en la banca, sucede en la Villa, a costa del chantaje de la redención del pueblo a través del séptimo arte. Vamos a sincerarnos. El reto es cortar de raíz la cadena de desastres, sanear las cuentas y purificar las manchas administrativas de la percudida gestión audiovisual de la revolución bonita, a cargo de Héctor Soto, su prima del CNAC y David Rodríguez. Coje dato, Ruddy.

Mira mami, si mañana quieres hacer “Venezzia 2”,  pon los cobres de tu cochinito, bebé. Pero deja de quitarle el pan y el apoyo a gente necesitada del sector cultura, para montar tus culebrones indigestos. Total y en resumen, por tu codicia puedes terminar tus días como los dueños del Confederado, Banpro y compañía. “Venezzia” es así. Una entidad financiera inflada y engordada con cheques de goma firmados por Hugo Rey. Igual “Zamora”. Atención, la zeta es una letra pavosa. Imprímelo en negritas.

6) Wolverine.

Por cada “Watchmen”, hay una docena de pavadas como “Wolverine”, la película de superhéroes más fallida del lustro en cuestión. Ni siquiera la participación de Hugh Jackman la rescataba del precipicio creativo a donde la embarcó su malogrado director, Gavin Hood, invocado con cariño por “Tsotsi” y ahora proscrito del sistema de estudios por el deslave de “Wolverine”, ridícula mutación de la serie “X-Men”, al punto de lucir como una caricatura sangrante del programa Saturday Night Live. Sus imágenes de síntesis chirriaban al calor de las pésimas intervenciones del elenco estelar, secundado por el villano plano de Liev Schreiber, incapaz de eludir el cerco del estereotipo, a diferencia del Guasón de Heath Ledger. En su descargo, quizás sea reivindicada por su humor involuntario, contenido en sus diálogos de idiotas ,en sus escenografías de cartón piedra y en sus batallas de gaticos sostenidos por poleas alrededor de un galpón con pantallas verdes. Nada para recordar.

5) Elegy.

Por poco la abandonamos a mitad del trayecto, por Penélope y por los tics de la Coixet, la abeja reina del cine choronga, del engaño pichanga, del quiero y no puedo. Tan sólo nuestra Alejandra Szeplaki la logró rebasar con creces. Por eso emplazamos a “Día Naranja” en el número cuatro del listado.

4) Día Naranja.

“Día Naranja” y “Elegy” comparten los mismos defectos. “Desean” desbordar sus fronteras locales, al precio de perder identidad, garra y nervio; al colmo de coquetear con los linderos de la banalidad globalizada en 24 cuadros por segundo. A tal efecto, copian el prototipo del no lugar, del referente despersonalizado, desde el espacio de la nimiedad esnosbista, a kilómetros de distancia de experimentos mundializados y trasnacionales como “My Blue Berry Nights” y “Los Niños del Hombre”. Si acaso, “Día Naranja” y “Elegy” se encuadran en la línea de los cortos menos acertados de “París, Te Amo”.

La meta no es renunciar a salir de casa, a mirarnos en el espejo de los vecinos. La meta es aprovechar el exilio, para redescubrirnos desde afuera, sin taparnos los ojos. El planeta tierra no es un “Día Naranja” ni una “Elegía” de Coixet. Es un universo intranquilo y a la deriva, más próximo a “Babel”, con todo y sus penosos extravíos. Esconder semejante realidad, no es honesto. De ahí el tercer puesto.

3) Un lugar Lejano.

Por mérito propio, el listado se llena de títulos criollos a la carta. “Un lugar Lejano” no es la excepción. Sobre ella, ya nos pronunciamos. Únicamente, queda agregar un punto: el film, como era de esperarse, se saldó con un fracaso de taquilla, ajustado a su despropósito formal y conceptual. Razones suficientes para negarle un nuevo crédito a su director, José Ramón Novoa. Desgraciadamente, el CNAC lo perdona, lo exculpa y lo aplaude por su catástrofe. Así somos de condescendientes y tolerantes con la mediocridad. No en balde, “Zamora” ocupa el primer lugar, tan sólo por encima de “Son de la Calle”.

2) Son de la Calle.

El trailer lo dice todo o casi todo. Por la cercanía de su estreno, la comentaremos la semana de arriba, al compás de sus líricas y sus coros de Regetón. Lo prometido es deuda.  

1) Zamora.

Sin comentarios. Interesados en la materia, remitirse a cualquier capítulo de mi novela en fase de redacción. Esperen pronto su episodio 21.  

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