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La Suerte de Farruco está echada

far1.jpg A Farruco Sesto le va mal en vivienda. No es su hogar dulce hogar atendido por los jala mecates de la Villa del Cine*. Llegó tirando flechas. Nadie le para. No sabe por donde meterse. Se siente como cucaracha en baile de gallina. De momento, se le acabó la perita en dulce de Cultura. Farruco, aunque te duela, vivienda no es tu conuco, por ahora. Según me cuentan, andas deprimido por varias razones. Primero, todavía sigues en el limbo, sin ser ratificado en el cargo. Segundo, lamentas haber caído en el Ministerio de la quemazón, en el Ministerio de los condenados a muerte, donde nadie pasa del cuarto mes.Si tu pasas del cuarto mes, Farruco, batirás record de supervivencia en el gobierno. Pero al parecer, se te degradó hasta allí para castigarte, para hacerte la respectiva operación jaque mate, aunque muchos especulan lo contrario.En cualquier caso, tus ojos ya no irradian seguridad, sino tristeza. Caminas triste, se te quiebra la voz, ya no te sientes un King Kong. Como Hércules, perdiste tu cabellera, tu fuente de poder y quizás no puedas superarlo. Rezo porque así sea. Rezo por el hundimiento de Farruco. Rezo por tu desplome. Rezo por tu enjuiciamiento público. Por fortuna, conseguiste un verdadero despelote en Vivienda, con todo y sus rosquillas impermeables. Se te acabó la manguangua de Cultura. Es como si hubieses aterrizado de la nada en Ministerio de Cultura, tras la salida del anterior Farruco. Toma tu tomate. Vivienda no es un juego de carritos, Farruco. Desde siempre fue el nido de las ratas de la construcción, el santuario de las mafias de la facultad de arquitectura y urbanismo. Por tanto, no eres bienvenido en compañía y en representación de Opus 18, tu tapadera con los Hermanos Pou. Aquí no es como en Cultura, donde no había competencia para tu macolla. En Vivienda, los cogollitos son legión y el pan nuestro de cada día. Por ende, se te hará muy difícil llegar a ser el Alí Babá de los cuarenta ladrones de la cueva de Vivienda. Mientras tanto, ocurre lo propio con Héctor Soto en Ministerio de Cultura. Al parecer, también tiene sus horas contadas. Supuestamente, carece de apoyo político real tanto de las bases como del gobierno, pues su único Padrino era Farruco. Así las cosas, tampoco se le ve futuro en Cultura.El gremio lo mira con recelo mientras despierta mayor desconfianza que su predecesor. De igual modo, parece atado de pies y manos, entre las paredes de un sistema cada vez más intricado, burocratizado y laberíntico, al servicio de los mezquinos intereses de la élite del poder. Por eso, algunos idiotas comienzan a extrañar a Farruco ante los evidentes síntomas de autismo manifestados por Hector Soto a lo largo de las últimas semanas. Al respecto y para finalizar, caben un par de hipótesis. Número uno, ciertos infiltrados interpretan y leen el asunto como el principio del fin de la era de Farruco Sesto en Ministerio de Cultura.Supuestamente, habría sido un golpe maestro maquinado por el Presidente para neutralizar el poder del gallego en el gobierno. Además sería un pase de factura, un jalón de orejas sutil y una medida ejemplarizante, con la idea de sancionar y ponerle coto a la corrupción de Farruco. Tras las elecciones, vendrían los nuevos cambios en el despacho de la Cultura, junto con la designación de otro Ministro, cuya reputación mejore la imagen del gobierno en el ámbito nacional. Por aquí suenan los nombres de varios poetas, escritores , intelectuales y hasta cineastas leales a la revolución bonita. Número dos, dentro de poco la situación tenderá a normalizarse en beneficio de los bandidos de costumbre. Hagan sus apuestas e imploren por el mal menor, es decir, por la opción número 1. Buena suerte. *Los jala mecates de la Villa del Cine son una especie en extinción, preservada por Lorena Almarza en un serpentario de Guarenas, construido por los hermanos Pou con fines de lucro. A los jala mecate se les permite medrar y disponer de los fondos públicos, sin ir a concurso y sin rendir cuentas. Por eso, los jala mecates defienden el proyecto de la Villa del Cine, su serpentario particular. A ellos les conviene el serpentario. El serpentario existe para garantizar el reparto a dedo de la renta pública. Los habitantes del serpentario pertenecen a una rosca al margen de la ley. Son como un partido político degradado, únicamente preocupado por el reparto de los cargos y la especulación económica de los curules, para hacer trabajitos por encargo de dudosa calidad. Fuera de Venezuela, a esto le llaman corrupción, clientelismo y tráfico de influencias. En la Villa le llaman una nueva forma de hacer cine, justificada y celebrada por los críticos de la resignación y la traición a su oficio. Tremenda revolución audiovisual, mi hermano.

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