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A propósito de «la muerte del rock nacional»


Por casualidad estaba escuchando The Wall cuando decidí sentarme a escribir un comentario sobre el artículo del estimado Sr. Cobranza. De pronto pensé que era muy apropiado preguntarse entonces por qué The Wall fue y sigue siendo tan exitoso? No es únicamente por la impecable composición y ejecución de los cuatro miembros del Floyd de los setentas tardíos. La clave yace en la ficción creada a partir del gran drama que vivieron las juventudes de postguerra y particularmente aquellas que vieron de cerca a una Inglaterra que lamía el suelo una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. De paso sea dicho, acontecimiento que Venezuela observó desde su condición periférica de mero proveedor de combustible para las Fuerzas Aliadas, nada más, nada menos. Fue de estas generaciones de postguerra que se gestó el movimiento de Rock&Roll, inspirado en los sonidos de las comunidades negras de los EE.UU y buscando responder de forma virulenta a la política belicista de la Guerra Fría y a los valores conservadores impuestos por quienes dirigían los destinos de esas naciones.

El Rock&Roll es una expresión cultural del mundo anglosajón, que responde naturalmente a unos referentes propios de su historia. No obstante ha permeado otras culturas pero no es casualidad que USA y UK sigan siendo los pilares en la producción de este género, en todas sus posibles vertientes; incluso cualquier banda a ser reconocida tiene necesarimente que llevar el sello de aprobación de los mercados de habla inglesa. Es obvio entonces que la industria del Rock en Venezuela esté muerta, pero no sólo ha fallecido, El Sr Cobranza se equivoca. Nunca existió! Félix Allueva y todos aquellos que están en la rosca, al igual que muchas de las bandas “indie” son sólo peones en un juego, uno de gran complejidad y que quizás ni ellos mismos comprenden. Por eso los contenidos son tan pusilánimes y mediocres. Nuestros rockeros han insistido desde los tiempos de Los Darts en interpretar lo que no les pertenece, calqueando una estética ajena que los hace ser payasos de un circo de periferia venida a menos, donde cualquier mequetrefe es ovacionado ciegamente. En ese caso es mucho mas honesto lo que consecuentemente han venido haciendo Los Buitres, quienes incluso han ganado premios en el festival de Los Beatles en Liverpool. Igualmente vale la pena resaltar el trabajo de músicos como Alonso Toro y Miguel Noya, quienes han tenido la inquietud de explorar genuinamente otros terrenos.


La situación es mas crítica aun porque buena parte del medio es autoreferencial y arrogante. Todo empieza y termina con sus pequeñas verdades, con su achicado mundo de clase media. Es esa actitud tan inconsciente y disociada la que desperdicia una oportunidad para repensar las cosas y produce mas bien aberraciones como los remixes de Simón Díaz, para mencionar sólo el mas visible de todos los Frankenstein del neo-folklore. El día que nuestros rockeros(inclúyase la mal llamada música electrónica) tengan la consciencia suficiente para entender que todo esto pasa por una profunda crisis de identidad cultural, será entonces el momento de ver si la producción de rock en Venezuela gira y se encamina por senderos genuinos y no sólo seguimos cantándole a la playa azul y al Ron con Limón.

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