Amy Winehouse…

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para Daniela Jaimes-Borges

El mundo del entretenimiento puede ser –y es– enormemente cruel. No sólo por la forma en que explota a la personas mientras están vivas, sino también por como lo hace cuando mueren.

Lo saben todos: desde los editores que han publicado hasta las servilletas que escribió Roberto Bolaño, con la excusa de estar publicando una nueva “obra inédita recién descubierta”; pasando por los coprófagos que no dejan descansar a Michael Jackson; y llegando a, digamos, Fidel Castro, quién luego de prohibir la música de Los Beatles, y de perseguir a quienes la escuchaban, le mandó a hacer una estatua a John Lennon dizque por ser vocero de la paz.

Los muertos, le escuché decir una vez a alguien, le sirven a todos, especialmente a los más vivos.

No sé, pero ante la muerte de Amy Winehouse, cantante cuya música adoré, se me viene a la mente todo el espectáculo predecible que seguirá a fallecimiento de la cantante.

Los miserables de la música, quienes se enriquecieron gracias a su formidable talento, ahora explotarán su trabajo como nunca. Quién sabe si lo que viene ahora es una saga interminable de material inédito lanzado en sucesivos “recopilatorios”, que buscarán sacar todo el rédito económico posible, a pesar de que en vida muchos de esos cernícalos le dieron la espalda por problemática.

Paradójicamente, quienes harán esto serán los mismos que la llevaron a la muerte, quienes usaron su decadencia para hacer dinero a manos llenas, quienes no la ayudaron, quienes aliados con la prensa sensacionalista la convirtieron en la carne de cañón para todo ese despreciable reality show en que se convirtió su vida durante los últimos años.

Del otro lado, es predecible el montón de elegías hipócritas contra el abuso de las drogas, la autodestrucción, la pérdida de valores y un largo bla bla bla… Es tan aburrido. A algunos les gusta hacer gala de sus manías, taras y complejos; y si es soslayándose en el dolor ajeno, pues mejor.

Por eso hago una pausa el día de hoy. Porque hoy estaba pendiente de proveerme de birras e irme a mi casa a ver el partido, y esta noticia me ha sorprendido con la amargura con que sorprende saber que una artista a la que admiras no sólo ha fallecido, sino que lo ha hecho de la única forma posible: llevando su existencia al límite, siendo como es, siendo fiel a su propia naturaleza.

También debo decir que detesto todo ese circo que ahora, luego de la masificación de las redes sociales, suele darse con la muerte de personas conocidas. Es repugnante todo el show que se da cada vez que un famoso muere, sea este de la política o del entretenimiento, da igual.

Digan lo que digan, Amy Winehouse es genial. Back to Black es un disco para la historia, uno de los granes discos de los últimos años, y Rehab una de las canciones más poderosas, una horrenda y al mismo tiempo preciosa declaración de principios. Un crítico musical norteamericano (lamento no recordar el nombre) dijo una vez, refiriéndose Under the Bridge, la melancólica canción de los Red Hot Chili Peppers, que cuando un artista era capaz de abrir así su alma para contarse a sí mismo de una manera tan honesta, uno se debatía entre la admiración y el miedo.

Winehouse no fue la masificación de la contracultura como negocio, porque ella nunca quiso ser rebelde o transgresora para oponerse a nada; no era punk, no era una rebelde cool. Ella era, simplemente, ella. Se me antoja que fue como Janis Joplin, que lejos de ser una niña rebelde y transgresora, era simplemente una persona con una profunda necesidad de ser amada y aceptada, consumida luego por su propia personalidad. A mí, aunque suene terrible, me gusta la gente así; no me gusta que se autodestruyan hasta la muerte, pero si admiro esa extraña dignidad que hay en ellos, por ser extraños, por ser… ¿»absolutos», es la palabra?

También era hermosa, ¿saben? No sé porqué, pero siempre me pareció una mujer enormemente atractiva, dueña de una belleza trágica, como Fiona Apple, o algo así.

En fin, Necesitaba decir estas cuatro tonterías. La inquisición y la explotación que viene de ahora en adelante no me interesa. Sólo me interesa su música por la cual siempre estaré agradecido.

14 Comentarios

  1. Me entere hace menos de 15 minutos. Coño yo tambien admiraba la musica que hacia.
    Quizas luego pero este hecho y los otros parecidos dan para mas. Pero este panegírico te quedo excelente, mas que todo por la premura que lo escribistes

  2. Hace un año y medio dije en un blog, sobre esta chica:
    Es preferible vivir y morir en las drogas que haber escrito «I kissed a girl»… o «rabiosa».

    ¿Qué son las malditas drogas y una muerte por ellas si la mayoría de la gente sobria sólo hace estupideces? ¿Por qué sus estupideces son mejores? Cuando la gente se enorgullece de su ordenada y responsable vida yo sólo puedo ver esa escena de El Enigma de Kaspar Hauser en dónde la gente camina hacia un precipicio. Lo siento pero es la pura verdad, al final sólo hay eso.
    Ese álbum también es muy especial para mí y todo el mundo sabe que a mí no me gusta nada del mainstream, ¿pero es ella mainstream? Me encanta la resolución que haces. Ella es ella y ya, no quería ser bonita ni agradable ni le importaba que la gente pusiera en ella sus estúpidos prejuicios. Eso es algo notable, pues muchas chicas «rebeldes» si están muy pendientes de encajar renunciando a sí mismas, incluyéndome a veces.
    Hoy la gesta alcohólica va en su nombre. Estoy un poco triste ¿terminaré como ella ? ¿Realmente eso importa? La segunda pregunta es la que más me aterra.

  3. Muy sentido tu escrito. A riesgo de equivocarme (no me he enterado de la causa oficial de su muerte) añadiría que ella murió en su ley: vivió al límite, no le importó derrochar su enorme talento y se fue del mundo al estilo de las grandes leyendas del rock: en el ápice de su fama, pero con unas enormes carencias afectivas y emocionales.

  4. Aquí voy a diferir de tu visión, John Manuel. Donde dices ‘lejos de ser una niña rebelde y transgresora, era simplemente una persona con una profunda necesidad de ser amada y aceptada, consumida luego por su propia personalidad’ noto cierta visión romántica de algo que no es otra cosa que una enfermedad.

    Miles de personas mueren cada año al igual que ella, y nadie habla de que las devora su ‘personalidad autodestructiva’. No son celebridades, por lo que son solo borrachos, junkies, adictos. Y eso es lo que ella era, una adicta que además era una buena vocalista, quien por haber logrado la fama (y los millones que esta produce) no tuvo que terminar muerta en el medio de la calle.

    Lo más positivo que podría salir de todo esto sería que se discutiera sobre lo poco que se conoce de las adicciones todavía y de lo inefectivos que resultan los procesos de ‘rehabilitación’, a los cuales tienen acceso solo unos pocos. Pero lamentablemente ese tema no es tan romántico como seguir agrandando el mito de los ‘genios autodestructivos’.

  5. Bueh, francamente, y para hacerle la oposición a tu nota, diré que personalmente nunca me interesó la Casa de Vino. No que me parezca mala, o mala persona, pero no veo en este personajillo, creado como prêt-à-porter para la sociedad de consumo (véase las fotos de «antes», «después»), nada más que una intérprete talentosa.
    Hacen falta intérpretes y cantantes talentosos, pero la gente que admiro de verdad en la música son aquellos que toman el toro por los cachos: componen, arreglan, tocan un instrumento.
    Ella tenía una buena voz, pero (a menos que me equivoque, nunca estudié su vida), esta jeva no era más que una cantante talentosa de gospel que la reencaucharon en la movida neo/retro que hizo millonario a más de uno.
    De verdad que las comparaciones con Janis Joplin (o Cobain) están de más.
    Lo que más me fastidió de este personaje fue la torpeza con la cual manejó sus relaciones públicas, que la convirtió en el caramelo de los paparazzis.
    Porque, no me jodan, una persona que no logra sus metas, no alcanza la fama o a que se le escuche, tiene derecho a vivir borracho y a drogarse, por frustración. Pero esta cuerda de mariquitos, que si, «es demasiado duro ser multimillonario», «no sabes lo difícil que es entrar en Tiffanys sin reservación», «qué ladilla rumbear en un yate en el festival de Cannes», me hinchan los cojones. Ponte a trabajar de barman o mesonero y después me vienes con el cuento de lo difícil que es ser el dueño del catálogo entero de los Beatles y que por eso te la pasas drogado.
    Sus últimos años están lejos de ser la gira apoteósica de In Utero: conciertos cancelados, toques desafinados, desastres y escándalos. Eso lo escogió ella. «Pobrecita», qué difícil ir a cantar a Belgrado por decenas de miles de dólares y quedarte en un hotel 5 estrellas.
    Vasié…

  6. De verdad que Warholio tiene razón: al menos esto servirá para discutir qué coño son las adicciones, porque vaya colección de prejuicios que tiene la gente sobre ellas.
    Las adicciones nada tienen que ver con el éxito o la supuesta felicidad que «debes» sentir por tu supuesta perfecta vida.
    ¿Por qué la depresión si la puede sentir cualquiera o un trastorno bipolar o la esquizofrenia?
    ¿O será que John Nash fingió todo eso para dárselas de interesante? ¿Verdad que nadie diría eso?
    En la drogadicción intervienen muchos factores, pero uno muy importante es la neuroquímica. Es más fácil que una persona que sufra de una enfermedad mental no diagnosticada se automedique usando alcohol o drogas y que su dependencia a ellas se haga más fuerte al no sentirse mejor con otra cosa. Cuando llega la hora de que lo lleven al psiquiatra generalmente es muy tarde y la dependencia química es muy fuerte, lo que interfiere con el tratamiento con medicamentos. Les cuento aquí entre nos que muchos de ellos no son muy diferentes de la mismas drogas, es algo así como «No consuma cocaína, sino ritalin. ¿Por qué seguir fumando esa sucia marihuana y quedar con el pestón, si tenemos para usted Trittico».
    Creo que es por eso que la mayoría de las rehabilitaciones fallan.
    Me río cuando dicen que la gente rica vaya a buscar trabajo de mesonero o barman, para que vean lo duro que es vivir y se ganen su derecho a drogarse. Pues justamente eso es lo que yo hago para vivir y lo único que he aprendido de ese oficio -además de lo snob de pueblo que puede llegar a ser la gente- es que por cada muerto de hambre que se bebe unas birras los fines de semana hay tres tipos con plata jalándose una botella de 18 años diaria en reuniones de «negocios». La gente mientras más dinero tiene puede acceder a más cosas, las buenas y las malas. Eso no quiere decir que todos vayan a parar en alcohólicos o drogadictos, pero una vez que se prueban las drogas duras es difícil hacerse a un lado. Que ella pudo ir a rehab, es verdad, pero decidió no hacerlo y que yo sepa eso es algo personal. Nadie puede obligarte. Es bien incómoda pero precisamente su letra rehab es muy gráfica al respecto de lo que es una adicción. Sería muy útil que la gente la escuchara con un poco de humildad para que dejaran su hermosa visión de las drogas de niños de sexto grado.
    Por cierto yo creo que lo que la mató a ella fue principalmente la anorexia. Y tranquilos, también son libres de soltar todos sus prejuicios sobre esa enfermedad.

  7. Me gustaría aclarar una cosa. Esta nota la escribí como una cura en salud por todos los predecibles mensajitos institucionales tipo: «dile no a las drogas», que sabía iban a surgir por parte de los sectores moralistas luego de su muerte. Nunca quisé, ni celebrar la enfermedad de Winehouse (estamos de acuerdo, estimado Warholio que las adicciones son una enfermedad), ni banalizar el asunto, dramatizándolo hasta lo insoportable.

    Como bien señala Warholio: «Miles de personas mueren cada año al igual que ella, y nadie habla de que las devora su ‘personalidad autodestructiva’. No son celebridades, por lo que son solo borrachos, junkies, adictos. Y eso es lo que ella era, una adicta que además era una buena vocalista, quien por haber logrado la fama (y los millones que esta produce) no tuvo que terminar muerta en el medio de la calle.»

    Sin duda, es detestable esa línea de pensamiento que reza, oh, pobres niños ricos y famosos. Especialmente, cuando al mismo tiempo, ocurrió una verdadera tragedia como la de Oslo, sobre la cual nadie ha escrito una línea en panfleto. De hecho, es algo que comento ahorita, en la reseña que hice del nuevo desastre de Sofía Coppola.

    Esa no fue mi intención. Lo que quería era escribir una nota que expresara con honestidad lo que siento por una cantante a la que admiré mucho. Es todo.

    De resto, concuerdo con mucho de lo que dicen.

    Gracias por leer. Saludos.

  8. Criminalizar o banalizar el alcoholismo, la drogadicción y los desórdenes alimenticios, para mí (forma tónica del pronombre personal, primera persona), es flojera mental. Es «¿por qué tengo que sacar mis propias ideas en torno a algo que un tipo por allá en los años 40 ya dedujo, y que todo el mundo, incluyéndome, asumimos como verdad? ¡Nah!, mejor me ocupo en pensar qué ron voy a comprar para la fiesta de mojitos: ¿Pampero blanco o Havana Club añejo blanco? Hmmm».

    En torno a Amy, la primera vez que la escuché fue cuando introdujo su primer sencillo en el mercado estadounidense «You Know I’m No Good». Instintivamente comencé a mover los hombros, a escuchar esa tesitura llena de rabia, tristeza, vulnerabilidad que cantaba con cinismo: «I cheated myself / Like I knew I would/ I told ya, I was troubled/ You know I’m no good». Me pregunté, todavía bailando: «¿quién es esta perra a consciencia y arrepentida que le mete al jazz, al soul y al R&B?».

    Fue refrescante. No creo que haya inventado algo nuevo, como la prensa británica se atreve a decir. Pero en tiempos de Britneys, Rihannas, Shakiras, Beyoncés, apostó por rendirle tributo a las grandes, Billie Holiday, Sarah Vaughan, haciéndolo a su manera, y en mi opinión, haciéndolo bien. Compuso, tocó la guitarra, cantó y empezó a producir su propia música desde los 11 años. No acababa de bajarse del autobús.

    ¿Su transformación? Cuando sacó su primer disco «Frank», dicen que sólo era alcohólica, y hasta cierto punto, manejable. En «Back to Black», ya era adicta al crack, la cocaína, tomaba shots de vodka por la nariz, se cortaba, era anoréxica y sufría de apoplejía; el hazmerreír y dame de comer de los paparazzi. Estaba enferma, la adicción y su primer efecto secundario, la negación, estaban terminando de comerla.

    Saludos

  9. El problema de las drogas es serio por eso merece ser discutido fuera de los reduccionismos de costumbre. ¿Ustedes saben qué es un negoción en esos días en el primer mundo? Abrir una clínica de rehabilitación. Si los resultados son tan negativos, ¿cómo es que todo el mundo piensa que el concepto de hospital psiquiátrico es la panacea? Me parece bien curioso. Por tener «apenas» un 40% de efectividad se ha engavetado la vacuna de la malaria (entre otras cosas oscuras) que pudo haber salvado la vida a millones, pero el concepto de rehabilitación no ha cambiado mucho en casi un siglo y a todo el mundo le parece chévere. No es drama, me disculpan si sonó así, es sólo algo que me indigna.
    Tampoco entiendo porqué es un problema ser el hazmerreír de los paparazzi, más allá del que dirán, lo que E! y Hola piensan sobre lo que debería ser un ser humano nos dejaría a todos los presentes bastante mal parados. ¿Por qué mejor no somos como las Kardashians? Así sí nos van a querer a todos, pues ellas son las consentidas de esos seres.

  10. Me perdonan pero yo también estoy harta de la glorificación de drogadictos, especialmente en el espectáculo, hoy en día la farándula en cualquiera de sus niveles tiene una absoluta penetración en los jóvenes, todos quieren ser estrellas asi sea estrelladas. Me saca la piedra que haya que reconocerle el talento para cantar cuando no tenía ni el talento para sobrevivir. Hasta cuando las miserias humanas y los desperdicios humanos glorificados por tener un único talento: el de hacer millonarios a quienes tienen el talento de sobrevivir a costa de la inmundicia personal de los demás. Nisiquiera me queda claro que esto sea una tragedia para sus padres. Demasiado patetismo, no sé a quien tenerle lástima en todo este asunto!

  11. Acabo de escribir un comentario en otro post. Lo rescato:

    «Quién tomará el testigo de Amy Winehouse? Con suerte, nadie. En mi opinión, Amy Winehouse era a la música como Charlie Sheen a la actuación, su arte no es lo suficientemente excepcional como para prevalecer sobre su desastrosa vida personal. Esa etiqueta de genio atormentado quedará para los Morrison o los Cobain, Amy está, a mi parecer, demasiado lejos de esa categoría»

    A grosso modo, parecen haber visiones del asunto. Una puritana/resentida que tiende a simplificar el problema de la adicción o a caer en el gastado argumento de que los famosos y/o millonarios no tienen derecho a verse arrastrados en crisis existenciales. La otra es liberal/rebelde, que reivindica el hecho de que su personalidad extrema y descarrilada haya terminado quitándole la vida.

    Para mí, se trata de una relación artista-fan que cada fan debe resolver. Yo la seguí por mucho tiempo, escribía comentarios en foros, estaba al tanto de sus entradas y salidas a rehabilitación. Eventualmente resolví mi postura con una pregunta – paradójicamente – pragmática: es su arte lo suficientemente trascendental como para elevarse sobre el desastre de vida que lleva, y en el cual, como fan, la acompaño? No.

  12. Gracias por el post desde que lo vi lo puse en favoritos y ahorita lo volvi a leer, me encanto! y es que ella es cierto nunca quiso ser rebelde o transgresora tenia una personalidad y siempre fue firme y sincera respecto a ello, ella era ella. Una de mis artistas favoritas definitivamente sus letras wow son honestas como ella no se es que admiro mucho a ese tipo de gente que ni siquiera puedo describirlo son tan reales nose sencillamente autenticas nose…

    pd:y pues para bien o para mal esta muerta asi que nadie les va a agradecer sus malos comentarios pero los buenos si GRACIAS!

  13. Ha sido una auténtica pena lo que ha ocurrido con esta chica. Alguien tan joven y con tanto talento. Lo que es una vergüenza es que la gente a su alrededor, managers, promotores musicales… la dejasen actuar en esas condiciones.

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