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Los hombres de mi vida

Como joven soltera de principios de este siglo, salgo con chicos, siempre amigos y amables que me invitan. Y en esos encuentros me “tripeo” la nueva visión que quiero tener de ellos.

Definitivamente hombres y mujeres somos diferentes. Las féminas solemos ser más sensibles (por lo menos la mayoría de nosotras) y los hombres son prácticos en todo sentido (incluyendo a los más sensitivos). Creo que siempre prefieren el sexo ante todo y algunas veces no es así con nosotras (solo a veces). Se obsesionan por cosas extrañas como los deportes, el trabajo, los senos grandes. Y nosotras nos obsesionamos con ellos, pretendiendo su cambio. He soltado la antigua letanía de que “todos los hombres son iguales, están ocupados o son geys” (de esto hablaré en mi cuarto cuento) y me concentro en crear una opinión abierta en cada específico caso. También dejé atrás la manía de hacer círculos femeninos donde cada cual aporta su significante y negativa experiencia con ellos (¡por supuesto!, rara vez se oye a una mujer hablar “bien” de  “su” hombre) y he dejado de quejarme de ellos (¡¿escucharon los vítores masculinos y las sorpresas femeninas?!) decidida a relacionarme con cada uno desde su propia individualidad y respetando su condición sui-generis. De esas vivencias trata esta confesión.

No todos los hombres que he conocido (¡y no me refiero al sentido bíblico!) me han tratado mal. Tampoco han sido “malos” e incluso los tres por los que más he llorado se comportaron al “principio” con mucha bondad.

Me cansé de intentar cambiarlos como si tuvieran un  defecto o de ir persiguiéndolos. Disfruto su compañía cuando tienen la galantería de invitarme con la intención de ir un poco mas allá de la simplicidad “del conocido” que se ve una vez por semana y cuando hacen la petición de una forma sencilla, inteligente y directa.

Al fin lo comprendí, no soy una reformadora. Y la actitud critica (que es una debilidad de carácter que manejo respecto a los otros y a mí) la canalizo en mis escritos y tendencias evolutivas. Esto me dispone a una postura  de relajado reconocimiento que es apreciada en cualquier momento.

En algunos cafés han surgido descripciones como: - Me intimidas, tienes una actitud de femme Nikita- o  se muestran incrédulos ante mi aplomo sereno y buscan fastidiarme para apartar de mí esta condición. Estas apreciaciones injustificadas (a  nadie se conoce  ni a sus motivaciones en un solo encuentro) son producto de las posiciones un tanto “cómicas” asumidas cuando estamos en etapa de galanteo. Nos creemos lo mejor del mundo y pretendemos que él (la) otro (a) está obligado (a)  a hechizarnos y decir solo aquello que queremos escuchar. Intento no involucrarme en esos juegos y  con un par de cervecitas encima y más deshinbida, lo que doy es risa.

Es allí donde he descubierto a los que les gusta relacionarse desde el  conflicto con la chica en cuestión y devano mis sesos tratando de encontrar el placer de estar con otro desde la critica o el fastidio para hacerle molestar. Lo considero poco sensual.

Los  mas avinagrados quieren sexo y ¡ya!. Lo traen en la frente cuando se acercan y es lo primero que plantean al sentarse a la mesa. Aquellos mas dulces lo esconden detrás de palabras bonitas y cadenciosas jugando en otros estadios. Algunas veces mi viaje por estos mares ha sido interesante y otras un poco tedioso cuando veo repetir las mismas actitudes aun cuando cambie de ambiente. A una geminiana jamás se le conquista usando  las mismas palabras o gestos y menos a mí, con indiferencias o tomas de control chauvinista. Sonrío con dulzura cuando encuentro algún ególatra dictador disfrazado de equilibrio exigiendo que todo sea como y cuando él dice. Mas tarde o temprano comento con una sonrisa de mirada angelical: - Somos iguales, cariño, y mi papá le atormenta la vida a mamá, en Valencia. Vivo independiente para que ambos puedan ejercer libremente -. Algunos dan miedo, me confieso. Los más ansiosos se comportan como si el mundo se fuera acabar si no acepto que me manoseen en la primera cita. Tanta ansiedad asusta porque vengo de allí y sé que detrás lo que hay es un consumismo energético que esconde vacíos.

Por otro lado, no soy una feminista a ultranza. De hecho si fuéramos a una  marcha yo estaría en algún sector rezagado del evento y aplaudiría algún eslogan cantado; Después, no me recordaría de la misma. Pero me gusta que pidan mi opinión para  cualquier cosa prefiriendo hacer el amor y no la guerra con los hombres pero desde la sencilla y verdadera premisa de que “SOMOS IGUALES EN NUESTRAS DIFERENCIAS”.

Quizás luzca exigente (¿otra confesión?) atravieso una etapa muy vulnerable  en relación con los chicos. Vengo de dos divorcios emocionales y seguidos porque tengo la maldita costumbre de atraer a hombres que no me convienen, son emocionalmente inválidos, pueden llegar a ser cruelmente exigentes y fijo en ellos una atención obsesiva, a pesar del inconveniente. Me di cuenta hace dos años de esta inclinación y estoy dedicada a revisarla con ahínco. Es un proceso constante que me ha vuelto muy atenta a palabras y acciones. Algunas veces no sé que hacer porque tengo clara conciencia de lo que no quiero en una relación con un hombre pero no conecto con lo deseado. No espero al príncipe azul ni a un hombre “bueno”, porque no creo en nada de eso. Quiero una disponibilidad de presencia y una actitud de apertura a una relación con miedos pero  sin parálisis.

CAUTELA... (susurra mi corazón, mientras escribo estas líneas) Es la palabra que podría definirme en éstos momentos. Algunos lo critican, pero  a la hora de la verdad es mi  corazón el que está lleno  de agujeros, son mis lagrimas las que han manado en cada doloroso encuentro, y me ha correspondido trascender depresiones y amarguras. Prefiero ser prudente.

Mis amigas dicen que no es conveniente abrir el corazón y sí las piernas, porque al mostrarles nuestras debilidades ellos se aprovechan y lastiman. Suspiro mirando a la nada. Aún recuerdo cuando me relacionaba con todos desde la mascara y la armadura. Estaba protegida pero no era feliz. La posibilidad de expresarle a un hombre (y a toda persona) mi verdadero sentir es un logro de los últimos años. Originaria de una familia muy divertida pero disfuncional estaba prohibido decir lo que se pensaba o sentía. Eso me generó muchos problemas en el pasado. Poder comunicar el  verdadero sentir y ser sincera conmigo,  con independencia del otro, es algo muy  ventajoso. Los cuamatismos generalizados no cuadran conmigo, si bien que los intenté con denuedo en tiempos pasados. Es un riesgo abrir el corazón y encontrar a seres que se aprovechan. Suele ser doloroso pero ¿no es más benigno razonar que esas  personas, siendo engatusadores de oficio, encontraran su pago a pensar que debo encerrame tras puertas más gruesas?

Me disgustan las máscaras cuando se trata de conquistarme y sobretodo encontrar a seres que les gusta manipular con miles de mañas practicadas durante toda su vida. Lo admito, no es fácil  estar sin careta. Porque la moda es vivir la mayor de las mentiras con nosotros mismos, los otros y la mayor parte del tiempo. Perdí algunos años, mintiéndome y haciendo lo que otros consideraban que era conveniente para mí. Ahora, vivo momentos de plenitud interna combinados con días aciagos y abrumadores pero siento que puedo ser yo misma por primera vez en mucho tiempo, y eso, de verdad, no pienso cederlo ante nadie.

Respecto al sexo y los chicos (no podría hacerlo con alguna de mí propio género) sigo subiendo sin prisa pero sin pausa. No retozo en la cama de nadie que no me dé full nota y me inspire una exagerada confianza llena de dulzura y suavidad. La búsqueda (esta ¿será una buena palabra?) incluye sexo, (con mis disculpas a los de epidermis más delicada) pero muy protegido y sin sorpresas de embarazos no deseados. Algunos chicos de este momento inspiran verdaderas fantasías excitantes y divinas. (¡¡¡!!!)

Para concluir, ¿consideras que los hombres son divinos o de Marte? ¿Eres de las que piensan que los hombres son todos iguales y no sirven  para nada? ¿Quieres disfrutar la vida con ellos o deseas manejarlos y sacarles dinero a tu antojo? ¿Qué es lo que mas te gusta en un hombre, sus ojos (como a mí) o su tamaño? Y a los chicos ¿qué te da nota en las mujeres la talla 36-B, un trasero abultado o un corazón sencillo?



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