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Death to the Pixies II: Yeah, right
The Pixies reunited (continuación de #38)

... voor den Rudy, den Raf en den David,
want zij bewijzen de conceptuele universaliteit van “el pasillo del rock”.

“I saw the breeders some time ago in Deinze. Kim started saying ‘I’m touring now with the breeders, so, no pixies songs here‘ . Right afterwards Josephine Wiggs started the bassline of Gigantic as a joke and we all started laughing”
-Rudy Vaes, as heard at the rock cube.

“Yo no conozco a Pixies. No podría comparar lo que hace Kim Deal ahora con lo que hacía antes. Si esto le molesta a alguien, puede dejar de leer e irse a la sección de Tedios que maneja mi amigo Pedro Rodríguez y que siempre es muy buena. No sé que hizo Kim Deal antes, pero es algo de lo que ella quiere desligarse, así que qué carajos. Lo que me ocupa es una de mis bandas favoritas: The Breeders.”
-O. Death to the Pixies, panfletonegro #38

“The three kids beside me were probably two years old when the red light was on for Levitate me. How am I supposed to explain to them that the world into which Black Francis started screaming still heard it like a scream and not like fashion?”
-Gary Smith, Fort Apache 1997
http://www.4ad.com/artists/catalogue/pixies/frame_bio.html



    Death to the Pixies fue un artículo pedante. Empezar de esa manera fue arrogante e innecesario, pero me basaba en anécdotas como la de Rudy y en comentarios generales, entrevistas y demás etcéteras. Ahora se anuncia la reunión de la legendaria banda y no me queda otra que cubrir el agujero en mi cultura pidiendo prestado el Surfer Rosa a ver de qué va The Pixies.

    Me pasa a cada rato lo mismo: me ponen a Pérez Prado y concluyo “It all goes back to Pérez Prado”. Me ponen a los Beatles y me repito que debo empezar a oir los Beatles, que no basta con Come Together y Eleanor Rigby porque “It all goes back to the Beatles”. Hoy he tenido que repetir la línea: “It all goes back to the Pixies”.

    Nirvana, The Breeders, Weezer, todo parece ahora influenciado por la banda de Frank Black.

    Por supuesto, hago referencia al Pixies de Surfer Rosa y Doolittle, el mejor disco de todos los tiempos según la prestigiosa revista británica NME.

    Y escribo esto ahora, a finales de mayo, porque ya entendí que no voy a poder ver a The Pixies en su gira actual, porque todo esta absolutamente vendido. A precios increíbles, además.

    Según dicen, todo empezó con un chiste. Un “sí, mañana salgo de gira con Pixies”. Pero hubo interesados, hubo plata, y ahí están. Como Guns and Roses, como Jane´s Addiction, como The Doors sin Morrison. Sólo hace falta un nombre para hacer plata y la crisis desdibuja la idea mítica de que sólo la muerte crea la leyenda. Eso es Modigliani, Van Gogh: gente que murió de hambre y jamás disfrutó de un cuadro vendido a un precio decente. Pero si John Fogerty un dia amanece con hambre, basta reunir a Creedence, una pulida de imagen y vualá, la gallina de los huevos de oro is back.

    Pero aparte de la tendencia criticona que quizás sea mi negatividad por haber tenido que tragarme mis palabras, que de pinga que se haya reunido The Pixies. Aunque sea sólo para una gira, porque las diferencias entre Black Francis y Kim Deal fueron creativas, no de ejecución.

    Que de pinga, porque así uno se dá cuenta de la revolución que significó Pixies en su tiempo.
Porque así entiende uno como se dio ese paso intermedio entre The Cure y Nirvana. Asi reviven temas geniales que fueron ignorados por las masas. Es triste que Pixies sea recordado solamente por where is my mind? y here comes your man cuando existe una cantidad tan grande de temas históricos en tan solo unos cuantos discos. Monkey gone to heaven (sí, yo sé que esta no la ignoraron), Debaser y el mismísimo Gigantic (o el despertar de Kim Deal) son temas geniales que se hicieron tópicos de culto entre la minoría que tuvo acceso a ellos y probablemente ahora se hagan artículos de consumo masivo. Las descargas bestiales de Isla de encanta, Vamos, Tony´s Theme, Crackity Jones habrán de despertar en más de uno el headbanger que lleva escondido. Into the white nos hará imaginar a Kim tripeándose el asunto y repitiéndose en secreto: "nojoda, voy a armar una banda con mi hermana y toda la música va a ser tan de pinga como esta canción. Ya no me aguanto más a este gordito pegando gritos." Y nos ayudará a entender de donde sale Breeders. Un tema como Tame, en el que Black Francis deja los pulmones, nos hablará (y quizás no entendamos) de un tipo que en los tardíos ochenta gritaba frente a un público que no había oído a nadie gritar en una tarima, nos hablará de un grupo de gente, Deal, Francis, Santiago y Lovering, para más señas, que interpretaba su música sin la conciencia de estar creando himnos pero interpretándolos como si ya lo fueran, himnos que reviven hoy por la magia de la mercadotecnia.

    Ahora ¿qué diferencia hay entre reunir a una banda para una gira y el utilizar un tema olvidado para una gira o hacer un “Tributo a...”? La pregunta de por sí, está mal dirigida. A primera vista diría que elegir un tema olvidado para un soundtrack es un acto de homenaje. Así lo utiliza, me parece, Fincher, en The Game, con White Rabbit de Jefferson Airplane o con el Where is my mind? que cierra su Fight Club. En ese momento el mensaje era “hay gente que hace mucho tiempo interpretó este tópico de una manera más brillante”. Pero al mismo tiempo, Tarantino vive de buscar esas referencias olvidadas y oscuras y “admirarlas”. Tarantino no brinda un mensaje en particular, no les hace un homenaje particular, quizás por aquello de que una verdad de tan repetida se banaliza.

    A primera vista, diría que Los Amigos invisibles siempre arrancaron sus conciertos con un cover, porque realmente disfrutaban un tema y querian compartir ese disfrute. Ese disfrute podía ser jocoso y no terminar convertido en burla. Es el caso de la Avalancha de éxitos de Café Tacuba. Pero las masivas colecciones en tributo a bandas legendarias han sido más bien proyectos comerciales para conseguir discos de platino sin un mayor esfuerzo creativo y sacar a la luz a grupos underground de la mano de algunas bandas de renombre. Eso no le resta autenticidad a un cover tan genial como el que Skank hace de Wrapped around your fingers o el que hace Lunascape de How to disappear completely en un tributo menor a Radiohead. A veces también salen cosas buenas partiendo de un proyecto comercial, es sólo que cuando las cosas se hacen por iniciativa propia parecen más meritorias.

    Es por eso que siempre seré un escéptico de las reuniones motivadas por disqueras. Más de un grupo se habrá reunido porque descubrieron que no podían vivir separados. Más de un revival es espontáneo. Y siempre tiene ese valor romántico del arte por el arte.

    Y que la reunión de un grupo esté motivada principalmente por la plata, aunque puede generar trabajos geniales, siempre despertará sospechas en bocones menores como este servidor, que le buscarán las cinco patas al gato y no terminarán de aceptar que es de pinga tener de nuevo a Pixies, aunque sea para una sola gira, aunque signifique que una heroína como Kim Deal dejó de lado el ideal romántico de las leyendas.

    Pero bueno, tendré que sentarme a oír The Stooges y terminar diciendo “it all goes back to Iggy Pop”, porque uno nunca sabe.

More info: www.pixiesmusic.com

   
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El dato del mes


    Barajando la más aburrida sección de Jazz de una megatienda, me tropecé con ambos discos. Me llamó la atención la portada de These are Vistas y al ver Smells like teen spirit en el tracklist decidí darle una escuchada.

    Considerando que la única banda que sabe interpretar bien un cover de Nirvana es Nirvana, The Bad Plus sorprende porque la reconstrucción de Smells like teen spirit en piano, batería y bajo, es para romper algunas piezas de mobiliario mientras gritas “With the lights out it’s less dangerous!!”. No cualquier banda de jazz, mucho menos a estas alturas, provoca eso.

    Give, el disco de este año, es como si Keith Jarret, Jack DeJohnette y Gary Peackock después del decimoctavo disco de estándares hubiesen dicho “Bueno, a mover las nalguitas que la gente se fastidió”. Hay una versión de Street Woman de Ornette Coleman que casi es tan caótica como la original. El disco cierra con una excelente Iron Man de Black Sabbath y no es casual; The Bad Plus es una banda de Rock que toca Jazz como por accidente, como si estuvieran resolviendo la falta de un vocalista.

    Las versiones son suficientes para tener ambos discos. Los temas originales son bastante buenos (incluyendo sus nombres), aunque comienzan a cansar luego de escucharlos veinte veces, quizás porque en algunos casos pecan de incoherencia. Pero considerando que los únicos discos buenos de Jazz en estas fechas son las aventuras pop de Norah Jones y Diana Krall, The Bad Plus destella con sendos discos como una de las pocas bandas que tienen algo que decir.

http://www.thebadplus.com

-Daniel Pratt.
<[email protected]>

 
 




 

El antídato del mes

    Parece un disco bueno, tiene el personal de un disco bueno, la portada es buena, el nombre es bueno pero Obrigado Brazil es otra muestra de esa tendencia por quitarle toda la vitalidad natural a la música brasilera para que los occidentales más allá de las zonas intertropicales puedan digerirla. Este no es el mismo Yo-Yo Ma que toca en un excelente disco del 2003, mucho menos el que juega a no ser virtuoso en ese hito de la música que compartió con Bobby McFerrin. Obrigado Brazil tiene algunas piezas vocales buenas, pero han sido interpretadas antes con alma. Salvo algunos destellos de Paquito de Rivera y una que otra frase interesante del Cello, este disco es, a lo sumo, música de ascensor.

-Daniel Pratt.
<[email protected]>

 




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