LO MEJOR:

• La adaptación del texto de Oscar Yánez por Vidal a los nuevos ritmos , sin perder el recuerdo y la nostalgia de los ya idos. Basado en un hecho real que obligó a revisar el código penal en su momento.
• El polifacético trabajo actoral de Restifo. Le hacía falta un papel como este, que explotara todas sus facetas, inclusive el de animadora. Hecho a la medida.
• Enrique Salas es uno coro moderno, con un segundo plano entretenido.
• La mínima ambientación y el preciso y elegante vestuario. No hace falta más.
  

LO PEOR:

• No se deberían buscar los agudos si no se puede con su exigencia.
• Había espacio creativo para no quedarse en la superficialidad de la mera anécdota.
  

COROLARIO:

• El teatro busca la taquilla. Es una premisa lógica de subsistencia. Y la taquilla lo que quiere es divertirse y olvidar. Aquí se cumple con calidad.
• La culebra se muerde la cola, mientras gira alrededor de una crisis llena de temas acallados.
  

CONCLUSIÓN:

• Debe haber espacios para todos, pero el teatro no puede olvidar jamás que su verdadera razón de ser es señalar con el dedo y gritar en voz alta cuando se acerca el alud.