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20 de Diciembre

                                        “La ocasión es como el fierro:
                                        Se ha de machacar caliente.”
                                        -José Hernández

¿Fue sueño o despertar de un sueño
por estruendo de ollas
el salir a revolver el fondo
de nuestra libertad saqueada?
Brotamos hacia las calles
infinitos, descomunales, argentinos
despertados al grito de la tierra
embanderados en telas color reino de los cielos en este mundo
ah brazados alrededor del fuego
de la basura que quemábamos ritualmente
por iluminar la patria y la matria
encendidos poros de padres con pies de hijos colgando en hombros
encendidas y ancianas pieles empuñando espumaderas feroces
encendidos puños jóvenes batiendo esperanzas con batiendo horror
rozábamos gozosos el pelaje de un animal íntimo y primitivo
                                                                            del que éramos células
no éramos ni
de boca ni de river ni
ricos ni pobres ni
peronistas ni radicales ni
eramos puro No y puro Sí
eramos un Pueblo
un despertado
y peligroso Pueblo
que había que volver a hacer dormir.

Entonces emergió el terrible dragón
para atropellarnos las uñas y los dientes
golpearnos los pelos erizados
encerrarnos los remontados cóndores
balearnos la voz asesinada
y en la batalla hijo asustado:
- ¿qué pasa papá?
- están apaleando a las Madres...
- ¿y a los papás?
- a los papás también hijo, a los papás también
madres hijos padres resistimos volver al sueño
defendemos el despertar de las gargantas
pero el dragón vomita un gas irrespirable
nos mata veintiocho corazones
encarcela últimos valientes
y en forma de nuevo rey
se encarama sobre nuestras sangres
para dormirlas y beberlas ( otra vez )
en el sopor esquivo
de su promesa de salvación.

-Javier Robledo
<[email protected]>

   
     



La ciudad que recuerdas ya no existe.
Existe la tarde vacía
en una ciudad recobrada
ajena al contacto de otras pieles
asfixiada en su calor febril y lento,
el desvío de la mirada hacia el lado que desea,
el beso en el espejo atravesando la memoria
desde la ciudad que dejaste.

-Raquel Martin Gomez
<[email protected]>

   
 
 
 



 
 
 

Sobre la cama
un cuerpo
carece de fricciones
de espacios humedos
renuncia
renuncia
renuncia
a las costumbres
a los mitos de la convivencia
a las formas superficiales de amar
posee el sentido del desgaste.

-Roselis Silva
<[email protected]>

 



Navidad

Las palomas,
blancas,
grises,
infinitas,
descendieron sobre los muertos
y le picaron los ojos.

Dios ha servido el desayuno
y los niños cantan en los parques.

La brisa es tibia como la muerte
y las campanas de papel,
las orugas,
las cenizas,
anuncian la Navidad
y cuelgan debajo de los árboles.

Alguien ha inventado la tristeza.
Los patos anuncian la sombra del lago.
Y el monje zen medita
la nada del mundo.
La belleza es total.
Los niños se asesinan
unos a otros y
la mampara de la lluvia
crubre el rostro de Dios.

Es Navidad...
los gatos azules te contemplan.

Las palomas incendian el espacio.

-Yván Silén
<[email protected]>

 
 







La realidad necesita camisa de fuerza y una esperanza


Hace frío.
Diciembre vino
con miedo, confusión,
y charcos de sangre inocente.

Hay algo entumecido en mi corazón,
algo que tirita como niño callejero
hambriento.

Las huestes asesinas
han salido de la gran patallla
y nos atacan.

Un cielo azul y limpio
se burla de los transeúntes de Caracas.

Espero el escondite de la madrugada
y lloro.

Insólitamente amanezco
en mi ciudad sitiada por el odio,
mis padres están allí,
mis hermanas, mis sobrinas,
mis amigos.

Llevo mi sol quebrado en pedazos,
procuro fingir desayuno
y rutinas diarias,
papá prende el radio,
mamá prende el televisor.
Escupen sus noticias.

Pido ser raptada por extraterrestres,
serafines, dioses del Olimpo.

Luego pido paz en la tierra,
escarbo en el corazón,
en su abismo rojo.
Pido paz en mi país saqueado,
desangrándose.
Pido paz en mi ciudad,
colectivamente enloquecida,
llena de angustia y odio.

Nunca vi tantas banderas nacionales en la calle,
tanto souvenir patrio para esta tragedia
lentísima, interminable.
Pitos, franelas, cintas, sombreros.

Nunca vi tantas personas juntas
en mi ciudad
marchando contra algo.

Nunca vi tan apedreado el futuro,
tan mal trajeado.

Nunca vi tanta desesperanza
en mi país ardiendo.

-Beatriz Alicia García
<[email protected]>
Caracas, diciembre, 2002





Miseria

Me remito a ti
me remito a tus ojos.
Para escapar de la clara desgracia
en este bosque
de cielo truncado
en que le sol se esconde
en la miseria

-Raúl Márquez
<[email protected]>

 
 






Vives al otro lado del mundo
cuelgas de mi cuerpo a escala
lamiendo el mapa arrugado
la rosa de los vientos.
Desde donde te hallas trazo a pulso una línea
para encontrarnos en la mitad del océano
a medio camino del silencio que todo lo explica.

-Raquel Martin Gomez
<[email protected]>





Para mi verso muerto

Ayer frente a mi pueblo pronuncié varios versos,
Uno me dejó una sensación amarga en la boca,
Como si fuera papel de textos escolares,
Otro me produjo miedo en las manos,
Porque al tocarlo se movió.

Más de alguno me lastimó por dentro,
Porque tenían espinas en su estructura,
El más largo posó en mis labios su triste vestidura
Y me transformó en solemne por momentos,
Dije uno disparejo que provocó risas entre la gente.

Declamé a borbotones un verso urgente,
Que estaba agonizando y
Quería ser dicho antes de morir,
Estos versos estaban diluidos, en el viento
Porque nunca un verso me agradeció el encierro de los libros.

Uno de los versos se murió antes de que lo diga
Grabó en mi su sensación heroica y revolucionaria
Pero no salió por que a lo lejos
desde lo mas alto me miraba le represión
Con una vista de advertencia vigilante.

Fue un verso inolvidable, valiente, libre potente.
De esos que se dicen antes y después de las guerras,
De esos versos que no son de hombres penitentes.
De esos que salen como un acto suicida de la boca
De los imprescindibles hombres de la vida.

Para el verso que murió por mi falta de coraje,
Como muere la esperanza entre la gente
Como muere el valor en la razón no comprendida
Para el este sencillo homenaje.
Para él esta triste despedida.

-Javier Eduardo Villacis Mejia
<[email protected]>

 




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