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Crónicas de Esquinero: Abril


-Adán Fulano
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    Todas las flores de Abril convirtiéndose en desierto, el elefante tirado a un lado, cuantas moscas encima de él, un perro se arrastra de una esquina a la otra recién atropellado justo cuando un niñito con carro nuevo acelera y le pisa la cabeza; su novia molesta lo obligará a lavar el carro.

    Nacieron mellizos en la maternidad de Netpudunkur y en la puerta están esperando dos mujeres de nacionalidades distintas, cada una saldrá con su hijo o hija ¿quien lo puede saber? Uno de los recién nacido irá a Venezuela el otro a West Palm Beach, ambos morirán en una manifestación en abril, uno protestando por la Izquierda que ahora se volvió poder y dejó sus raíces para quedarse viviendo en el valle pero con una cuenta en dólares, en contra de otro, que abandonó su casa en la costa oeste para venir a hacerse el preocupado e Izquierdazo en la calle de su tía en Caracas, ambos tiran la piedra y esconden la mano, pelean por lo mismo y en contra de lo mismo.

    Un poeta ebrio descubre que “no nos educan para respetar, sino para rendir culto, inmóviles frente al poder, que te sirve la comida, te golpea la boca y tu no te das cuenta, es hermoso lo sutil del poder, juega con la vergüenza el silencio y la esperanza, en cambio la autoridad juega con la ansiedad, el ruido y la violencia” y suena la botella contra la mesa, se escucha el grito de batalla ¡Otra! Y la noche sigue sin tener sentido.

    La muchacha descansa en la cama, estuvo toda la tarde fornicando con su novio, por donde ella vive no pasa nada, le arde abajo, el novio la maltrato con los dedos, llega la mamá, la saluda se dan un beso en el cachete, la única parte que conserva sin besar, llega el papá lo mismo, hoy soñará que está en una playa y aparece un monstruo, no importa que pasé en la calle ni cuanto ingeniero o abogado o artista o estupido esté preso en la Policía Política, se acurruca y no sabe que su noviecito está contándole a los amigos lo que le hizo a una bichita en la tarde, ellos saben quien es ella, quien es él se ríen, patean un balón de futbolito mientras salé la señora del quincerayaB, en ese apartamento parece que vivía uno que murió en la manifestación.

    Es once de Abril en el mundo, las calles están cerradas, las bocas están cerradas, los ojos, las manos, el sol, la vida, la mirada y la puerta y gracias a dios con doble llave. Uno nunca sabe quien puede entrar a jurungar las flores, los niños, al poeta, a la muchacha, al gobierno, al poder y a los otros: los que no pertenecen a nada y son honestos.


   




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