La luna cae en Fitzroy (1994)



&
La luna cae
a los tejados
y rueda por los
       callejones
en Fitzroy
la luna cae
y tú en algún
lugar
empequeñeces.








&
Te busco
por esta ciudad
rasguñando
       las paredes
que esconden
     tu nombre

          lo bello
          lo más hermoso
          lo ignoro / me voy
          por lo oscuro








&
busco
en cada atardecer
la luna rota
que se bifurca
y pierde
en cada esquina

         busco
         tus ojos amarillos
         tus pasos ligeros.








&
Los bolsillos
no dan más
que para un café
sin embargo
me gusta esta
               ciudad.








&
Aquel que no tenga
lunas en sus ojos
no podrá entrever
           tu mirada
ni la sombra
de tus pasos.








&
No sé si evoco
paredes perdidas
   o a la luna
en picada / cortarse
     por una esquina.








&
Tengo una mujer metida en
los ojos         rodando sin parar
ajena.








&
Se cruzan las miradas y caen
un abismo indescifrable
las separan.








&
Ojalá tu mirada se extravíe
y caiga
es mi último deseo
el más encontrado.








&
Alguien
huye de su sombra
alguien va a su encuentro
en alguna calle angosta
                   alguien simula
                         tú pasas.








&
Un hombre
busca un hombre
y lo halla
y le encaja
sin sobreaviso
              un ser inmenso
              en una armónica
                      diminuta
toda deuda se salda
todo corazón
puede ser
partido.








&
No es esta mi ciudad
ni es esta mi luna
ni tuya esa mirada
no es este el que dice.

-Oscar Socías
<[email protected]>

   
     



De rodillas
Manos ensangrentadas
Piernas cortadas
Boca desierta
Ojos desorbitados
Gritos ahogados
Palabras de viento y arena
Herida de bala
Marea de rubíes
Lámpara craneal expulsando recuerdos
Segundos eternos
Concierto de sirenas
El creador es ambulancia
Joyas hambrientas
Hombres caníbales
Pistolas ardientes
Amnesia de pólvora
No te reconozco
Viola mis dedos
La vida nos abandona
Cama de calle
Última mirada
Promesa rota
Hasta que la muerte nos separe.

-Carlos Rubín de Céliz
<[email protected]>

   
 
 
 



 
 
 

Paranoica

Quiero comer los mocos que cuelgan de tu naríz,
besarte uno a uno los granos de tu cara.
Acariciiar tu pelo grasiento.
Tocar con mi lengua tus muelas podridas.
Depilfarrar sobre tu espalda sudada,
mis manos pequeñas.
Abrazar fuerte tu cuerpo hasta hacerte gritar.
Morder tus dedos y sentir la sangre tibia recorrer mi boca.
Hurgar en tu cabeza los pájaros del olvido.
Beber ese trago que alguna vez sirvió de excusa.
Apretar tus piernas contra mí.
Morirme en este desacato,
retorcerme de dolor en tu espacio.

-Liliana Formigo
<[email protected]>

 



El Ensayo de la Muerte

La muerte breve me llama
Es hora de apoyar mi cabeza
en el ataúd de plumas,
Ha llegado el momento de cubrir mi cuerpo
con mortajas de ensueños.

Por unos momentos,
El techo se transformará en lápida
y el cuarto en tumba
Me sorprenderán las frías caricias de la nada
Lloverán lunas oscuras en mis ojos ciegos.
Moriré por unas horas,
Pero resucitaré por poco tiempo.

-Carlos Rubín de Céliz
<[email protected]>

 
 







Quiero soñar que vivo, quiero vivir mis sueños,
amo la verdad de las alucinaciones.
Sueño con vida y en vida muero.
Chantajes, mentiras y trampas,
aquí los ángeles no vuelan, pero los demonios sí.

Acá la oscuridad es profunda
y los sentimientos que me rodean son fríos.
En la lejanía,
a mi mente voy,
aunque sé que nada gano, arranco.

Mente querida, alíviame.

¿Hay alguien quién me explique el por qué de la destrucción?
yo no entiendo.
¿Es nuestra destrucción lo que provoca la bondad?
Injusto aprendizaje, triste verdad en la comprensión.
Sobreviviendo, estudiando, trabajando, cegando, engañando.

Sí, y él, ahora, mira al cielo, hace brujerías y reza,
besa su imágen,
se arrodilla ante el altar,
repite oraciones confusas.
Sólo pide y espera,
pero hoy, ya no duerme con su cruz,
ahora pide perdón,
comulga,
se echa agua bendita,
ya no se masturba con ella,
ya no quiere desearla más,
pero la ve y no quiere dejarla,
lo hipnotiza, lo idiotiza,
no lo deja en paz jamás,
su esposa sólo grita,
sus hijas parlotean,
ella es la culpable,
la odias y la amas porque es tu puta tentación!
es tu postre de veneno,
es la nada en tu todo.

-Claudia M.
<[email protected]>





Amnesty International on-line