LO MEJOR:

• Lo bien representada que Venezuela quedó con sus muestras. Piezas como “Passport”, de Gustavo Ott, escrita hace más de quince años, daba clases de texto y actuación.
• El esfuerzo por mantener vigente, a pesar de todos los inconvenientes y fallas, esta ventana a lo que sucede en el mundo teatral exterior, cada vez más inaccesible.
  

LO PEOR:

• La escasez de la representación internacional. Escasez tanto en calidad como en cantidad. Lamentables los retiros y ausencias a última hora.
• Puestos a galardonar, la pieza de “La Carnicería Teatro” “Compré una pala en Ikea para cavar mi tumba”, de España, se llevaría el primer premio a lo peor por la gran decepción ante su texto manoseado, poco inteligente y carente de la trasgresión intelectual que pretende. Ni hablar de la puesta en escena: aburrida, sin siquiera proponérselo.
  

COMENTARIO:

• Sería mejor, para el bolsillo y el disfrute, el tener un festival cada dos años, para que así mantenga la calidad de otrora… ¡Ahhh!... ¿y por qué tantas representaciones de grupos de danza?

COROLARIO:

• Contra viento y marea, el FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS debe continuar.