[an error occurred while processing this directive]



   

¡Qué miedo!


    Me arme de valor y le envié un e-mail de hojas y hojas. Estaba inspirada pero no se si lo leyó. Tu no eres la única que sabe de esto y los que no lo saben estoy segura que se lo imaginan y es que me cuesta tanto trabajo evitarlo. Ya sabes como me pongo con estas cosas hermana, no he cambiado nada, ¿verdad? Siempre he sido así, ¿no?

    Recuerdo aquella vez que mamá me regaño por llevarle a la tarea a Carlos el día en que no fue a la escuela. Ese día no lo vi llegar al salón y pues ya te imaginarás como me puse, no lo podía evitar (como no lo puedo evitar ahora). El día pasó lento, de los más lentos de toda mi recochina vida, ¡que miedo! Cuando por fin bajé del autobús escolar y entre a casa no pensé en otra cosa mas que en poner al corriente a Carlos. Pobre, se había perdido todo un día de clases. Ay Neli, Neli, siempre has sido igual de babosa, siempre al pendiente de los demás sin darte cuenta que a pocos o a casi nadie le interesas.

    Aunque no lo veas es la verdad, tú y Nadia no lo notan porque siempre han sido el centro de atención de esta casa, más ella, es bonita y hasta su carácter le ayuda a relacionarse con otros pero yo no. Sabes que... Carlos me gustó desde el principio, no se por que lo admiré tanto y tanto tiempo. Quizás fue porque siempre sobresalía en todo: en mate, en español, en deportes, incluso fuera de la escuela. Esa vez estaba sentado afuera de la casa de su abuela, ¿la recuerdas?, la viejita de cabello blanco, blanco que siempre usaba esos zapatos tan raros, creo que se llama Hortensia, si, doña Hortensia. Estaba esperando a alguien, yo creo, me vio y me sonrió, entonces le di la tarea y no dijo nada, parecía un poco triste. Después me enteré por mamá, que ese día le habían encontrado droga a su hermano mayor en la secu y lo habían expulsado de inmediato, pobre.

    Yo creo que desde entonces ya le hacía a la droga.

    De los rumores que corren sólo te puedo decir que no me arrepiento de nada. Carlos es excelente y me trató de maravilla, ya se que vas a decir que le convenía pero nunca me había sentido así con nadie, él hacía todo lo posible por complacerme. Desde el primer día que pasamos juntos me dejó saber toda la verdad, yo lo veía muy arrepentido y como no tenía a donde ir lo deje pasar la noche en saca. Ya te imaginas al otro día, todas las vecinas me veían y pelaban tremendos ojotes. Salí entre las miradas y al regresar del trabajo me seguían viendo. Cuando llegué a casa Carlos ya había lavado, planchado y hasta había preparado una cena para mí, esa ocasión probé por primera vez el pescado empapelado y una sopa de almejas que daba miedo, ¡buenísima! Había vino en la mesa (blanco por su puesto) y una combinación de aceitunas verdes y negras que hasta hoy no olvido.

    Así era casi todos los días, ya te imaginas como me sentía con él en casa atendiéndome a diario, nadie antes lo había hecho, nadie.

    Estoy segura que alguien le vino con el chisme a mamá, las vecinas se comen entre ellas y no me extrañaría que alguna de ellas se lo haya dicho. ¿No te comentó nada? ¡Qué miedo, que miedo! No me gusta que sólo me mire y no me diga nada, eso es lo que me preocupa.

    Fue hasta un día que llegue mas temprano que de costumbre, para entonces ya habíamos pasado dos semanas juntos aguantándome todas las miradas de la gente y los cuestionamientos de mis compañeros acerca de mi extraña actitud. Estaba frente a la compu leyendo un correo, lloraba y no pudo ocultar su llanto cuando me vio. Nadia escribía un mail larguísimo en el que le perdonaba su adicción y todos sus errores causados por la misma, le decía que podía regresar a casa. También contaba de lo grande que ya estaba Carlitos y como había dado su primer paso balbuceando sus intentos de palabras.

    I just wanna feel real love...

    Esa canción está increíble, ¿no crees?

    Ahora no se que hacer, estoy segura que alguien le contó a Nadia que Carlos pasó dos semanas conmigo en Puebla y no en el centro de rehabilitación, fue mamá, ¿verdad? Todo mundo lo sabe y por su puesto que mamá apoya a Nadia, su hija consentida, como siempre, no le importa mi vida.

    Claro que hoy no voy a ir a la cena que ofrecen Nadia y Carlos, estoy segura que cocinarán la misma sopa de almejas y el pescado de aquella ocasión. Ya le dije a mamá que me regreso hoy y que no podré ir con ustedes. Te encargo que le des a Carlitos el oso de peluche, espero que le guste al sobrinito.

    ¿El e-mail? Pues sólo le confirmo todo lo que él sabe, que siempre me ha gustado y que me fui a Puebla para no verlo junto Nadia, no podía soportarlo. También le digo lo bien que la pasé aquellas dos semanas y muchas cosas más que no puedo contarte. ¡Qué quieres!, así soy de babosa no puedo olvidarlo después de tantos años y creo que volvería a recibirlo en mi depa aunque me quedara sin familia.

    ¡Qué miedo hermana, qué miedo!

-Tlacuilo
<[email protected]>

   




[an error occurred while processing this directive]