La Noche

La noche, todo me da miedo
Los murmullos, los silencios
Los sueños
La noche, todo me hace llorar
El cielo, la penumbra
La soledad
La noche, me siento desvanecer
Me siento perder
En la tinieblas
La noche es mi enemiga
Que con descaro me desafía
a buscar la vida
La noche es mi despedida
Mi llanto de no volver a abrazar
La mañana
La noche es mi arrepentimiento
De no haber sabido retener
La aurora.

   
     




no seré la que duerma
seré quien en el arrobo del sueño te mire
descifrando tu descanso nocturno

no seré la que hable
seré quien en el silencio busque
corresponder la mínima palabra muda

no seré la que bese
será mi boca la besada siempre
la abandonada por tu labio
y la que espere inmóvil

no seré otra más que esta invadida de tus ojos
o esta peregrina por las horas
o esta longeva órbita de caricias
que te sostenga con corazones
prendido al universo

-cr

   
 
 
 



 
 
 

De la palabra a la Tierra

La Tierra
es el espacio
ocupado, es
el laberinto
hueco de quienes
carecen de ideas,
ésta, la gran virtud
de la inercia acumulada
por quienes ensayan y
anhelan un futuro
de eruditos sin palabra,
un vacío que se esfuma
en la atribución de los
que no tienen fronteras
               

-Wilkins Román Samot

 



Mantis. Mujer epifánica.
Seis religiones te describen
No te pongas sentimental con los vagabundos.
Cada quien adapta la fe a sus actos diarios,
a sus culpas no confesas.

 
 







Las Esquinas

Las esquinas son aladas
de plumaje de cemento y de greda
vigilantes en los bornes de las calles
Son incluso divertidas
porque no se pueden ocultar
y se desdoblan casi nunca solitarias.
Las esquinas de que yo hablo
no son las de mis manos
y no tienen una flor entre los dedos.

Las esquinas son tediosas delatoras en la espera,
algunas son desnudas pudorosas
No se sabe todavía de una sediciosa esquina
que acuse a una amante furtiva
Las esquinas no son sólo aristas
o puntos de encuentro de dos muros.
Raramente cambian en el tiempo,
sólo cambian transeúntes
Están siempre en su lugar
-donde nacen, entestadas-
aguardando las miradas de los hombres
que se encuentran.
Las esquinas permanecen invisibles,
aunque son sólo anécdotas
de las breves historias de seres irascibles.
Ellas observan pero callan,
no son sólo aristas y saben guardar silencio.
Las esquinas de que yo hablo
no son las de mi boca
y no tienen una flor entre los labios.

Las esquinas escuchan todo el día
los secretos de la gente
y tienen brazos tentaculados
que responden a nombres diferentes
Tienen brazos que se desatan
para atenazar otras esquinas más allá
-en otros muros-
con otros muros alejados.
Son curiosas las esquinas,
donde van a retorcerse y a expirar
las tantas calles del recuerdo.
Las esquinas de que yo hablo
no son las de mi infancia
y no tienen una flor entre los tiempos.



-Antonio Alvarez Bürger





Piel morena vellos amarillos
línea de luz labial,
dactilarmente perfecta.
Nariz altiva, elemento esencial
pequeña, de esas que brillan.
Le preguntaron qué pensaba,
aspiró por la boquilla
y opinó con un soplido.











De Bares y Putas

Se desprende una parte de mi
en un laberinto sin fin
tus ideas se confunden con las mías
mas allá de las palabras y los gestos,
más allá de la realidad;
un respiro más,
un latido más,
a veces pareciera que el mundo se detiene
y quedan solo espacios vacíos
en mi espíritu;
las historias se repiten,
la luna se antoja,
la vida me desprecia
por carecer de sentimientos,
y no sé hacia dónde fueron
y no sé en dónde estás
no recuerdo tu rostro,
ni tu nombre;
el silencio de la noche
la complicidad del silencio
escondiendo tus gemidos
en los brazos de otro hombre;
la tensa calma
de quién bordea la locura
y espera ver caer
las ansias sobre el suelo;
el mundo en la ventana
esperando por mi
con el rostro oculto,
con la noche a cuestas
y el paso de los años
y las cicatrices en la tierra húmeda
causadas por la lluvia;
las gotas como dagas afiladas
mojando tus pétalos,
la savia aflora de las hojas
y la vida pasa;
la niebla arropa la luna
en su oscuro deseo de ser como el sol
los bares, las putas,
el precio del placer,
la extinción de la especie,
la supervivencia del mas apto;
la ciudad abre sus puertas
la noche abre sus ojos
ciegos al delito
llenos de deseo;
el caos deja sus fragmentos,
el viento trae tus recuerdos
rompiendo el equilibrio
arrastrándome al pasado
donde espera tu fantasma,
el moho de la ausencia;
los minutos se reciclan
moviendo el péndulo
me seduce la monotonía,
la agonía de los días cuando mueren;
se desliza por mis dedos
el olor de tu vestido
envolviéndose en el aire
mezclándose en el agua,
haciéndote mía
solo en mis pensamientos,
solo en mi espacio
solo en mi tiempo
solo en mis sueños,
solo en mi.